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Mostrando entradas de septiembre, 2015

LA INTERROGACIÓN EUROPEA / BERLÍN

¿Existe Europa? ¿Ha aportado algo positivo a la historia del mundo? ¿Tiene sentido una alternativa europea a la marcha de aquél? ¿Puede aportar algo al futuro que se avecina? La respuesta a esas preguntas, y a otras que se pueden plantear, en torno a esa complicada y recortada península de Asia, ha de ser plural y ha de quedar necesariamente abierta, como son las lenguas, regiones, geografías, climas y circunstancias históricas de las partes que la componen. Existe una ciudad que puede simbolizar tanto el cúmulo de preguntas en torno a Europa como la multiplicación de posibles respuestas. Una capital cuya historia reciente es fiel resumen de los acontecimientos del último siglo. Esa ciudad no es otra que Berlín. Me refiero al Berlín actual, a esa urbe que, sin complejos, muestra a la par que maquilla sus cicatrices recientes, se enorgullece de su historia y pide disculpas por ella gracias a su renovación urbanística y a la vida propiciada por sus habitantes, berlineses an

LA SOCIEDAD DEL (DES)CONOCIMIENTO

Hay que desaprender lo aprendido para saber que la armonía de lo invisible es mayor que la de lo visible. Heráclito El otro día, hablando con una joven inteligente y crítica (mi hija en concreto) surgió el tema de la inteligencia artificial. Mi punto de vista es que es algo imposible de alcanzar, salvo que lo que se denomine inteligencia sea una simple acumulación de información y no lo que creo que es la inteligencia humana: la relación entre informaciones y sensaciones ajenas y propias que, unidas al lenguaje, proporcionan una capacidad de reacción y evolución que implica todo el existir del que utiliza su mente en la promoción de la propia vida y, por extensión, en la de la sociedad y especie a la que pertenece. La juventud posee una característica inapreciable: su inexperiencia parece alejarla de la sabiduría, pero su capacidad de adaptación y renovación abre nuevas puertas a la sabiduría, esa anciana en permanente cambio que todo lo asume y todo lo cuestiona. Ell

EL COLOR

Los que tenemos la fortuna de ver somos alcanzados por forma y color de una forma inseparable, pero el color tiene una potencia que la forma, con su delimitación aparente,  no llega a disuadir. El color parece apuntar a unas capacidades más allá de la supervivencia, esas capacidades que un día se llamaron espirituales y que hoy se podrían denominar más humanas que económicas. El color no describe, no limita, alimenta la parte que es pura visión, quiere a la sensibilidad y es capaz de negar el tacto. El blanco, la luz pura, es la suma de todos los colores. El negro, la negación de la luz, también lo es. ¿Quién puede desentrañar esa enigmática paradoja? Cada color, cada reflejo del sol o la luna en el agua, cada brillo de la piel del amado o de la amada, cada hoja viva o muerta, cada mancha del animal, cada despertar con su apertura del párpado a la luz, cada molécula visible brillando en las diferentes horas del día o de la noche... Cada partícula de color desentraña la paradoja

RETRATOS

Hay sensaciones que son pensamientos y pensamientos anulados por sensaciones. Uno quisiera retener ambos en un lugar menos variable que la memoria, en un lugar capaz de guardar sus más gruesos trazos unidos a los ínfimos matices que ofrecieron. ¿Cómo retratar el aire que brama en forma de viento y no deja avanzar con su enloquecedor poder? ¿O la humedad y frescor de la cueva cuyo silencio acaricia y parece anular el poder del viento? ¿O la fuerza de la marea en la playa, la que provoca una densificación de las aguas que parece pretender la absorción del nadador? ¿O el tiempo cambiante al pie de la montaña, casi al nivel del mar? ¿Cómo retratar lo que la piel siente y piensa ante esas variaciones? Con esas sensaciones y muchas otras he recorrido una pequeña parte del Cantábrico ibérico y de sus agrestes montañas, lo que ha permitido que mi piel y mi interior gocen y se apasionen con lo que la naturaleza, y la lucha del humano con ella, lleva ofreciendo desde que los h