Ha muerto el filósofo Gustavo Bueno. Nos deja huérfanos de su pensamiento crítico. ¿Existe un pensamiento que no sea crítico? ¿Deberíamos reivindicar un pensamiento sin adjetivos? Quizá él lo hizo con su compromiso activo e intelectual con el pensamiento y el mundo. La orfandad que nos deja su desaparición tiene el brillo de la riqueza de su obra, desde sus severos y cercanos ensayos sobre lo que se suele denominar nuestra realidad hasta su teoría del cierre categorial que desarrolló durante toda su vida. Traigo aquí un ejemplo, escogido casi al azar, de su maestría discursiva y su ofrecimiento de análisis razonado y fluido: “Si la Historia se define por el Pasado (por el Pretérito ) y por un pasado cuyos antecedentes, pero también sus consecuentes, puedan ser determinados con un mínimo grado de «rigor científico», entonces parece que el presente debiera quedar fuera, desde luego, del campo histórico, porque aún no es pretérito. Y, sobre todo, porque aún no tiene consecuenc...