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Mostrando entradas de noviembre, 2014

EXISTIR EN PALABRAS

Las piernas de la chica asomaban bajo su vestido de flores. Estaban colocadas junto a la barra del bar de tal forma que parecía que la banqueta en la que ella se apoyaba hubiera sido construida para aderezar la intuida calidez de su piel. Y si no hubiera muebles… La flexibilidad de sus músculos generaba pavor en quien veía acercársele. El tigre es una experiencia ensombrecida por la lentitud de su paso, una forma de caminar que lleva en sí la atractiva posibilidad de convertirse en zarpazo definitivo. Y si no hubiera selvas… Tantas palabras sueltas por los callejones forman ríos inaudibles que trepan cuesta abajo uniéndose en coros murmurantes que alguien quisiera frenar y nadie puede escuchar. Y si no hubiera ventanas… Verdaderas actitudes son las miradas. Cuando se enderezan, como si renacieran a cada momento, sus objetivos despiertan de su sueño, a veces quedan en sueño dentro del sueño. Las miradas entonces se vuelven moribundas y su actividad es triste, quedan

EL PLACER DE LO HÚMEDO

  Hoy quiero compartir brevemente el recuerdo de unas tierras y unas aguas en los confines de Inglaterra, lindando con Escocia. Unos lugares que sirven de retiro estival a muchos británicos y que permiten vivir esos nuevos tiempos y espacios que son la esencia del viaje, de cualquier viaje. Entre los antiguos muros de Adriano y Antonino Pio que se convirtieron, pasado el tiempo del Imperio Romano para el que sirvieron de límite frente a los pueblos pictos, en símbolo del límite a su vez de las duras tierras norteñas, está enclavado el condado de Cumbria cuya capital, Carlisle, es buen ejemplo de tantas pequeñas y poderosas ciudades británicas cargadas de historia y de un presente muy activo. Entre Carlisle y Lancaster, hermoso exponente vivo de las férreas tradiciones inglesas y de sus civilizadas consecuencias, se encuentra Kendal, la pequeña ciudad de la que parten las rutas que recorren el parque natural del Distrito de los Lagos. Pasear por la orilla del río Kent al pi

BROTAN ECOS

He leído hace poco unos poemas de Yahya Hassan, un poeta de 19 años de familia palestina nacido en Dinamarca. Los poemas están escritos en letras mayúsculas y así los transcribo aquí añadiéndoles, en minúsculas, ecos propios inevitablemente provocados por ellos. Como un eco, brotan versos que responden, como si la poesía pudiera ser diálogo, a las letras que, ofrecidas, renegadas, regalan un nacimiento hacia algo que no conoceré: el mundo, tu mundo. INFANCIA CINCO HIJOS EN FILA Y UN PADRE CON UN PALO MÚLTIPLES LLOROS Y UN CHARCO DE PIS EXTENDEMOS POR TURNOS LA MANO POR ESO DE LA PREVISIBILIDAD ESE SONIDO CUANDO ALCANZAN LOS GOLPES LA HERMANA QUE SALTA RÁPIDA DE UN PIE A OTRO EL PIS ES UNA CATARATA QUE LE CAE POR LAS PIERNAS PRIMERO UNA MANO EXTENDIDA LUEGO LA OTRA SI PASA DEMASIADO TIEMPO LOS GOLPES CAEN AL AZAR UN GOLPE UN GRITO UN NÚMERO 30 O 40 A VECES HASTA 50 Y UN ÚLTIMO PALO EN EL CULO AL SALIR POR LA PUERTA ÉL COGE A MI HERMANO POR

MELANCOLÍA

Uno ha disfrutado y estudiado en imágenes las obras de la Antigua Grecia antes de verlas en directo, y esa es una experiencia que le reserva algunas sorpresas, entre ellas aparece la representación de sensaciones que no esperaba, unas más comprensibles que otras, y una de las más comprensibles e inesperadas es la representación de la melancolía en una faceta serena que sorprende y atrae mucho al contemplador que intenta vivir aquellas obras como si fueran algo suyo. Clasicismo, democracia, filosofía, convivencia, origen, ciencia, historia… son algunas de las palabras que con toda naturalidad se aparecen en la mente de quien recrea la Grecia Antigua, pero melancolía… No, no es lo que uno espera aplicar a aquella cultura desaparecida aunque muy viva hoy en los entresijos de los orígenes de nuestro estar en el mundo. Pero, claro, cuando se califica una civilización desaparecida se olvida fácilmente que, en ella, como en todas las civilizaciones y culturas, como en cualquier tiempo