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Mostrando las entradas etiquetadas como Agra

¿ME ESPERABA?

En la víspera de visitar el Taj Mahal (hoy justo hace un año) la suave presencia en Agra del coloso en la lejanía se imponía con su potencia icónica a los pasos que recorrían la ciudad con una curiosidad muy bien adaptada a la anarquía del lugar. Y aparecieron el antiguo fuerte, el río Yamuna, el más sagrado tras el Ganges, que venía muerto de Delhi y lo ocultaba con su bella grisura, el casco antiguo, expresión de un terremoto permanente de vida y miseria, y el “pequeño Taj”, de nuevo junto al río, rutilante, exquisito, como varado en una permanencia ancestral subrayada por los búfalos pastoreados en pleno centro de la ciudad. Toda una vida en vísperas, todo un juego vital y mortal al que asistí como espectador y participante, todo un privilegio que se desarrolló en unas pocas horas, con unas luces cambiantes que parecían existir para iluminar aquello a lo que accedí como si pudiera comprender el mundo, sin digerirlo, concentrado en un pe...

CEGUERA

  La ceguera del viajero es inevitable, quizá sea necesaria para poder apreciar las maravillas del viaje, pero es algo contra lo que luchar, algo que vencer para poder conocer lo que se visita y el contexto en que se enmarca. La ceguera del viajero convierte su mirada, sus sentidos, en una visión filtrada por la expectativa, el deseo de que el prejuicio se cumpla y la anulación de la visión periférica, de todo aquello que no encaje en su morboso afán de ser feliz por es tar situado fuera de su habitual contexto inevitablemente rutinario. Agra (el lugar que contiene uno de esos mitos construidos que todavía hoy se mantienen incólumes, el Taj Mahal) es una ciudad desastrada que incluye, o rodea, o da la espalda, o enmarca decadentemente, algunas de las maravillas humanas que se pueden encontrar por el mundo. Y no solo es la imponente tumba que parece amanecer con el sol cada mañana junto al río Yamuna, sino otros lugares del pasado que tienen un hermoso present...