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Mostrando entradas de 2018

VISITA

En Trascendencia nada es lo que parece. Los trascendidos son entes de largas piernas y sienes hundidas. Se aparean con frecuencia sin placer, sin fijarse en si lo hacen con el otro sexo o con el suyo propio, aunque solo tienen orgasmos internos cuando piensan. Su horario de pensar coincide con auroras y atardeceres. Son los momentos sin palabras, de gemidos ahogados y sinuosos movimientos en calma. De noche hablan sin escucharse. De día meditan sin conclusiones, inclu so lo hacen mientras se aparean. Los niños trascendidos son redondos, como pelotas con granos. Ingieren el alimento con tubos hechos de bambú y son conducidos a la escuela rodando por los carriles habilitados para ello, uno por calle, dos por avenida y un riel por camino del que cuelgan bolsas adaptadas para la ocasión. Los trascendidos nunca dejan de caminar, incluso mientras comen, hablan, se aparean, meditan o llegan al orgasmo. Esas cinco actividades son toda su vida y quizá expliquen la c

EN EL AIRE

Es un tópico decir que una de las facetas que uno visita cuando viaja por la India es la de los aromas, pero los tópicos, si se les desguarnece de las oscuras capas exteriores, ocultan verdades suculentas. Todos los sentidos se ven agredidos cuando uno se sumerge en el subcontinente. Agredidos con agrado y con lo contrario, pero si uno sabe o puede dejar que los sentidos vivan su propia vida inocente, reconocerá en esa agresión qué es, qué fue y qué será el mundo. El olor a especias es la principal fuente de luz aromática que allí se produce, y se combina con la obsesión por la limpieza, reflejada en el arreglo personal de los humanos inabarcables en número que pululan (nunca dejan de estar en movimiento) por campos y urbes, y se mezcla con los olores del deshecho que la vista se acostumbra a apreciar por muchos lugares. La dimensión aromática de la India tiene un poder que semeja dar cuerpo a lo que un occidental llamaría desorden, aun compren

EL MAL NUNCA ES ORIGEN, SIEMPRE LLEGA DESPUÉS

  No, no me interesa (no remueve las fibras del deseo) la actualidad según la cuentan. Siempre igualdades parciales, siempre separatismos excluyentes.  No. Separemos lo cálido, lo cualitativo. Igualemos a todos, al menos como posibilidad. Y, como efecto de todo ello, equilibremos parcialmente y separemos suavemente, como en una relación erótica tan llena de confianza como de curiosidad. Lo imposible es el único horizonte cuya radicalidad dibuja la línea hacia la que tender. (en la imagen el lago Titicaca al amanecer)

ACERCAMIENTO

Un pequeño fragmento de un objeto puede contener el mundo. De ese modo se cumple la vocación poética de cosas y palabras. Es el caso de lo que la imagen de más abajo ofrece. Un fragmento imperfecto de una imperfecta y antigua escultura de un buda. En el bruñido ataque del tiempo a su superficie se encuentra un colorido para el que no fue moldeado el metal que la constituye. En el invento del hueco de la uña aparece la sugerencia de una corporeidad contraria a su realidad. En el delicado y eterno apoyarse en el muslo de la adornada extremidad aparece una posibilidad de felicidad terrenal y espiritual que, aun representando una concreta forma de estar en el mundo, es la plasmación de un anhelo universal que existe desde que creemos ser alguien y convivimos unos con otros en un deseo de armonía que nos iguala tanto como separa nuestras presencias unas de otras. En el creer que esa mano es humana, e incluso divina, hay todo un recorrido histórico que conduce desde

CEGUERA

  La ceguera del viajero es inevitable, quizá sea necesaria para poder apreciar las maravillas del viaje, pero es algo contra lo que luchar, algo que vencer para poder conocer lo que se visita y el contexto en que se enmarca. La ceguera del viajero convierte su mirada, sus sentidos, en una visión filtrada por la expectativa, el deseo de que el prejuicio se cumpla y la anulación de la visión periférica, de todo aquello que no encaje en su morboso afán de ser feliz por es tar situado fuera de su habitual contexto inevitablemente rutinario. Agra (el lugar que contiene uno de esos mitos construidos que todavía hoy se mantienen incólumes, el Taj Mahal) es una ciudad desastrada que incluye, o rodea, o da la espalda, o enmarca decadentemente, algunas de las maravillas humanas que se pueden encontrar por el mundo. Y no solo es la imponente tumba que parece amanecer con el sol cada mañana junto al río Yamuna, sino otros lugares del pasado que tienen un hermoso presente, c

LA RUEDA SIGUE GIRANDO

Uno cruza medio mundo porque la curiosidad forma parte de lo que uno es o desea ser, porque siempre sintió que su cuerpo, o lo que sea aquello que pueda definirlo a uno, contiene una inquietud infinita que parece poder ser colmada con el acercamiento a lo otro, a cualquier lo otro que le ha llamado a lo largo de su vida y que desea apurar a sabiendas de que sea imposible, de que nunca podrá ser colmado el deseo mientras la muerte se acerca irremisiblem ente con su sonrisa amable y atractivamente temible. En uno de esos lugares a los que uno se acerca por tantas sinrazones como posee la propia evolución del humano y su inquietud creativa o inane, se encuentra con que el sueño que soñó y le impulsó a moverse hacia la lejanía, es un sueño de cercanía que nada tiene que ver con el posible exotismo del lugar al que se desplaza. El viajero ha tenido la fortuna de mover sus pasos curiosos por las lomas del británico Yorkshire en algún momento pasado de su existencia, d

¿LUZ NATURAL?

  Una de las particularidades de la especie humana es la pretensión de convertir la luz en iluminación. La oscuridad, de la que huimos, enmarca, gracias a nuestros manejos, unas ansias iluminadas de aquilatar los efluvios del sol que nos conducen por caminos simbólicos con pretensiones de practicidad que abren posibilidades infinitas de estar a cubierto. El deseo, nuestro deseo, queda enmarcado así en una maraña de rayos de color que aparentan ser capaces de reinventar la vida y de negar la muerte, una vocación que parece destino irrenunciable, como si hubiéramos sido elegidos por la estrella que nos ilumina para darle un sentido a sus llamaradas ciegas.

REGALO

Un día uno sube al monte para escapar de la canícula que la llanura y la ciudad deparan en el inicio del verano. Esa es la expectativa. La naturaleza montañosa, tras una primavera húmeda como ninguna, le depara al excursionista bien acompañado sorpresa tras sorpresa. Puede ocurrir que uno no pueda evitar ser el postromántico que su tiempo y sus lecturas hacen que quizá sea pero, sea como sea y provenga de donde provenga, las flores que encuentra en su deambular, sus ca suales variedades, formas, tamaños y colores, se le aparecen como regalos que la naturaleza irracionalmente cambiante parece proveer para dar sentido a la posibilidad de la belleza y henchir de vida el transcurrir de la propia vida, el azaroso estar en ella y con ella. Las veo y selecciono, tocando algunas y observando otras, como madres, hermanas, hijas, parejas y destinos inciertos que me son revelados, a mí como a cualquiera, para que cada pensamiento y sentimiento tenga cabida antes del na

MARAVILLAS DEL MUNDO

  Isabel Muñoz es uno de los grandes fotógrafos vivos con los que hoy contamos en el mundo. Bien se puede comprobar en la gran y única exposición de su obra que se ha podido disfrutar en Madrid. Y me gusta mucho haber comenzado con la palabra “mundo” porque, en su sentido más amplio, eso es lo que podemos encontrar en el conjunto de su obra, al mundo (animales, personas, actitudes, curiosidades, realidades escondidas) en una multitud de sus facetas, en toda su variedad y en toda su dignidad como parte de lo que todos somos, fuimos o podemos ser. Y todo ello reflejado con una estética depurada, precisa y abierta a la apertura de lo sugerente en el ámbito de una poética apegada a la realidad de lo que sucede, se esconde y se muestra sin fronteras de ninguna clase. Además de toda la emoción que eso supone para mí en el disfrute ante su obra, sus obras, hay un caso especial que añade una emoción particular a la que ella propone. Una parte de las fotografí

PEQUEÑOS VIAJES A PIE IV (en Londres)

¿Qué se puede decir de Londres que no haya sido rozado y ofrecido antes por las insuperables plumas literales e imaginarias que van desde Charles Dickens hasta Ian McEwan? Con todo y con eso aquí va mi pequeña propuesta. Perderse en Londres es un lujo inefable que se puede producir en una ciudad que no lo es, inefable. Aun así ese deambular sin rumbo se ofrece como posible en un barrio como Hampstead. Un conjunto de calles en cuesta y un parque extraordinario por los que perderse, olvidando que Londres es la ciudad del aprovechamiento del tiempo con tantos horarios como barrios la constituyen. En el barrio de Hampstead no hay río ni City ni grandes monumentos, hay vida antigua y presente por la que discurrir, como si la humedad inglesa lubricara pensamientos y acciones del pasado y del presente con un futuro prometedor y tradicional. Quizá el hecho de que Karl Marx esté enterrado al norte del barrio lo marque de una forma indefinible, aunque ni John Keats, ni John Cons

PEQUEÑOS VIAJES A PIE III (en Cuzco)

La Historia, lo que creemos saber del pasado y los restos que, por azar o necesidad, nos han quedado de esos momentos y lugares en los que creer aunque sean inconstatables, es uno de los motores de la curiosidad, del viaje. Y viajando se aprende que más que una Historia, hay historias que se superponen, se agreden, se acarician, se soportan, se desean, se multiplican, se paralizan, se esconden, se apagan, renacen, brillan o mueren. En el hoy puede aparecer pacíficamente lo que hace siglos fue violencia ensordecedora. Así ocurre en la actual Cuzco, un lugar que fue lo que no es, que es lo que no quiso ser, que interroga con su peculiar belleza lo que el transcurrir violentó, lo que se quiso y lo que se pudo vivir. A más de tres mil metros de altura hoy hay un lugar entre montañas, en la montaña, que se levanta, de color blanco y terroso, con una actualidad que parece un sueño del pasado, con una vida plena que justifica la desazón que produce comprobar allí, tocar,

APARIENCIAS

  ¿Quién podría decir, viendo esa vieja foto tomada en 1989, que se hizo en un lugar que sobrevivía duramente bajo una tiranía política extrema, en un contexto de miedo tan exacerbado que había incluso que esconder el propio miedo a los ojos y oídos omnímodos de la tiranía que iba a agonizar y morir tan solo un mes después del momento en que la tomé en la extraordinaria Rumanía? Algunas veces la belleza y la paz son pura apariencia.

ROTUNDIDAD LEVE

      A Claude Debussy (1862-1918) le debemos tanto que no sabemos que es así, la propia discreción de su música la hace tan grande y tan sutil que no exige grandes celebraciones sino una degustación plácida que nos acerca a la pasión por caminos mesurados, sin bruscos desniveles, aunque llenos de unos matices que nunca terminan porque no tienen principio; son, están, en sus largas melo días y en sus contrastes tenues. Cien años sin el maestro son muchos, pero su música está tan viva que parece estar escrita ayer mismo, como si él supiera lo que podría ser una eternidad pequeña y cercana, la eternidad de ese siglo violento que nos separa de su existencia y que se esfuma en cuanto somos penetrados suave e inevitablemente por la música que propone, de una forma tan innecesaria que se convierte en necesaria gracias a la libertad que nos ofrece y con la que nos hace soñar. La levedad se hace rotunda en el orden de sus notas, en su armonía reinventada, en su afirm

SOMOS RELATO

Nuestra única verdad, la de cada uno de nosotros, esa que encontramos cuando dirigimos nuestra mirada ciega hacia el interior de nosotros mismos, es que estamos, no somos. Y nuestra alma en construcción se queja de esa verdad aunque no podamos hacer nada por ella, por el alma en crecimiento, salvo, por supuesto, ofrecerle nuestro relato. El único ser que somos mientras estamos es el relato propio, el que nos contamos a nosotros mismos a medida que olvidamos lo su cedido en cada poro de nuestra piel durante cada momento de lo vivido. Somos en el imaginado relato que, mientras estamos, narra las aventuras vividas por otro con nuestro nombre. No queremos saber que no podremos poner la palabra fin cuando el relato termine, aunque podamos imaginar una serie de finales que adornan, sin dilucidarlas, las aventuras y desventuras que componen el relato que no podemos narrar a nadie, que solo es escuchado por la voz incierta que nos habita y que parece jugar con nuestra p

PEQUEÑOS VIAJES A PIE II (en Estambul)

Las ciudades grandes, pequeñas, indígenas, hiperdesarrolladas, turísticas, marineras, orientales, subdesarrolladas, insulares, ofrecen tantas posibilidades de paseo como infinitos son sus matices, los que las unen y los que las desunen, dejando a un lado lo que hoy las uniformiza. Hoy quiero recordar aquí las ciudades del agua. Son tan variadas como pueden serlo Hong Kong, Venecia, Hangzhou, Guilin, Miami, Amsterdam, Rodas, Estocolmo, San Petersburgo, Reggio Calabria, Siracusa, Lyon, Colonia del Sacramento, Cartagena de Indias, Copacabana o Panamá, por solo citar algunas de entre las que he tenido la fortuna de visitar. Y una de ellas, quizá una de las ciudades más atractivas del mundo, es Estambul. Atractiva. No es la más bella, ni la más cuidada, ni la que mejor recrea su pasado ni configura su futuro, pero la suma de sus características sea posiblemente la más atractiva que existe: naturaleza, historia, culturas, desbordamiento, movimiento, juventud, tradición…

ARTE DEL SUEÑO

Solo el cine puede descubrir secretos sin palabras I. Bergman En este año recordamos que hace cincuenta que murió C. T. Dreyer y cien que nació Ingmar Bergman. Dos directores de cine cuyo recuerdo se hace necesario porque sus obras continúan vivificando la mirada, el pensamiento y las sensaciones del espectador, sin haber perdido en ningún momento su renovada capacidad de sugerencia cada vez que alguien se acerca a sus obras. Los traigo aquí juntos porque su enorme capacidad creativa los relaciona y porque el segundo, de alguna forma, se apoyó en el primero, aunque este artículo se va a centrar solo en uno de ellos. La poliédrica e intensa personalidad creativa de Ingmar Bergman merece ser celebrada tras un siglo de su inicio. Teatro, cine, escritura, siempre en busca, siempre al límite de lo humano, como la isla que eligió para vivir a partir de un momento crítico de su creatividad, como la introspección que realizó consigo mismo, como la generosidad con la qu