Un pequeño fragmento de un objeto puede contener el mundo. De ese modo se cumple la vocación poética de cosas y palabras.
Es el caso de lo que la imagen de más abajo ofrece. Un fragmento imperfecto de una imperfecta y antigua escultura de un buda. En el bruñido ataque del tiempo a su superficie se encuentra un colorido para el que no fue moldeado el metal que la constituye. En el invento del hueco de la uña aparece la sugerencia de una corporeidad contraria a su realidad. En el delicado y eterno apoyarse en el muslo de la adornada extremidad aparece una posibilidad de felicidad terrenal y espiritual que, aun representando una concreta forma de estar en el mundo, es la plasmación de un anhelo universal que existe desde que creemos ser alguien y convivimos unos con otros en un deseo de armonía que nos iguala tanto como separa nuestras presencias unas de otras.
En el creer que esa mano es humana, e incluso divina, hay todo un
recorrido histórico que conduce desde nuestros orígenes hasta el fin de
nuestros tiempos, pasando por el cúmulo de errores y aciertos que
construyen un muro de verdad falseada. Un recordatorio de nuestra
historia, un anclaje que poseemos para seguir constituyendo la corteza
de la corteza terrestre y el fundamento inquieto de un cielo cuya
apariencia siempre es nuestra aspiración, y cuya capacidad de ser
inalcanzable nos llena de anhelo de vida y mejora, como si el sucederse
de las estaciones nunca bastara a nuestra infinita búsqueda de lo
exterior y lo interior, como si nada de lo existente nos superara en
capacidad de ilusión y posibilidad de engaño.
Un pequeño fragmento mimado por las manos de un artesano inmerso en su realidad, con apariencia de absoluto, y elegido por una mirada que no desea ser ciega, parece sostener el mundo humano, como si todo fuera posible, como si lo imposible perdiera consistencia y verdad.
Un pequeño fragmento mimado por las manos de un artesano inmerso en su realidad, con apariencia de absoluto, y elegido por una mirada que no desea ser ciega, parece sostener el mundo humano, como si todo fuera posible, como si lo imposible perdiera consistencia y verdad.
Un pequeño y poético 'acercamiento' a un elemento que es, a la vez, un acercamiento a Buda, a lo divino de Buda. Que lo tiene, o los creyentes lo creen.
ResponderEliminarAy, las creencias..., amigo Blas. Muchas gracias y un abrazo.
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