Camino
del desierto marroquí, desde Marrakech, uno espera encontrar cómo el paisaje se
va volviendo más seco, más inhabitable, menos verde, más duro. Pero viajar
consiste en asumir sorpresas constantes y, una vez más, ese camino no es lo que
uno espera aunque sí algo que quizá hubiera deseado. La tremenda presencia de
los cercanos montes del Atlas alimentan caudalosos ríos que dan vida a múltiples
valles y poblaciones llenos de bullicio y actividad humana que, desde hace
milenios, han convertido aquella región en un lugar que transforma la dureza en
vida. El camino hacia lo que uno pensaba que sería la nada es un todo atractivo,
único, pleno e inolvidable.
Comenzaré sin más preámbulos diciendo que he vuelto a ver 8½ (Otto e mezzo), dirigida por Federico Fellini en 1963, y que puedo afirmar sin rubor que se ha quedado vieja. Si el amable lector desea continuar leyendo descubrirá lo que contiene una afirmación como esa en estos tiempos y lugares que nos recorren sin horizonte, en una planicie confusa llena de montículos virtuales que no resultan atractivos para ser escalados. La gran película de Fellini se ha quedado vieja como lo está, por poner un ejemplo señero, la obra de Caravaggio, con una presencia tan fulgurante y potente que el tiempo y el cambio transcurridos desde su creación, la de Caravaggio y la de Fellini, no permiten digerir como obras que afirman y transgreden sus propios momentos y convocan un clasicismo que no buscaron. Hay obras, como las que estoy, precisamente, convocando aquí, que nos permiten afirmar que el progreso es solo una entelequia interesada, una falacia que pretende enfren...
Preciosas las fotos. Cuando dicen que pocas palabras valen ante una imagen, aciertan de pleno en esta ocasión.
ResponderEliminarMe has introducido en el desierto con tus palabras y lo demás lo han hecho tus fotografías y mi imaginación...
Gracias, siempre es un placer viajar contigo.
Un beso
Estrella, y es un placer para mí viajar contigo, que tu imaginación se abra a esos mundos extraordinarios que parecen lejanos y están casi a un paso.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Y resulta que en fondo
ResponderEliminarsólo ha desierto
donde uno siente
que abandona los sueños
Y resulta
que la arena es
tiempo en espera
de sensaciones crecer
Crecen verdes
como la esperanza
después
de saber que ES
Mi abraz✴
Y resulta que en fondo
ResponderEliminarsólo ha desierto
donde uno siente
que abandona los sueños
Y resulta
que la arena es
tiempo en espera
de sensaciones crecer
Crecen verdes
como la esperanza
después
de saber que ES
Mi abraz✴
Athenea ¿has estado en el desierto? Tus extraordinarios versos dicen mucho de lo que allí se siente, de la vida que fluye en aquel rincón tan real como soñado.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Creo que no, siento que sí.
EliminarQuizás ella~Athenea~ si ha estado hace algún tiempo atrás.
A veces hay cosas que en la espiral de la sensibilidad se llegan a sentir sin ver ni tocar.
Un abraz✴ de arena y luz
Ella seguro que ha estado. La espeiral de la sensibilidad conduce hacia la libertad.
EliminarGracias y saludos.
Me parece muy acertado tu comentario sobre Marruecos, much@s se sorprenderían al ver sus "caudalosos ríos y valles". Tus fotografías, como siempre, magníficas. Muchas gracias, espero nos cuentes más cosas de tu viaje. Saludos.
ResponderEliminarSí, Xabier, es una gran sorpresa comprobar allí la presencia y vitalidad del agua, y más en este momento del año que están en plena época seca.
ResponderEliminarLas fotografías respionden a unas realidades que de verdad salen allí al paso. Y sí, seguiré contando porque hay muchas facetas de las que hablar.
Gracias y saludos.
Fabulosas fotografias y extraordinario viaje, alli donde los sueños se hacen realidad.
ResponderEliminarUn saludo Alfonso
Sí, Aurora, un sueño real, así es aquella región, tan remota y tan cercana.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Maravilloso viaje el tuyo e impresionantes las fotos. Mis felicitaciones por tu trabajo..viajamos con tus ojos.
ResponderEliminarAgueda, gracias por tus felicitaciones, me alegra mucho que te haya gustado y a mí me ha gustado mucho eso de que viajes con mis ojos.
ResponderEliminarGracias de nuevo y saludos.
Era la Naturaleza asi de bella? A veces, bastante frecuente, los fotografos-artistas nos dan una vision que pule la obra del creador. Pareciera que poseen un tercer ojo que les permite atravesar la realidad aparente y descubrir el juego de los DIOSES.
ResponderEliminarEsos oasis, me recuerdan alguno del sur de Tunez, de feraz huerta y cantarinas acequias y palmeras cimbreantes, de ninos saltando entre los camellones y burros cargueros.
Cierto que nos cogen desprevenidos entre los pedregales.
Y ahora pienso...tan distinto de los "oasis" altiplanicos, donde la vida mineral triunfa.
Gracias y saludos
Igoa, tu fértil comentario me llena de recuerdos y sugerencias.
ResponderEliminarLa primera vez que estuve en el desierto fue en Túnez y alí sí tuve la experiencia de oasis de diverso tipo, pero en Marruecos ha sido muy diferente. En Marruecos, las montañas, las aguas y la cantidad de pueblos hacen que sientas que el desierto se aleja aunque cada vez estés más cerca de él.
Si mis fotografías se acercan al juego de "los dioses" no es más que una traducción en imagen de la sorpresa que sentí ante aquellas realidades tan fértiles como duras.
gGracias y más gracias, y saludos.
Los contrastes del viaje unidos a la sorpresa de lo que uno encuentra alimenta más si cabe la experiencia de viajar. Ah, y buenas fotografías, por cierto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Blas, me alegra que te gusten las fotografías, que son buena muestra de esa experiencia única del viajar.
ResponderEliminarGracias y saludos.