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Mostrando las entradas etiquetadas como reflexión

MOVER(SE)

  Entre estas dos imágenes de la misma escultura solo existe la diferencia de que el fotógrafo (el que suscribe) se ha desplazado a su alrededor un octavo de circunferencia. No quiero entrar aquí en si la escultura gusta o no, pueda ser considerada arte o no y otras consideraciones posibles, sino que quiero poner el acento en la genialidad del artista (Jean Tinguely) al ofrecernos, en una pequeña obra realizada con escasos elementos, la plasmación de la apariencia y la variedad de lo que solemos llamar realidad; unas posibilidades que las fotografías, realizadas con un intervalo de unos pocos segundos entre sí, quieren mostrar. Quedarnos con una única versión de percepciones, sensaciones o pensamientos puede resultar empobrecedor; solo un pequeño esfuerzo, como el de desplazarse menos de un metro, puede enriquecer nuestras vidas, puede despertar la imaginación, aparentar que existe respuesta a una pregunta y provocar la llegada de nuevas preguntas que abren el transcurr...

EL PENSAMIENTO

Ha muerto el filósofo Gustavo Bueno. Nos deja huérfanos de su pensamiento crítico. ¿Existe un pensamiento que no sea crítico? ¿Deberíamos reivindicar un pensamiento sin adjetivos? Quizá él lo hizo con su compromiso activo e intelectual con el pensamiento y el mundo. La orfandad que nos deja su desaparición tiene el brillo de la riqueza de su obra, desde sus severos y cercanos ensayos sobre lo que se suele denominar nuestra realidad hasta su teoría del cierre categorial que desarrolló durante toda su vida. Traigo aquí un ejemplo, escogido casi al azar, de su maestría discursiva y su ofrecimiento de análisis razonado y fluido: “Si la Historia se define por el Pasado (por el Pretérito ) y por un pasado cuyos antecedentes, pero también sus consecuentes, puedan ser determinados con un mínimo grado de «rigor científico», entonces parece que el presente debiera quedar fuera, desde luego, del campo histórico, porque aún no es pretérito. Y, sobre todo, porque aún no tiene consecuenc...

HISTORIA DEL TIEMPO

Erase una vez el tiempo en que este trashumante independiente, yo, Trasindependiente, refugiado en la piel de un hombre, era un niño; hace muchas, muchas lunas, al menos en apariencia. Estaba él con sus hermanos y primos pasando las vacaciones en un apartamento playero con una gran terraza, uno de cuyos lados tenía un grueso cristal que servía de frontera con la terraza vecina. Una tarde en que sus padres habían salido con sus tíos, los niños se quedaron al cuidado de la abuela, una jovial abuela que era todo cariño para sus nietos aunque se convirtiera en pura queja frente a sus hijas. Fue la tarde en que los padres del trashumante disfrazado se convirtieron en profetas. Seis niños y su abuela dejaban pasar el tiempo de una tarde veraniega en una terraza soleada y acariciada por la brisa marina. El pequeño independiente estaba sentado en una silla de espaldas al cristal fronterizo practicando eso que sus padres siempre le decían que era peligrosísimo: mecerse suavemente ha...

LA LUZ, LA LIBERTAD

"Las apariencias engañan". Una frase breve y certera con la que nos encontramos a menudo, sea como aviso de alguien cercano malévolo o bienintencionado, sea como afirmación propia que previene contra tanta mentira, paradójica herejía de la convivencia y fundamento del vivir juntos, o contra la deseada confianza tantas veces inaplicable.  Pero vayamos hacia la luz, hacia la iluminación de la mente propia y ajena, incluso de la mente que tenemos en común con otros. Acerquémonos al arte.  El arte vive de la apariencia, ofrece apariencias que se viven como realidades de una dimensión inalcanzable aunque palpable. El arte es un glorioso engaño. Unos minerales o vegetales, incluso unas apariencias coloreadas de luz, conforman un mundo, unos mundos, que pueden ser incluso más cercanos que el aire que nos alimenta y no vemos o que la compañía de seres queridos que nos da la vida. El engaño que las apariencias del arte proporcionan está más cerca de la sinceridad de lo que p...

INVITACIÓN AL PASEO

Pasear es una actividad histórica, es decir, es casi seguro, aunque pueda ser indemostrable, que en la Prehistoria no existía el paseo humano. Pasear supone haber superado el momento de la supervivencia y emplear las capacidades motoras en la recreación de tiempo y espacio, en soledad si así sucede o se desea, en compañía si así se quiere o puede. El paseo es buen símbolo de la capacidad humana de recrear el deseo, de hacer transcurrir la vida sin sentido gracias a la búsqueda por darle un sentido. Pasear es buena compañía del pensamiento, una actividad fisiológica que lo ayuda a encaminarse por alguna senda tan innecesaria como la recorrida por el caminante sin rumbo, el humano felizmente perdido en sus propios pasos y en la aceptación de su unión con el suelo que lo sostiene. Propongo aquí unos cuantos paseos imaginativos que nos permitan tanto seguir apegados a la tierra como despegar en nuestra mente de sus querencias y obligaciones, contra las que luchamos inútilmente. ...

POSTRES

Levanté una esquina de la parda alfombra del deseo y encontré bajo ella el color, era como un polvillo exquisito que quise tocar. De inmediato, la alfombra me envolvió y comenzó el sueño. *** La tiránica alegría del poder modela miseria. Es la falacia de la no intervención. *** Cuando se reflexiona, el músculo se carga de vida y la vista percibe nuevos e inútiles colores. *** Sin habla no habría nadie, sin sueño todos serían muertos. *** Si el mundo fuera una cesta la compañía de los otros serían los agujeros que dejan entre sí el entretejerse de las fibras que la componen. *** De rodillas pensaba que el mundo era una fiesta. *** Visto lo evidente mejor apagar la luz.