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Mostrando entradas de enero, 2020

DIÁLOGO IMAGINARIO

Estamos en los años sesenta del siglo pasado en La Californie. La luz matizada, cargada de ensueño mediterráneo, de principios del otoño entra por los grandes ventanales en la estancia donde se desarrolla este encuentro. - Paloma de la Paz: No me gusta cómo me has dibujado y pintado. - Pablo Picasso: Deberías saber que yo te encontré así y que de esa forma te he representado. - Paloma. P.: ¿Y por qué no me permitiste ser cubista? - Pablo P.: No puedes pedir nada mejor que ser picassiana, yo nunca me repito. - Paloma. P.: A mí me has repetido varias veces. - Pablo P.: Tú nunca estás repetida, primero porque jamás llegas, eres solo un deseo, y segundo porque cada vez que has aparecido en mi obra te he renovado con creces. - Paloma P.: No me gusta quejarme y veo que lo hago contigo. ¿Es que tu arte consigue no dejar nada en paz? - Pablo P.: Mi artesanía constante no puede detenerse; eso hace que, aunque yo no lo pretenda, mis obras vayan un poco por dela

¿QUÉ TENDRÁN LOS FLAMENCOS?

  A uno no le queda otra que aceptar sus querencias, tan inexplicables como la propia existencia de uno mismo. Y desde ese punto de vista hoy confieso aquí mi debilidad, mi gozo, mi inclinación y mi disfrute respecto de los flamencos. Voy a intentar aclarar que esta inclinación mía no solo se produce ante los elegantes animales rosados con quienes he tenido la fortuna de cruzarme en diversas partes del mundo, sino con muchas de las personas, hechos e historias que se denominan, o se denominaron en tiempos con el gentilicio flamenco. Tan atractivo me resulta el extraño pico de las magníficas aves migratorias que habitan el mundo o el suave colorido de sus plumas, como las pinceladas pastosas y brillantes que la mano de Rembrandt se encargaba de distribuir sobre un lienzo o los coquetos y antiguos ciudades y pueblos que hoy se sitúan en el norte de Bélgica y en los Países Bajos. Todo esto viene al caso de la emoción pizpireta que me ha produ