Una de las grandes posibilidades que proporciona haber escuchado mucha y buena música a lo largo de la vida, además de haber vivido momentos inútiles que arrebatan pesares y añaden vida a la vida, es poder decidir qué escuchar en un momento dado para acompañar momentos de plenitud, de carencia, de tristeza, de melancolía, de alegría, de cualquiera de esos momentos que nos asaltan a los humanos y que dan cuerpo a la vida. De esa forma, una cantata de Bach puede ser buscada para momentos creativos o de organización personal, entre otros. O un cuarteto de Beethoven puede encajar perfectamente en momentos de perplejidad y dar alas para enfrentarse a la imposibilidad de solucionar las contradicciones de la vida. O un madrigal de Monteverdi nos puede enfrentar a esos instantes en que uno no sabe si decantarse por la alegría o la tristeza; su vuelo nos proporciona una cercanía y distancia de nuestros sentimientos que pueden centrar la vida en momentos inquietantes. O una c...