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Mostrando las entradas etiquetadas como fotografía

ESCUCHA Y VIDA

  Una de las grandes posibilidades que proporciona haber escuchado mucha y buena música a lo largo de la vida, además de haber vivido momentos inútiles que arrebatan pesares y añaden vida a la vida, es poder decidir qué escuchar en un momento dado para acompañar momentos de plenitud, de carencia, de tristeza, de melancolía, de alegría, de cualquiera de esos momentos que nos asaltan a los humanos y que dan cuerpo a la vida.     De esa forma, una cantata de Bach puede ser buscada para momentos creativos o de organización personal, entre otros. O un cuarteto de Beethoven puede encajar perfectamente en momentos de perplejidad y dar alas para enfrentarse a la imposibilidad de solucionar las contradicciones de la vida. O un madrigal de Monteverdi nos puede enfrentar a esos instantes en que uno no sabe si decantarse por la alegría o la tristeza; su vuelo nos proporciona una cercanía y distancia de nuestros sentimientos que pueden centrar la vida en momentos inquietantes. O una c...

NÚMEROS / VIRUS

      Hace poco me enteré de que ha habido alrededor de 80.000 millones de humanos en nuestro planeta a lo largo de nuestra historia.   En el año 1 de nuestra era éramos aproximadamente 250 millones, en 1650 se dobló ese número. Fue en 1800 cuando llegamos a 1000 millones y cien años después se alcanzó la cifra de 2000. Solo hubo que esperar a 1970 para llegar a 4000 millones y hace poco, en 2022, alcanzamos la cifra de 8000 millones.   Es fácil deducir de esta progresión geométrica cuándo volveremos a doblar esa cifra e, incluso, el momento en que alcanzaríamos la cantidad de humanos vivos equivalente a la cifra de los hoy acumulados a lo largo de la historia.   ***   Los virus ni están vivos ni están muertos, no saben o no pueden reproducirse por sí mismos y necesitan de la vida de las células para replicarse.   Creo que no deseamos ser como virus, pero hace falta ponerse a ello, no nos basta con vivir la vida según nos la cuentan otros, o según...

DESCUBRIMIENTO

  El caminar es una actividad apasionantemente tranquila que posee rutinas, en el mejor sentido posible, y proporciona sorpresas.   Caminar es una de mis actividades favoritas, caminar con rumbo o sin él. En repetición de pasos conocidos o en inicio de pasos nuevos.   A veces el caminar, con algo de sentido de la orientación y una práctica que empezó en la infancia, cuando caminaba con mi padre por la ciudad, ofrece descubrimientos que nutren las posibilidades de la vida y dan sentido al caminar presente, al caminar que quizá llegará e incluso al caminar que ya tuvo lugar.   El último ofrecimiento del caminar ha sido la visión otoñal de esa playa en la costa mediterránea bañada en una luz para la que las palabras parecen estar aún por nacer.

TRÁNSITO

    Un día de estos se cruza en mi camino lo que después descubro que es un escarabajo aceitero, y mi mente se retrotrae a unos años atrás, cuando en la hoy lejana selva boliviana se cruzó en mi camino un insecto al que no sé dar nombre. Son experiencias intensas que se unen en mí gracias a ese hondo azar que es la vida.   La ligereza de la intensidad me atraviesa. La vida se revela en los intensos colores de esos insectos que se cruzan en mis caminos, aunque el negro sea su real realidad. No hay conocimiento en ese sentir realidades posibles y en ese unir pasos tan diversos entre sí como la cotidianidad y la pasión.   Esos cuerpos bellos y temibles son emblema de lo que no se ve, de lo que se aparece, solo quizá porque los ojos mentales son capaces de inventar una vida posible que termina siendo la única vivida por cada caminante que desea, por cada humano ciego y clarividente que quiere hacer suyo el mundo sin caer en la cuenta de que es él quien pertenece al mundo...

A VECES

  He elegido una serie de fotografías tomadas el año pasado para componer un friso que pueda apelar a todas las experiencias ocurridas durante esos cientos de días y de las que no fue testigo la cámara. Con ellas he compuesto un recordatorio de posibilidades que fueron y que no fueron.   A veces la vida puede ser una ventana cegada o un nudo incomprensible, a veces una fascinante primavera o un callejón misterioso, y a veces un ritual temerario o un horizonte atractivo.   Otras veces la vida puede ser una explosión apasionante o un cielo enriquecedor. Y otras un mundo por descubrir o la constatación de un mito. Y aun otras una alfombra por tejer o una juventud que se pierde.

ARRIBA

  En Valencia, como en tantos otros lugares, mirar hacia arriba tiene sus compensaciones.   Quizá la metáfora se ha puesto de mi lado, o mi locura ha sabido concretarse gracias a la luz mediterránea.    

TRANSCURRIR COMO DESORDEN INEVITABLE

Cuando uno ha tenido a lo largo de su vida las actitudes del cristiano, del ateo y del agnóstico, siempre con la intensidad y curiosidad que caracterizan al humano atento y que uno mismo promueve, se tiene la ventaja de disfrutar de simbolismos aparentemente lejanos entre sí, e incluso aparentemente contradictorios, de poseer una riqueza en el acercamiento a obras humanas por la que hay que estar más que agradecido. Unas obras se comprende n mejor que otras, por supuesto, pero el acercamiento a todas y cada una de ellas profundiza la intuición de los mundos posibles del pasado, del presente y del futuro. Uniendo todas en un imposible otro mundo, que también es el nuestro, se comprende la existencia de un espacio que va de lo monstruoso a la armonía y que no es lineal porque, en sus límites, los monstruos y los espíritus de apariencia armónica son indistinguibles en su estar frente a nosotros, en su habitar nuestras conciencias y en encarnar lo que de dicha y sufrimient...

ANTE LA VIDA VIVA

¿Cómo hacer que las sencillas y complicadas flores, esos monstruos de la naturaleza que son como insectos de colores vivos enraizados en el aire, renazcan de la sensiblería que las ha hundido en la miseria humana? Tener sentidos de abeja es para nosotros una aspiración imposible que se puede soñar, y una exigencia de dignidad desde el mundo leve de las flores. Las categorías matan vuestra variedad en constante renacer. Hoy quiero reivindicar vuestro valor alejándome de todo lo que os desequilibra desde lo humano. Aunque no sois diosas, ni aspiráis a serlo, quiero pediros vuestro perdón sin palabras y ofreceros un respeto de abeja que nunca llegaremos a alcanzar. Muchas gracias por todo desde la imposibilidad de comprenderos realmente.