He elegido una serie de fotografías tomadas el año pasado para componer un friso que pueda apelar a todas las experiencias ocurridas durante esos cientos de días y de las que no fue testigo la cámara. Con ellas he compuesto un recordatorio de posibilidades que fueron y que no fueron.
A veces la vida puede ser una ventana cegada o un nudo incomprensible, a veces una fascinante primavera o un callejón misterioso, y a veces un ritual temerario o un horizonte atractivo.
Otras veces la vida puede ser una explosión apasionante o un cielo enriquecedor. Y otras un mundo por descubrir o la constatación de un mito. Y aun otras una alfombra por tejer o una juventud que se pierde.
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