El mundo está lleno de lugares señalados en altura por las culturas humanas. Son claramente lugares del anhelo en todas sus facetas. La dominación planea sobre ellos, la pretendida dominación del territorio por parte de los humanos y esa inclinación a acercarse al cielo que se cimenta en la curiosidad, lo que parece ser una de nuestras principales características. Muchos de esos lugares fueron defensivos o/y sagrados. Sus construcciones valoran la altura que existía a ntes de ellas y la subrayan con su presencia, como homenajeando lo natural o pretendiendo superarlo. A veces las alturas se inclinan ante otras más emergentes, y en otras ocasiones presumen de su preeminencia como si pudieran ser imbatibles. Hoy se han transformado en lugares de culto del turismo ciego, esa actividad que nada aprende del pasado y nada siembra para el futuro. Se están convirtiendo en sepulcros blanqueados, en corales muertos que recuerdan la belleza vital que poseyeron y ofrecieron sin...