OCTOGÉSIMO TERCERA EMOCIÓN Cada quien busca su lugar, o lo encuentra. Cada quien necesita un lugar al que dirigirse, un lugar en el que refugiarse, un lugar al que volver. Cada quien tiene su lugar en sus orígenes y desea encontrar su lugar cerca o lejos de aquellos. A lo largo de la vida aparece o se escabulle el lugar, nunca definitivo, que deseamos. Y se van acumulando en nuestros sentimientos los lugares a los que les dimos nombre aunque ya lo tuvieran. Les dimos un nombre nuestro, ese que no se escribe con mayúscula y que lo es todo para cada uno de nosotros, o lo fue, o lo será en el recuerdo. Todos tenemos nuestro lugar bajo el cielo porque él nos acoge y nos zarandea con sus cambiantes inclemencias. Todos encontramos el lugar en la tierra porque nuestras pisadas, con voluntad o con deseo o sin conciencia, lo marcan indeleblemente. Todos miramos el mar como si pudiera acogernos, como si algún misterio de la vid...
OCTOGÉSIMO SEGUNDA EMOCIÓN Ahora, más que siempre Ella, la búsqueda, me dice Hace ya mucho tiempo que voy contigo ¿Cómo es que sigues indagando? Me encontraste Me reconociste Y aún continuas buscando Sé quién eres Sigo en mi camino Mientras me acompañas No aparentas conocerme Tu paso es seguro Yo te enseñé a caminar Fui feliz cuando Tu mirada habló Mi cojera es permanente Desde que no supe Reconocerte Nunca has dejado de caminar Nunca el olvido te hizo sabio Quise darte tranquilidad En mi mirada había anhelo En mi ceguera no sabía encontrarte Yo nunca te he abandonado Tú siempre seguiste adelante ¿Por qué no me cortaste las alas? ¿Cuándo decidiste callar? Hoy hablo No finjas Modera tu pasión Sé lo que quisiste Acrecienta el sentir Calla y detente Reconoce