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Entradas

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (94)

      EPÍLOGO V   EL MAESTRO   El viejo Fausto había llegado a la edad en que se puede mirar atrás, como si el tiempo fuera espacio, y reconocer, en el horizonte del pasado, que había vivido. Su vida era una fina línea de luz que perdía su intensidad hacia el cielo de lo que puede ser recordado, la que él podía ver en el horizonte a espaldas suyas. Esa luz le proporcionaba una serenidad acuñada en pliegues vitales que le hacía no temer a la muerte aunque no la deseara. Y esa misma luz transportaba, como motas de polvo suspendidas en el haz que atraviesa las rendijas de una ventana en un atardecer de verano, la constatación de que había vivido y no había realizado su vida, era una vida sin hechos, estaba llena de actitudes, decisiones, dudas, pensamientos, pero hechos… Casi no podía recordar ninguno iniciado por él, solo los sobrevenidos por la vida de los otros, por la vida de su familia, de su ciudad, de su casa, de sus libros. El anciano maestro clamó al...
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EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (93)

    EPÍLOGO IV    LEVE RUPTURA   Hay una rendija en el fluir de lo que acontece, de la propia vida, No existe para asomarse por ella ni para que nada ni nadie espíe lo que sucede. Es solo la posibilidad de detener, precisamente, el acontecer; de echar raíces en el transcurrir como si todo pudiera ser elegido y nada pudiera recibir la humedad del impalpable tiempo.   En ella puede uno intentar situarse mientras no pretenda que los sucesos sean otros que los que existen, que los que regala y arrebata la vida. Atisbar lo que por ella se rompe y lo que gracias a ella se puede construir es cargar la vida de intensidad, es arrebatarle el triste poder a la supervivencia.

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (92)

    EPÍLOGO III    ANGUSTIA QUE GENERA     Dirigir el deseo Es preocupación sonora Su existencia es disparo Su proclamación es muerte     Tanta dicha podría estar muerta Tanto amor es horizonte Tanto calibrar es guerra Tanta palabra fue eternidad perdida     No encontramos el anhelo Sin él vivimos deshechos Tendríamos que cantar Hasta terminar diciendo

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (91)

    EPÍLOGO II      Hoy, en este mundo sin muerte ni anhelo en que la libertad ya es solo recuerdo, me permito reflexionar sobre ella como si fuera una realidad posible.     La libertad es un bien complejo al que se accede con pausa, aunque hay veces que es el resultado de saltos sorprendentes.     ¿Uno es libre cuando se enamora? La atadura a la otra persona es lo contrario de la libertad, pero esa misma atadura genera una plenitud que es libertad de acción y sensación incomparable con cualquier otra experiencia subjetiva.     Uno siempre es libre cuando dice no, aunque la propia libertad cuestione la causa de la propia negación.     ¿Será uno libre cuando dice sí? Hay tantas formas de afirmación que la libertad solo se encuentra entre los entresijos que aparecen entre unas y otras.     La libertad es una llamada a la acción, a la equivocación, a la asunción de la pasión y a la apertura a la reflexión, siempre e...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (90)

    EPÍLOGO I   Creo que todo buen novelista, que todo gran cuentista o narrador no se muestra a sí mismo en lo que describe o trama con sus palabras, por mucho que haya tanto de él mismo en el sucederse de sus palabras narrando historias inventadas, siempre posibles por mucha apariencia de imposibilidad que muestren, como pueda haberlo en una autobiografía. En ese esconderse mostrando, en ese desvelar ocultando, se encuentra el genio del narrador, que se transforma con la falta de presencia de un yo que escribe en la comunicación estética con el lector. Nuestro encuentro , el imposible posible encuentro entre un no padre y un no hijo ha sido fructífero y terriblemente triste, pero el hecho de habernos encontrado, aun con violencia, el hecho de convertirnos en nuestra compañía mutua es algo que no podemos más que agradecer.    Nos hemos hablado al fin y nos hemos encontrado en un mundo que, aunque no tenga visos de terminar, es el mundo del fin, el mu...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (89)

    OCTOGÉSIMO OCTAVA EMOCIÓN   Raúl, hoy me correspondería tener más pasado que futuro debido a las cuestiones que fueron evidentes de la vida viva y de la vida muerta, pero el presente, con esta nueva eternidad que nos atenaza, se encuentra hoy favorable o desfavorablemente desequilibrado.     ¿Quisiera cambiar algo, aunque sea imposible, de todo lo que me ocurrió, de lo que tú me recuerdas con esa acritud un tanto irónica, si es que me ocurrió a mí o a quien yo pudiera haber sido, de fragmentos de lo que hoy forma parte de mi presente? ¿O lo que se recuerda con pesadumbre, o te recuerdan con desgana, incorpora tal riqueza en su interior, tal cúmulo de brillante ceniza, gracias a la memoria inevitablemente selectiva, que sería una pena haber reaccionado entonces con lo que hoy conceptualizo como positivo y que fui incapaz de realizar en su momento? ¿Con lo que tú pareces exigirme y para lo que yo fui un ciego inconsciente?     Este entretenimiento, c...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (88)

     OCTOGÉSIMO SÉPTIMA EMOCIÓN   Mi querido y tan poco amado Raúl, tú me enseñas que el reflejo posee parte de lo que corresponde a la transparencia y esta contrasta en el reflejo su falta de materialidad. La frontera entre transparencia y reflejo es tan difusa como lo es un límite fronterizo en el desierto o lo son los límites de la piel de los amantes en el abrazo íntimo. Quizá la transparencia desea el reflejo y el reflejo añora la transparencia. Quizá ambos, reflejo y transparencia solo son mitos inventados de una única realidad sin nombre a la que no sabemos sustantivar y a la que tú me enfrentas sin piedad.     La búsqueda del reflejo y la transparencia es un destino al que todos estamos unidos, como a la tierra y el agua que nos sustentan y al rostro del otro, un destino que da sentido a nuestra incapacidad de mirarnos sin mediadores y de reconocer que nuestro propio rostro solo es un simulacro de quien pensamos y sentimos que nos habita.   ...