Creo que lo mejor que puedo decir de Madrid con estas palabras que pretenden celebrar su existencia sin encumbrarlo es que es teatro. Un gran teatro lleno de teatros. El gran teatro de un pequeño mundo con tildes que son sus escenarios, unas adecuadas y otras erróneas. Madrid es capaz de ser teatro artístico, teatro vulgar, teatro incómodo, microteatro; de ofrecer una teatralidad insoportable, gran y sencilla teatralidad, y siempre con sus bambalinas abiertas, c on una atractiva simplicidad, llenas de suciedad o de orden y brillantez. Los actores de Madrid somos bastante inconscientes, un tanto pueblerinos y algo creídos, como un actor de provincias en su primera oportunidad teatral en la capital. Pero nuestra inconsciencia favorece un ambiente inocente que permite aceptar a cualquiera que se acerque a nuestro teatrillo de teatros. Hay que reconocer que el color no define a nuestro teatro aunque lo adorne. Esta ciuda...