Lo que los gobiernos llaman cambio no es más que un supositorio oral. Alfonso Blanco Martín Ateniéndome al escaso interés social de lo subjetivo, y al intenso impacto vital de la subjetividad de cada quien, voy a atreverme a poner en palabras cómo mi subjetividad siente y padece estos días los asuntos de la política. Estamos sin gobierno efectivo desde hace meses. Una situación que no parece muy deseable en estos tiempos de grandes cambios mundiales, de injusticia creciente y de inestabilidad nacional e internacional. Pero mi reacción íntima, esa que solo comparto conmigo aunque pueda comunicarla a otros, es de una agradable sensación de libertad anárquica que no se ve obligada a dar cuenta de actos y reflexiones. Creo que la democradura que hemos soportado los que no tenemos casi ningún poder económico y/o político es la causante de esta situación personal un tanto curiosa. Frente a ella parece existir ahora, en este compás de espera, un desinflarse de la presión de