Ir al contenido principal

CUENTOS DEL MUNDO



ANTIGUA LLAMA
Clopico, clopico. Sonaban las pezuñas sobre las piedras del empinado camino selvático. Clopico, clopico, no dejaban de sonar con el empuje que aquel ser esbelto y lanudo imprimía a sus patas, empeñado en ascender hacia hierbas mullidas, sabrosas, gracias al camino abierto por el inca e ignorado por el animal de cabeza orgullosa que, hace quinientos años, no sabía iba a ser el primero en disfrutar en soledad de la hierba que crecía tras el abandono obligado de la ciudad inacabada a los pies del Machu Picchu.
AMOR HINDÚ


Huele mi mano, amada. En Bengala el sudor es frío, no quiere al amor. Es el tigre quien se lleva el amor hacia el río. Sus patas húmedas arrastran las babas de los amantes públicos. Los amantes secretos no tenemos babas y apreciamos los afeites sin dote de la amada. ¿Quieres ser tú o quieres ser la vieja joven que se apolilla en el patio? Yo no sé nada, te amo aunque no te quiera. Huele mi mano, amada.
BARRO AFRICANO
Se acercaba el gran día, el primero en que ella se volvería roja como sus madres. Le temblaban brazos y piernas de emoción cada vez que pensaba en el día. Sería una preciosa mujer roja, se soñaba acariciada por las miradas dulces y pícaras de los hombres y por las sonrisas de aceptación de las mujeres de la tribu.
Por fin sería una verdadera himba con sus preciosas trenzas rojas y sus aromas espectaculares a humo y a raíces húmedas.
La niña que iba a ser mujer no sabía que su futuro dependía de unos visitantes que terminarían con la forma de vida que ahora le hacía soñar.
EL PESCADOR DEL LAGO HAMANA
Las anguilas nunca frenaban sus curvas. El pescador, obligado a contemplarlas para capturarlas, se deleitaba cada día en las sinuosidades que dibujaban en las aguas bajas. Era su momento, ese instante que era solo suyo, el instante anterior a la pesca en que las contemplaba formando signos indescifrables, el momento en que el tiempo dejaba de existir y él, el hombre que pescaba, se sentía juguete y amo de las aguas vivas, allá en la isla de Honsu.
FRÍO CÁLIDO
 Caribú, caribuuú, clamaba Pyotr con su voz juvenil lanzada hacia la espesa nieve que parecía absorber todos los colores que el corto otoño recién terminado había ofrecido a la tundra.
Solo desde el otoño anterior poseía la voz de Pyotr el timbre varonil que ahora empleaba para llamar a su amigo con ese nombre extranjero. Lo necesitaba cerca, no quería que anduviera solo ramoneando el imposible verdor invernal mientras él se sentía tan melancólico sin la presencia de la pequeña, encantadora, Masha.
¡Caribú, caribuuú!

Comentarios

  1. Una vez más nos enriqueces con tu mirada Alfonso, cualquiera de ellos es magnífico, te encuentras muy como pez en el agua en los cuentos o relatos cortos, y no es fácil, así que felicidades!

    ResponderEliminar
  2. No es fácil concentrar sensaciones en pocas palabras y dar cuerda a cada emoción hasta hacerla llegar a la pupila con ansia... Ansia por la próxima hazaña.
    Con tu permiso comparto.

    Mil gracias, abraz✴ de luz a luz

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, Manu, por aprecierlos y saborearlos. Me llega muy cerca lo que comentas.

    Gracias de nuevo y saludos.

    ResponderEliminar
  4. Athenea, me alegra mucho que lo compartas y que sientas las emociones que están en los cuentos.

    Gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  5. Desde luego me gusta lo que escribes, cómo lo escribes y lo que nos transmiten tus letras sabias y tus fotos. Un beso

    ResponderEliminar
  6. Agueda, si te ha podido llegar cerca lo que cuento y cómo lo cuento, no pido nada mejor.

    Gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  7. Tus cuentos vivenciales me han encogido el alma,estan impregnados de vida y son tratados con poesia y amor haciendote tambien reflexionar

    Un saludo Alfonso

    ResponderEliminar
  8. Aurora, no puedo pedir más que te hayan atrapado e impregnado de vida. Intentan ser vida hecha palabra.

    Gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  9. Tu llama, la consentida de borlitas rojiverde, se regala en el pasto del barranco. Que le importa el color de sua amos!
    El "amor hindu" es cosa de peliculeras, dicen...
    Existe el buen entendimiento, el placer del hombre, la economia domestica, el buen nombre...
    Las experiencias "romanticas"suelen acabar mal en esta sociedad pragmatica; para la mujer, claro!
    Nuestra GLORIA INFINITA, publico cuando era nuestra amiga querida un post sobre las HIMBAS de preciosas fotos...
    Y me pregunto si ese untamiento no conllevara ablacion de clitoris por aquello de la honra.
    Bello espectaculo del predator! Son red-band eel fish? Es que una no para hasta saberlo todo. Jajaja!
    Los arboles son mi fascinacion y ya esta corteza plateada sedosa deja aparecer las tinieblas por sus poros.

    Bello, bello, bello!!!!!!!!!!!!
    Gracias y saludos

    ResponderEliminar
  10. De toda esa poesía me quedo con este párrafo: "La niña que iba a ser mujer no sabía que su futuro dependía de unos visitantes que terminarían con la forma de vida que ahora le hacía soñar". En todo caso, porque es una realidad muy realidad, y va más allá de la poesía.
    Un abrazo, 'trassssss.....'.

    ResponderEliminar
  11. Mmm..., Igoa, me deleito con tu comentario tan detallado confiando en que las himbas no sufran la ablación y uniéndome a tu fascinación por la corteza del abedul y sus bellas evocaciones.

    Gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  12. Blas, bien te quedas con lo que conoces muy bien y en directo. Creo que eso forma parte de lo que yo suelo llamar la real realidad y que no tiene nada que ver con las informaciones de los medios.

    Gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  13. Tu imaginación baila con las imágenes para recrear un ballet de bellas historias...
    Es un placer escuchar esa música formada por imagen y palabra, me encanta, gracias por este bello concierto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. El camélido tan contento en la exuberancia que oculta la montaña sagrada que levantó el Inca. El corazón indú que hinchado de sangre parece reventar y llevarse por delante a la mujer que lo ¿disfruta?. El futuro de la mujer africana de la que descendemos supeditado a otro paisaje extraño si quiere vivir. Los escurridizos peces de todas las aguas del mundo apelotonados en aguas contaminadas y excasas. Y la bellisima corteza que ilumina el bosque en la noche y contiene rios de savia que dan vida. Cuentos del mundo entero que gracias a tus viajes ya se va pareciando a un pañuelo.

    ResponderEliminar
  15. Qué bonito lo que dices, Estrella. Si he conseguido provocar esa danza no puedo más que celebrarlo y agradecértelo.

    Gracias de nuevo y saludos.

    ResponderEliminar
  16. Y gracias a ti, Carlos, queda glosado estupendamente cada uno de ellos, y el mundo se empequeñece y engrandece con los sucesos que van sucediendo en él.

    Gracias de nuevo y saludos.

    ResponderEliminar
  17. Es un gozo leerte, ¡qué sensibilidad escribiendo, amigo Alfonso! Todo el colorido de la naturaleza y de la dicha en estos pequeños cuentos, bocanada de metáforas, imágenes, figuras y juegos literarios.... Gracias por este ensimismamiento que me ha dejado la lectura y la visión de las fotografías.
    Teo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y qué maravilla leer tu disfrute, amigo Teo. Es un placer enorme compartirlo contigo. Muchas gracias y un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CAMINO DEL FIN DEL MUNDO

Camino del desierto marroquí, desde Marrakech, uno espera encontrar cómo el paisaje se va volviendo más seco, más inhabitable, menos verde, más duro. Pero viajar consiste en asumir sorpresas constantes y, una vez más, ese camino no es lo que uno espera aunque sí algo que quizá hubiera deseado. La tremenda presencia de los cercanos montes del Atlas alimentan caudalosos ríos que dan vida a múltiples valles y poblaciones llenos de bullicio y actividad humana que, desde hace milenios, han convertido aquella región en un lugar que transforma la dureza en vida. El camino hacia lo que uno pensaba que sería la nada es un todo atractivo, único, pleno e inolvidable.

MELANCOLÍA

Uno ha disfrutado y estudiado en imágenes las obras de la Antigua Grecia antes de verlas en directo, y esa es una experiencia que le reserva algunas sorpresas, entre ellas aparece la representación de sensaciones que no esperaba, unas más comprensibles que otras, y una de las más comprensibles e inesperadas es la representación de la melancolía en una faceta serena que sorprende y atrae mucho al contemplador que intenta vivir aquellas obras como si fueran algo suyo. Clasicismo, democracia, filosofía, convivencia, origen, ciencia, historia… son algunas de las palabras que con toda naturalidad se aparecen en la mente de quien recrea la Grecia Antigua, pero melancolía… No, no es lo que uno espera aplicar a aquella cultura desaparecida aunque muy viva hoy en los entresijos de los orígenes de nuestro estar en el mundo. Pero, claro, cuando se califica una civilización desaparecida se olvida fácilmente que, en ella, como en todas las civilizaciones y culturas, como en cualquier tiempo

EL COLOR

Los que tenemos la fortuna de ver somos alcanzados por forma y color de una forma inseparable, pero el color tiene una potencia que la forma, con su delimitación aparente,  no llega a disuadir. El color parece apuntar a unas capacidades más allá de la supervivencia, esas capacidades que un día se llamaron espirituales y que hoy se podrían denominar más humanas que económicas. El color no describe, no limita, alimenta la parte que es pura visión, quiere a la sensibilidad y es capaz de negar el tacto. El blanco, la luz pura, es la suma de todos los colores. El negro, la negación de la luz, también lo es. ¿Quién puede desentrañar esa enigmática paradoja? Cada color, cada reflejo del sol o la luna en el agua, cada brillo de la piel del amado o de la amada, cada hoja viva o muerta, cada mancha del animal, cada despertar con su apertura del párpado a la luz, cada molécula visible brillando en las diferentes horas del día o de la noche... Cada partícula de color desentraña la paradoja