Una profesora de
profesionales imparte clases de profesionalidad en un curso profesional a
personas que profesan una profesión que les ha inducido a acudir a ese curso
para aumentar su profesionalismo. Entre los profesionales profesos se encuentra
una profesional que presume, para sí misma, de que profesa su profesión
profesionalmente gracias a su falta de creencia en la profesión de la
profesionalidad. La profesora profesa su profesionalidad con ahínco para
conseguir que su profesión aumente el profesionalismo de los profesionales que
profesan un alto interés por los cursos de profesionalidad.
La carente profesora
carece de varias carencias que surgen de su creencia en la carencia del creer,
lo cual encarece las carencias en las que no cree. Carece de ciertas carencias
por creer que esas carencias son creencia en la carencia de la ciencia.
Encarece la creencia de la ciencia en la carencia del creer. Se enfrenta a la
ciencia como carencia de creencia y la ciencia le devuelve su creencia en la
creencia de la carencia del creer. Encarece la falta de creencia para que la
aparente carencia de creencia en la ciencia fuerce la carencia de la creencia
cara a los creyentes que encarecen la ciencia como falta de creencia y provocan
un encarecimiento de la ciencia como superadora de la creencia. El
encarecimiento de la ciencia frente a la creencia fuerza la creencia de que la
creencia no cree en la ciencia, cuando es la ciencia la que cree en la no
creencia de la ciencia. La creencia, en lugar de encarecer la creencia de la
ciencia se sitúa cara a la ciencia como si esta no estuviera de cara a la
creencia. De esta forma la ciencia no tiene que dar la cara como creencia y la
creencia pierde la posibilidad de encarecer la ciencia como una creencia más. Dar
la cara por la ciencia y la creencia como carentes de carencias es tanto como
encarecer la creencia cara a la ciencia o la ciencia cara a la creencia.
La profesora imparte su
curso provocando un absoluto aburrimiento en su público. El susurro con
el que se expresa va desgranando términos técnicos que es incapaz de comunicar
como conceptos que expresen alguna realidad empírica o espiritual. Posee una
falta de seguridad proverbial que delata con su hilo de voz. Los alumnos
expresan su descontento en las conversaciones casuales que mantienen entre
ellos en los descansos. Como tantas otras veces, la profesional protagonista de
esta protohistoria participa en esas conversaciones con evasivas. Ella sabe, al
igual que conoce el equivocado enfoque que se daría a sus afirmaciones si las
expresara en público, que la profesora podría conseguir comunicar lo que
pretende con su discurso si no imitara a los hombres, si su discurso fuera
capaz de desarrollarlo de forma femenina, una forma que las mujeres perdieron
cuando dejaron de dedicarse a las labores asignadas por el pueblo o la
civilización a la que pertenecían y pretendieron dedicarse a las labores de los
hombres sin inventar, sin aplicar, a esas labores su ser como mujeres; algo
que, quizás, ya nunca pueda ser puesto en marcha por el hecho de que sobre la
tierra cada vez se encuentran menos hombres y mujeres, sustituidos con
frivolidad y aparente entereza por híbridos fácilmente manipulables. Piensa
ella.
¡Joer!, 'tras...'. Estas de un complicado últimamente que es muy duro seguir tus pasos. Baja un escalón, ¡anda!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esto me recuerda aquella excusa del estudiante; "eso no lo pone mi libro". Y que solo funcionaba, y a medias, hasta la universidad. Cuando el profe además era el autor del famoso "libro" y ya si que había que aprenderselo al dedillo. Y creo que el trabalenguas sigue vigente.
ResponderEliminarAlfonso, hoy por hoy el humano anda perdido, confundido. Su profesionalidad es la suma de lo perfecto y lo mecanico. Todo medido, cronometrado, exacto. Pero yo quien soy? Donde estoy y como me encuentro? Y mi tiempo? Y los mios?
ResponderEliminarUn saludo
Bueno, ya sabes, Blas, hay que ofrecer de todo... Pero tendré en cuenta tu "queja".
ResponderEliminarGracias y saludos.
Sí, Carlos, demasiados trabalenguas siguen vigentes, y algunos, o muchos, "trabavidas".
ResponderEliminarGracias y saludos.
Tus preguntas, Aurora, son mucho más que pertinentes, todos tendríamos que hacerlas y respondernos para conseguir no ir perdidos, ni confundidos.
ResponderEliminarGracias y saludos.