Tras mucho desconocimiento, umbral necesario del conocimiento, tras no pocas búsquedas y algunos encuentros, aparece en la vida de uno, si es capaz de mantener vivo el deseo y si no considera la vida un coto cerrado sino un lugar en construcción permanente, algo así como una cabaña a la que siempre se añaden nuevas habitaciones, sótanos o incluso pisos que, a su vez se encuentran en permanente reforma. Aparece, decía, tras todo eso que es una vida que acepta la muerte como reverso necesario y deseado, la posibilidad de encontrarse con el conocimiento en plena actividad cotidiana, en plena lucha y descanso, en plena apertura y cierre de lo que uno quiere, puede y acepta. Viajar es un motor de mi vida. Lo fue cuando no viajaba debido al deseo de hacerlo. Lo fue cuando comencé a viajar y comprendí que el deseo nunca terminaba su realización. Lo es cada vez que pienso en un viaje, cada vez que no puedo realizarlo, cada vez que puedo realizarlo, cada vez que lo preparo, cada vez...