Ya nadie puede negar el cambio  climático en la medida que sea. Bueno, algunos lo niegan porque todo es  opinable, hasta la propia existencia de uno mismo, aunque esos mismos  denegadores no comprendan lo que digo.    Nuestro mundo, el humano,  es decir, lo que los humanos vemos del mundo y en lo que lo convertimos,  es un continuo cambio. Pero aquel cambio, el climático, tiene una  connotación negativa, de destrucción de nuestro hábitat y de nosotros  mismos, a  la que muchos desean poner freno, evidentemente.      Pero al cambio no lo frena nadie, ni dios, ni diablo ni humano heroico,  aunque este último sí podría ser capaz de encauzarlo hacia la  construcción en lugar de que continúe su aparente tendencia hacia la  destrucción.    Se puede reciclar, se puede bajar el consumo de  combustibles fósiles, se puede mejorar el gasto en alimentación, se  puede controlar la cantidad de basura, todo se puede si se quiere y se  organiza, pero quizá haya que ir un poco más allá con el fin ...