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Mostrando entradas de abril, 2024

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (41)

                                                                CUADRAGÉSIMA EMOCIÓN      Yo he sido mis circunstancias, como le ocurre a cualquiera. El lugar de nacimiento, las características personales genéticas y aprendidas, la familia, la fortuna del entorno…. He jugado con ellas y ellas conmigo, como todo el mundo. Y he hecho algo más. Me he enfrentado a ellas; en muchos casos no he seguido sus indicaciones o los moldes que me proponían. He hecho cosas y tomado decisiones que iban en contra de mis circunstancias o me alejaban de ellas.     Dedicarme a perder el tiempo ha sido quizá la más intensa de mis inadaptaciones. Unas veces perdiéndolo a ojos vista, otras perdiéndolo mientras lo ganaba en actividades que solo a mí interesaban en cada momento. Actividades improduc...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (40)

      TRIGÉSIMO NOVENA EMOCIÓN Quizá me estás hablando a partir de lo que te cuento y creo que no sé entender tus palabras, o ni siquiera conozco la lengua en que te expresas… Tienes algo muy mío en ti que me robas y que yo no sé cómo recuperar. Estoy esforzándome por darte voz a través de mí, como si pudiera sembrar una pradera con la hierba que un día desapareció de ella y que yo no podré volver a ver crecer. Eres hoy una memoria que debo recrear para poderme enfrentar al acercamiento de la muerte, como si yo fuera capaz de convertir la vida en perfecta y completa.     Eres el error que no pudo ser, aquel que da sentido a la voluntad de vivir de una manera equivocada y que no se puede evitar. Sin equivocación la voluntad hubiera sido tan débil que no existiría, como la flor que asoma demasiado pronto a una primavera que aún no ha llegado.     Eres para que yo sea. Una nada posible. Un encuentro por inventar.

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (39)

      TRIGÉSIMO OCTAVA EMOCIÓN Y necesito hablarte de los colores, del color, precisamente porque tú para mí siempre has estado alejado de ellos, del color, de su variedad, aunque eso es algo que supe tras muchos años de no estar contigo, cuando no comenzó mi adolescencia.     El color me lleva no acompañando desde siempre, y sé que es así por mi situación de hijo no nacido. Quizá el no haber podido disfrutar de la oscuridad del útero me ha conducido hacia esa incidencia de las variaciones de la luz en mi vida. La situación en la que me has puesto es tanto la de un ciego como la de un visionario, y con ella el color me ha seducido y conducido desde siempre, como lo hará, evidentemente, hasta siempre.     Es posible que esa falta y plenitud se deba a mi situación de no muerto. El color para ti, para los mortales, puede ser desde un accesorio a una necesidad irrenunciable. Para mí es el hilo conductor de la no vida, es el acompañante de estas palabras y ...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (38)

    TRIGÉSIMO SÉPTIMA EMOCIÓN                                                                                                                                                             LUGARES VIAJADOS     A lo largo de la vida conocemos muchos y variados lugares. Barrios, bares, monumentos, bosques, casas, montañas, museos, tiendas, puentes, rocas, jardines... Nunca llegamos a saber distinguir entre todos esos tipos de lugares y los lugares en los que se ubican. ¿Nos encontramos en un momento dado sobre un pu...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (37)

                                                                                                                                    TRIGÉSIMO SEXTA EMOCIÓN   Raúl, me gustaría explicarte, a ti que no tienes forma, que hay muchas formas de estar vivo. La primera que conoces, porque no has tenido la oportunidad de conocer otras, es la de la narración. Yo te cuento lo que pienso y siento, lo que pudo ser, lo que creo que fue, y eso da forma a tu vida, en tu caso hace que existas. No quiero que estés triste porque tu naturaleza sea la de mi narración, quiero que sepas que eso no está tan alejado de la ...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (36)

    TRIGÉSIMO QUINTA EMOCIÓN   Algunas veces las clases eran pequeñas locuras, y no por la cantidad de niños que contenían (hoy impensable) sino por el conjunto de manías de los profesores a las que asistíamos, que sufríamos y que siempre nos sorprendían a los alumnos, quizá en apariencia impertérritos por la fuerza de la costumbre. Durante años asistimos al desatarse de los humores, en cualquier sentido posible, de profesores tanto laicos como religiosos. Escenas como de animales caídos en furias incomprensibles que correspondían a extraños instintos por descubrir desde nuestro punto de vista, instintos de adultos o malsanas aberraciones personales conjugadas con un ejercicio del poder que aparecía como ataque hacia nosotros. Aunque también había, a veces, extrañas reacciones, muy pocas, que no se sumían en la violencia. La violencia parecía ser una característica unida a la vocación personal y educativa de muchos de aquellos seres. Una violencia que arropa...