Una de las causas de dedicarme a escribir y fotografiar, aparte de mi curiosidad e interés por la vida y por la muerte y el afán por comunicarlo, es ser apreciado, denostado, querido, criticado, olvidado o recordado por lo que escribo y expongo.
Deseo que no sea lo importante, en mi caso, para los otros, si he nacido en Rumanía o Paraguay, si me llamo José o Alfonso, si soy solitario o bullanguero, si hablo diversas lenguas o una a medias, si la belleza me puede o yo puedo con ella, si sé cocinar o me disgusta el hígado, si soy friolero o caluroso, si el amor me ha visitado o yo a él, si me asusta más la ceguera o la sordera, si he aprovechado las oportunidades o no he sabido echarme en los brazos de la fortuna, si sé leer o miro letras, si la luz es mi anhelo o aspiro a lo negro, si juzgo o prejuzgo, si el regalo de la vida me atesora o lo atesoro... Aunque todo lo posible sin definir, acotar ni abarcar pudiera ser parte de mí y dar forma a lo que comparto.
Deseo arrojado al
viento que arrastra letras y luces hasta llegar a los otros, a
vosotros, a quienes son causa y destino de mis ofrecimientos, quienes
completan lo que este comunicador sabe o puede ofrecer en su afán por
ser agente de lo que desconoce, de lo que los otros perciben, sienten y
regalan cuando participan en su deseo.
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