Los humanos
sentimos la necesidad de la renovación, del cambio, y luchamos para ello con la
permanencia y la tradición. Todas las civilizaciones han seguido el camino de
la renovación y del cambio salvo, quizá, la antigua civilización egipcia, que
se mantuvo durante casi tres mil años fiel a sí misma, y la antigua
civilización china que hizo lo propio durante casi dos milenios.
Entre otras
edificaciones, las catedrales medievales europeas son un buen ejemplo de esas
inclinación y realidad humanas en un momento de la Historia especialmente
constructivo, el momento en que la ciudad toma cuerpo y pasa a ser referencia
ineludible de la vida en sociedad. La catedral se convierte en causa y
consecuencia del desarrollo urbanístico en la Baja Edad Media.
El afán de
renovación de los humanos se encuentra bien reflejado en las decisiones que se
tomaron en las ciudades respecto a las catedrales existentes. En Burgos, un
ejemplo entre otros, se optó por destruir la antigua catedral románica del
siglo XI y levantar en su lugar la modernidad gótica que a partir del siglo
XIII constituyó la edificación actual. Lo mismo ocurrió en Palencia así como en
otras antiguas ciudades de toda Europa.
En cambio, en
otro lugar castellano se optó por conservar la antigua catedral románica
mientras se construía la nueva. Es el caso de Salamanca. Tanto tiempo
transcurrió hasta la terminación del nuevo lugar de culto ciudadano que nunca
se tiró la vieja catedral y hoy conviven para deleite de todos ambas, apoyadas
en un muro común que parece representar la esencia de lo que la Historia ofrece
y destruye, quita y construye, hace sucederse y abre el camino de la
convivencia. No es el único caso curioso respecto a la renovación de ese tipo
de construcciones. En Santiago de Compostela se optó por recubrir la vieja
catedral románica con una capa barroca, y moderna en su momento, que la
renovaba a la vez que la protegía.
Ejemplos de
enfrentamiento al paso del tiempo, los cambios de gusto y el afán de renovación
en un tipo de sociedad muy reglamentada aunque vital y en pleno desarrollo.
Ejemplos que podrían servir de base para la reflexión respecto a la posibilidad de cambio del hoy y sus
avatares. El sistema político y social que se fue imponiendo como hegemónico a
partir del siglo XVIII, el sistema democrático, parece haber llegado en la
práctica a su agotamiento. Algo hay que hacer para que continúe funcionando o
se renueve en el sentido que sea sin perder su vocación inicial de favorecer la
vida de la mayoría o, incluso, de ensanchar esa mayoría cada vez a más
inclusión de nuevos colectivos.
Hemos visto cómo
a lo largo de los siglos las ciudades del pasado que quisieron mantener su
identidad y su unidad a través de un edificio singular, que todos sentían como
suyo, optaron por construir (siempre construir) en ocasiones destruyendo y
sustituyendo, en otras ocasiones manteniendo y recubriendo, y en otras haciendo
convivir lo viejo y lo nuevo. Son tres opciones posibles para el sistema en que
vivimos. Quién sabe cuál será la mejor para poder renovar lo que sentimos como
viejo y en malas condiciones, lo que ya no responde a nuestros afanes de
renovación, aunque su espíritu de convivencia y posibilidad incluyente siga
siendo apreciado por la mayoría de los sufridos ciudadanos del mundo.
El cambio es impulso
ResponderEliminarpara mover el cimiento
y sostener la mente
en un mundo incierto
El cambio es contrapunto
y pase a un verso
que brilla con luz
hasta en el re-verso
Mi abrazo
En los siglos pasados, también, cuando se sintieron engañados, destruyeron o hicieron caer civilizaciones o imperios. En este tiempo de engaños, debería pasar lo mismo. En cambio, "erre que erre", venga a apostar por inmundicias visibles, ¿o es que no se ven?. ¡¡Inmundicia, vaya inmundicia!!. Me niego a colaborar, me niego a hacer historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Athenea, qué bien lo apuntas en tus versos: siempre cambio, inevitable cambio, deseado cambio...
ResponderEliminarGracias y saludos.
Estoy contigo, Blas. Me niego a colaborar aún sabiendo que la inmundicia nos pasará por encima a todos.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Gracias por compartir tema interesante. Beaing un humano siempre quiere cambios y tratar de hacer algo mejor o algo diferente. Tema agradable. Si desea Viaje a la India desde Argentina. mira aquí.
ResponderEliminarGracias a ti, james jennifer. Intentaremos seguir mejorando.
ResponderEliminarSin duda prefiero el estilo Salamanca. Me molesta mas ver vertederos y al lado esas torres que desafían lo humano por acercarse a lo divino, como precisamente pretendian, tengo entendido las catedrales.
ResponderEliminarY lo de ver inmensos polígonos industriales en ruinas y mal abandonados mientras al lado se levantan otros nuevos....eso si que indica el consumismo abusivo y el camino a las ratas.
Me ha gustado mucho esa correlación entre arquitectura y política,
ResponderEliminarconstruir y no destruir, incorporar los cambios sin que se destruya todo,
intentando aprovechar lo que otros han trabajado durante mucho tiempo.
Esperemos que los que vengan sepan construir con cabeza
y para que dure muchos años…
Un abrazo
Sí, Carlos, sin duda el "estilo Salamanca" parece quedarse con lo mejor de lo viejo de lo nuevo. Esperemos que se puedan evitar los "caminos a las ratas".
ResponderEliminarGracias y saludos.
Sí, sí, Estrella, construir con cabeza es muy importante, y tener algo de perspectiva para los que vengan en el futuro.
ResponderEliminarGracias y saludos.
El dios de todos los tiempos (el dinero) es el que se encarga de construir. El hecho de respetar lo antiguo normalmente no tenía ningún otro motivo salvo el económico. Las nuevas catedrales son esos rascacielos de cristal donde las corporaciones celebran su culto y manifiestan su poder. Suelen estar construidos sobre terrenos que no hace mucho eran chabolas, cuando no, trigales. Un saludo, Alfonso, buen artículo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Miguel, por recordar los trigales y las chabolas que han servido de cimientos a tanta construcción tan admirable como despreciable (igual que nosotros).
ResponderEliminarGracias de nuevo y saludos.
Una cuestión clave para el desarrollo humano, es la que plateas en este excelente pequeño ensayo, Alfonso, imagino yo. Hay una fuerte responsabilidad en hacer las cosas bien, que no siempre se ha cumplido. Políticos y arquitectos tiene una gran responsabilidad,, un papel social importante. Tema con muchas alternativas, me imagino. Gracias, es excelente tu escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha encantado tu reflexión, así como la sutil referencia de la ilustración que nos remite al I Ching o "libro de las Mutaciones".
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