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MIS DÍAS DEL LIBRO






Aunque no me gusta confesarme porque creo que la confesión es cosa de santurrones o criminales, y yo espero no llegar a ser ni lo uno ni lo otro, lo que ofrezco aquí supone para mí una auténtica confesión porque el tema afecta a mis fibras más íntimas. Hay que tener un poco de paciencia conmigo porque tocar este asunto es para mí como despertar al volcán de las palabras, así que lo que sigue va a ser un poco largo.
Uno de los posibles destinos de cualquier buen libro es encontrar su momento y su lugar en lo que se refiere al lector que lo tiene entre sus manos. Hay libros nocturnos y diurnos, libros de montaña y de costa, libros viajeros y sedentarios, fríos y cálidos, insulares y continentales, libros que acarician y que provocan aspereza, libros para pensar y para reír, libros que arrebatan el tiempo y que lo hacen durar. Todas estas categorías y otras que no he citado no dependen de su contenido, de sus palabras, de la voluntad del autor, sino de la relación que entablan con su lector y él con ellos. He tenido la inmensa fortuna a lo largo de mi vida de entablar relaciones muy íntimas con muchos libros, que se produjera varias veces la conjunción del momento y el lugar ideales para el encuentro con varios de ellos, y esa recreación vital ha ampliado mi vida mientras yo regalaba mi poco o mucho aliento a sus palabras a cambio de recibir el aliento que otros lectores habían imbuido en sus historias y pensamientos.
Entresaco, sin pretender ser exhaustivo, un poco al azar de entre mis lecturas auténticos amores, unos pasionales, otros pausados, otros infantiles, algunos pacientes, todos exigentes y generosos. Están ordenados alfabéticamente por autor excepto el primero.
HOMERO. ODISEA. Cómo no hablar de él, la primera de las historias, el resumen de la vida vacua y llena de luchas placenteras u horribles. La historia que me hizo amar el Mediterráneo como lugar de nacimiento, que provocó evocaciones fantasiosas en algunos viajes, que puso en palabras el hecho de que el mundo y los humanos estamos destinados a entendernos.
ANÓNIMO. VIAJE AL OESTE (El Rey Mono). Diversión, aventura y hondura espiritual desde el fondo de los tiempos, desde un lejano país al que parece que hubiéramos pertenecido hace siglos.
EDMUNDO DE AMICIS. CORAZÓN. Este libro proviene del único auténtico maestro de escuela que yo tuve de niño, Don Carlos. Sus clases siempre eran dulces en contraposición a las del resto de profesores. Él nos leía las aventuras cotidianas de esos niños italianos sin hacernos sentir ninguna responsabilidad ética, sino como si estuviéramos compartiendo las vidas de otros, como invitándonos a dedicar nuestra vida a la convivencia natural con los demás.
HANNAH ARENDT. LA VIDA DEL ESPÍRITU. Una obra imprescindible del pensamiento moderno, con ella quiero hacer referencia aquí a las mujeres que, sin renunciar a su condición, se han situado en cualquier época en la primera línea del pensamiento y la creatividad.
MIJAIL BAKUNIN. DIOS Y EL ESTADO. La utopía con pretensiones de realismo. Increíble pero cierto.
LA BIBLIA. Gracias a su lectura fragmentaria hice mi propio viaje desde el mito hasta la razón.
JORGE LUIS BORGES. Casi cualquier cuento o poesía. La vida como literatura sin renuncias. La invención y asunción del mundo. La pequeñez de lo individual y la grandeza de la creatividad.
HERMANN BROCH. LA MUERTE DE VIRGILIO. Solo querer hablar sobre una de las más grandes novelas de todos los tiempos es un atrevimiento. El propio Virgilio volvería contento y satisfecho a su tumba tras leerla.
ELIAS CANETTI y THOMAS BERNHARDT. AUTOBIOGRAFÍAS (en varios volúmenes). Dos caras de la misma moneda, la crítica dulce y la crítica ácida, el ofrecimiento generoso al lector de una vida, la denuncia y la asunción de unos hechos, la mirada abierta y la introspección más descarnada.
MIRCEA CARTARESCU. SOLENOIDE. El saber no ocupa lugar cuando la narración poética en libertad se produce sin cortapisa alguna, jugando en el límite con lo que la palabra narrada es capaz de ofrecer y soportar. Un enigma absorbente que deja una huella que parece extenderse más allá de la muerte.
J. M. COETZEE. VIDA Y ÉPOCA DE MICHAEL K. EL MAESTRO DE PETERSBURGO. Pienso que este autor es el escritor clave de la transición del siglo XX al XXI, en el sentido que lo fue Kafka en los inicios del siglo XX, de quien yo creo que sigue su estela. Sus obras dan la cara, nunca vuelven la mirada ante las auténticas contradicciones del auténtico mundo en que vivimos. En ellas encontramos nuestra propia voz, nuestras propias reflexiones y la perplejidad ante el mundo que todos sentimos día tras día, ese mundo que sufrimos y del que disfrutamos sin elección.
CHRISTIANE DESROCHES-NOBLECOURT. TUTANKHAMON. El libro que me introdujo en lo otro, en todo lo otro, en lo que no había sido hasta su lectura lo cotidiano que conocía y había vivido desde mi nacimiento. Una obra que leí en un momento de mi vida en que me estaba abriendo a lo que yo aprendería por mí mismo, aunque entonces lo ignorase. El libro que me inició, aunque no lo supe hasta más tarde, gracias a otras lecturas y al transcurrir de la vida, en el conocimiento de que los humanos casi no evolucionan, solo cambian sus puntos de vista.
FIODOR DOSTOIEVSKI. EL JUGADOR. Experimentar cómo la vida de Dostoievski se convierte en literatura es algo que enseña que la vida se compone de su propio transcurrir y de cómo nos la contamos a nosotros mismos.
SIGFRIED GIEDION. LA ARQUITECTURA, FENÓMENO DE TRANSICIÓN. Esta obra me enseñó cómo habitamos el espacio, lo encerramos sin poder aprehenderlo y terminamos habitados por él.
FRANZ KAFKA. EL PROCESO. LA METAMORFOSIS. La perplejidad y la paradoja como destino de los humanos. El estremecimiento como pensamiento. El absurdo como ley.
LI BAI. POEMAS. Un auténtico misterio. Sin dejar de sentir la lejanía en el tiempo y en el espacio que nos separa de su obra, sus poemas nos hablan desde dentro de nosotros mismos. En ellos podemos sentir que todos los humanos pertenecemos a la misma raza y deseamos alcanzar la paz.
THOMAS MANN. LA MONTAÑA MÁGICA. Parece un libro de pensamiento y es una novela, o viceversa. Aun sin quererlo todos tenemos algo de su protagonista, Hans Castorp, quien es agente y paciente de la marcha del mundo, como cualquiera de nosotros. Es uno de esos libros que merece la pena leer aunque solo sea para tener la oportunidad de volver a hacerlo.
FRIEDRICH NIETZSCHE. LA GAYA CIENCIA. ELCREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS. Nietzsche es el filósofo más cercano a la literatura después de Platón. Leerlo una vez es una experiencia extraordinaria, leerlo varias veces es dar alas desconocidas al pensamiento.
AMOS OZ. EL MISMO MAR. En esa obra están el mundo y la literatura pasados, presentes y futuros, y todo ello contado de muy diversas formas para regocijo del lector.
PLATÓN. FEDRO. El primer diálogo que leí del gran maestro del espíritu y el pensamiento, que me descubrió que la literatura y la filosofía podían ir de la mano y que un texto bien escrito no era universal sino que creaba la universalidad.
MARCEL PROUST. POR EL CAMINO DE SWANN. EL TIEMPO RECOBRADO. Aquella famosa magdalena sigue apareciendo en mi camino de vez en cuando y en él siempre hay alguna casa que recuerda a la de Swann. Se aprende y se disfruta leyendo a Proust que recordar es una de las formas ineludibles de vivir la vida.
RAINER MARIA RILKE. ELEGÍAS DESDE DUINO. Siempre digo que la poesía es la verdad, la única verdad que nos es dado conocer. Aquí la poesía describe el mundo y el hombre de una forma tan honda que parecen inventados.
RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO. EL ALMA Y LA VERGÜENZA y otras obras. Resulta que alguien, este autor, escribe como si España no hubiera pasado por una decadencia y un apartamiento de la historia del mundo como la que sufrió a lo largo de los dos últimos siglos. Hasta hace poco, él era el máximo ejemplo entre los escritores vivos en castellano de que un escritor es un estilo y de que ética y estética son inseparables.
WILLIAM SHAKESPEARE. EL REY LEAR. Es el libro con el que más he sufrido. Nunca antes ni después he leído una aproximación a las miserias de que somos capaces los humanos como lo que se nos cuenta o escenifica en él.
ROBERT LOUIS STEVENSON. EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y MISTER HYDE. Cuando era niño el monstruo que yo suponía era Mister Hyde formó parte de mis peores pesadillas junto con el hombre lobo. Cuando crecí y leí esta obra maestra, que narra de una forma única cómo la ética marca al hombre, descubrí que quizá podía ser más temible el Doctor Jekyll.
TIRSO DE MOLINA. DON GIL DE LAS CALZAS VERDES. Creo que no se valora lo suficiente a Tirso de Molina, quizá debido a que el casticismo español ha usado y abusado de él. El humor es la mejor aproximación a la verdad cuando no se tiene a mano la poesía
CHRÉTIEN DE TROYES. EL CUENTO DEL GRIAL. Además de narrar una leyenda fundacional de nuestra civilización es una obra que, desde el pasado, evoca el pasado y tiende la mano al cambio que supone vivir el presente.
PAUL VALÉRY. ENSAYOS. EL CEMENTERIO MARINO. Tenía que traerlo hasta aquí. Su ofrecimiento de reflexión y belleza es abrumador.
JULIO VERNE. VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA. Ese viaje al interior de la tierra simboliza mis mejores sueños desde que era un niño.
***
Para terminar solo puedo añadir que espero que la vida que me queda por vivir pueda estar punteada y subrayada con nuevos y viejos amores, con nuevos y viejos libros que conocer y que revisitar.

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