O bien mal.
En los últimos años hemos perdido gratuitamente horizontes, y con ellos la capacidad de enfrentarnos creativamente a la realidad; una capacidad que nuestros ancestros explotaron y desarrollaron, y cuya consecuencia es la mejor parte de nuestra actual presencia en el mundo.
Frente al imperio de la propaganda y la banalidad, propongo una actitud personal quizá no tan nueva, el pesitimismo, justo la unión entre el optimismo, para favorecer la continuidad de la vida, y el pesimismo, para asumirla en su totalidad, en su fluir hacia la muerte y en su estar como presente inaferrable e irrenunciable.
Gracias, amigo Trans! Pues si, eso pienso yo, porque hemos caido en los extremos. Unos todo lo ven en rosa resplandeciente, escondiendo la cabez bajo el ala u hinchando el pecho exultantes de "esperanza", dicen.
ResponderEliminarOtros, anuncian ya el Apocalisis.
Un abrazo
Así es, querida amiga Igoa. Todo son polarizaciones para nuestra desgracia. Muchas gracias y un beso.
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