VIGÉSIMO SEXTA EMOCIÓN Me gustó el colegio al que me llevaste. Me impresionaba y me daba alegría. Claro que yo tenía tres años cuando empecé mi vida en él y eso, sentido desde entonces (ahora es siempre entonces en mí, por si no te has dado cuenta), forma una cotidianidad que quizá convierta la costumbre o la rutina en gusto. La rutina de crecer allí dentro, la costumbre de ir casi todos los días… Bueno, a lo que iba. No sentí diferencias al principio entre recreo y clase, y eso creo que es la mejor forma de expresar que yo estaba bien allí, incluso que el colegio era como si fuera una habitación mía un poco alejada de nuestra casa y cuyas paredes tenían ventanas a las que me podía asomar de los dos lados. No sé si me comprendes. El patio y el edificio eran la misma habitación. Yo, como tú, fui, soy, muy de habitación, muy de estar con mis cosas aunque estuviera con otros con los que me lo pasaba bien. Y recuerdo los tres años que pasaron...