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Mostrando entradas de junio, 2024

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (50)

    CUADRAGÉSIMO NOVENA EMOCIÓN   Los momentos y lugares armónicos se nos aparecen conjunta o disgregadamente. Son espacios afectados por instantes o momentos que parecen convocar la magia. Son lugares de tiempo que niegan el propio tiempo y anulan distancias y extensión. Son tiempos que simulan un presente eterno que hacen volar al deseo y concretan las cualidades del espíritu.     Sin propósito hay:     Una piedra bajo el agua     Tu pelo floreciendo     El amansarse del viento     La canción callada del vuelo     El atisbo de un brillo     La llegada de una voz     El paso tenue     Asomarse     Intuir la pregunta     Aquietarse bajo el sol     Cambiar de brisa     Navegar en el pensamiento     Detener el poema     El rojo soñado     La leve evasión     Una línea expresiva     La suavidad de la contención     El decir en penumbra     La vida en las letras     El ritmo que penetra     Llegar sin inicio     Jugar a pensar     La creencia de ser

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (49)

    CUADRAGÉSIMO OCTAVA EMOCIÓN Si de algo puedo alegrarme hoy, en estas extrañas circunstancias, en este encuentro contigo que no lo es, Raúl, en esta transformación del mundo, de nuestro mundo, de lo humano; si encuentro algo que me alegra ahora, es que ese mundo, el nuestro, ya no esté definido por lo anecdótico. Las anécdotas antes de la pandemia habían llegado a ser la gran pandemia del pensamiento y la creatividad.     Casi no había novela, poema, película o noticia que no consistiera únicamente en ser una anécdota más o en desgranar un conjunto de anécdotas, a veces con la pretensión de ser otra cosa, algo “profundo” o “trascendente”, como ocurría antes de que el mundo se hubiera convertido en único, se hubiera aplanado en la formación o la aquiescencia de un único punto de vista y una única forma de vida, sumergida en un océano de anécdotas.     ¿Eran anecdóticos en sus obras Borges, John Ford, Canetti o Picasso, por citar solo unos escasos ejemplos de grandes creadores?     Me

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (48)

                                                         CUADRAGÉSIMO SÉPTIMA EMOCIÓN     Hoy sé que se ha hecho tarde, que la vida que quise vivir fue vivida y no alcanzada, y que el hoy me impide plantearme alcanzara o recrearla de nuevo.     Miro a mi alrededor en este momento, en la terraza de un café hoy gris que tuvo color, colores de vida y circunstancia; escribo sobre la mesa redonda que ya no espera ser manchada por lo que allí se pide, por las consumiciones que fueron anhelos sencillos o traducciones de grandes anhelos que movían la vida de cada quien, que encuadraban encuentros y desencuentros, que pausaban las rutinas o hacían rutinarias las pausas.     Un lugar para el que no se pensó el silencio que ahora me rodea, el que permite escuchar, entre el ruido del viento, el susurro del bolígrafo que delinea estas palabras.     Miro cuando llego a un pueblo, o a una ciudad, miro mientras lo atravieso o deambulo por sus calles. Veo lo que hoy es y me parece ver lo que fue. Conte