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EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (50)


 

 

CUADRAGÉSIMO NOVENA EMOCIÓN

 

Los momentos y lugares armónicos se nos aparecen conjunta o disgregadamente. Son espacios afectados por instantes o momentos que parecen convocar la magia. Son lugares de tiempo que niegan el propio tiempo y anulan distancias y extensión. Son tiempos que simulan un presente eterno que hacen volar al deseo y concretan las cualidades del espíritu.
 
 
Sin propósito hay:
 
 
Una piedra bajo el agua
 
 
Tu pelo floreciendo
 
 
El amansarse del viento
 
 
La canción callada del vuelo
 
 
El atisbo de un brillo
 
 
La llegada de una voz
 
 
El paso tenue
 
 
Asomarse
 
 
Intuir la pregunta
 
 
Aquietarse bajo el sol
 
 
Cambiar de brisa
 
 
Navegar en el pensamiento
 
 
Detener el poema
 
 
El rojo soñado
 
 
La leve evasión
 
 
Una línea expresiva
 
 
La suavidad de la contención
 
 
El decir en penumbra
 
 
La vida en las letras
 
 
El ritmo que penetra
 
 
Llegar sin inicio
 
 
Jugar a pensar
 
 
La creencia de ser

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Y MEDIO...

    Comenzaré sin más preámbulos diciendo que he vuelto a ver 8½ (Otto e mezzo), dirigida por Federico Fellini en 1963, y que puedo afirmar sin rubor que se ha quedado vieja.   Si el amable lector desea continuar leyendo descubrirá lo que contiene una afirmación como esa en estos tiempos y lugares que nos recorren sin horizonte, en una planicie confusa llena de montículos virtuales que no resultan atractivos para ser escalados.   La gran película de Fellini se ha quedado vieja como lo está, por poner un ejemplo señero, la obra de Caravaggio, con una presencia tan fulgurante y potente que el tiempo y el cambio transcurridos desde su creación, la de Caravaggio y la de Fellini, no permiten digerir como obras que afirman y transgreden sus propios momentos y convocan un clasicismo que no buscaron.   Hay obras, como las que estoy, precisamente, convocando aquí, que nos permiten afirmar que el progreso es solo una entelequia interesada, una falacia que pretende enfren...

MELANCOLÍA

Uno ha disfrutado y estudiado en imágenes las obras de la Antigua Grecia antes de verlas en directo, y esa es una experiencia que le reserva algunas sorpresas, entre ellas aparece la representación de sensaciones que no esperaba, unas más comprensibles que otras, y una de las más comprensibles e inesperadas es la representación de la melancolía en una faceta serena que sorprende y atrae mucho al contemplador que intenta vivir aquellas obras como si fueran algo suyo. Clasicismo, democracia, filosofía, convivencia, origen, ciencia, historia… son algunas de las palabras que con toda naturalidad se aparecen en la mente de quien recrea la Grecia Antigua, pero melancolía… No, no es lo que uno espera aplicar a aquella cultura desaparecida aunque muy viva hoy en los entresijos de los orígenes de nuestro estar en el mundo. Pero, claro, cuando se califica una civilización desaparecida se olvida fácilmente que, en ella, como en todas las civilizaciones y culturas, como en cualquier tiempo ...

POSTRES

Levanté una esquina de la parda alfombra del deseo y encontré bajo ella el color, era como un polvillo exquisito que quise tocar. De inmediato, la alfombra me envolvió y comenzó el sueño. *** La tiránica alegría del poder modela miseria. Es la falacia de la no intervención. *** Cuando se reflexiona, el músculo se carga de vida y la vista percibe nuevos e inútiles colores. *** Sin habla no habría nadie, sin sueño todos serían muertos. *** Si el mundo fuera una cesta la compañía de los otros serían los agujeros que dejan entre sí el entretejerse de las fibras que la componen. *** De rodillas pensaba que el mundo era una fiesta. *** Visto lo evidente mejor apagar la luz.