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Mostrando entradas de julio, 2024

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (54)

      QUINCUAGÉSIMO TERCERA EMOCIÓN Quiero pensar que antes de que se iniciara esta situación de eternidad innoble se notaba en mí que la realidad, lo que se suele llamar así, me resultaba un poco estrecha y demasiado ajustada. Hoy, a pesar de lo que sucede, sigo considerando que la realidad es o puede ser algo no tan evidente como podría dar a entender su propia apariencia. Y no me refiero a que la realidad pueda ser subjetiva, que lo es, sino a que la realidad es algo más que su evidencia (y por supuesto mucho más que los que pretendían sacar partido económico de ella decían que era). La realidad es más ancha y profunda que plana y recta, adopta muchas formas y es más plástica que lo que se puede constatar observándola y viviéndola rutinariamente.     Pero sobre todo es mucho más (y creo que hoy más que nunca podemos afirmarlo) que lo que vemos, pensamos y sentimos habitualmente. En cada momento y lugar solo somos capaces de ver, oír, tocar, algunas de sus facetas, y creo que es buen

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (53)

    QUINCUAGÉSIMO SEGUNDA EMOCIÓN Hay preguntas que me he negado a hacerme desde que soy el que ahora soy o desde que el mundo se ha transformado en lo que ahora es; preguntas que rechazo categóricamente aunque aparezcan en mi mente, y una de ellas es por qué escribo, por qué doy cuenta de lo que me ocurre, de lo que creo que nos ocurre y de lo que supongo le ocurre al mundo.     Escribo como camino, sin fin y sin principio, hay algo en mí y en las circunstancias actuales del mundo que parecen obligarme a hacerlo, como si aún existiera la llamada del destino, negada en el ayer, pero muy presente en aquel transcurrir lleno de sentido hacia el sinsentido que era lo que fue y ha dejado de ser.     Todavía hay anuncios por las calles y las carreteras, aunque estén un tanto desvencijados aún se reconocen las sonrisas y los mundos que ofrecían para que un producto fuera rentable, fuera incluso universalmente sentido como necesitado y, por tanto, ineludible aunque ocultamente efímero. Todavía

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (52)

                                                                                                                  QUINCUAGÉSIMO PRIMERA EMOCIÓN  En estas circunstancias puedo recrear en mi cabeza mi mayor ensoñación, la que se corresponde con lo más imposible, aunque no sepa su causa: hacer el amor hablando, no con esas pocas frases que penden de la excitación, sino con frases que penden de la poesía, de la realización poética en la pasión.     Regálale tu piel a mi boca.     Canta con el gemido de la armonía.     Quiero desearte como si fueras de otra especie.     Me uno a ti sin que el pensamiento termine.     Me deshago como si fuera la corola de una flor seca...      ¿Y qué es hoy la comida? Una necesidad, un recuerdo de sabores del pasado que a veces recreo cuando encuentro algunos ingredientes que puedan ser compatibles y un fuego donde combinarlos… Anhelo de anhelos, quizá. Un mundo por recordar que hoy hay que inventar.     Si yo fuera mi compañía, o la de cualquier otro, tod

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (51)

    QUINCUAGÉSIMA EMOCIÓN Raúl, irremediablemente querido y no querido hijo, hoy sé, y en parte o en todo es gracias a ti, que la verdad era otra.     No era aquella, absoluta, por el boato invisible.     No era la sencilla del amor, por la confusión.     No era la tópica, la no mentira, por la ironía.     No era el aquelarre de las ideas, por la falta de sensación.     No era tocar, no era oler, por la civilización.     Era la otra, la escondida, por timidez de transparencia, por falta de voz.