SEPTUAGÉSIMA EMOCIÓN
Ahora que nuestra nueva y auténtica realidad nos permite ver a través del reflejo y reflejarnos en la transparencia, hemos llegado a saber que reflejo y transparencia son facetas de la misma realidad, inventos o engaños dirigidos desde el uno hacia el otro. La transparencia desea el reflejo y el reflejo anhela la transparencia.
Nosotros nos situamos entre uno y otro como objetos que somos de sus caprichos. Creemos saber cuando estamos ante ellos y son ellos quienes nos provocan dejar de saber.
Hay una actitud poética posible que podría salvarnos de su turbia melancolía o su dura realidad: dejarnos engañar conscientemente y tomar al uno por el otro, aun no sabiendo cual sea cual.
Quizá su existencia, su complementariedad y enfrentamiento, no sea ninguna otra cosa que la sonrisa de lo real frente a nuestro pretendido conocimiento y nuestra falta de percepción de aquello que siente y piensa a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos.
Su huella es la del deseo como sueño y la del sueño como anhelo indeseado.
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