Ir al contenido principal

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (71)


 

 

 SEPTUAGÉSIMA EMOCIÓN


Ahora que nuestra nueva y auténtica realidad nos permite ver a través del reflejo y reflejarnos en la transparencia, hemos llegado a saber que reflejo y transparencia son facetas de la misma realidad, inventos o engaños dirigidos desde el uno hacia el otro. La transparencia desea el reflejo y el reflejo anhela la transparencia.
 
 
Nosotros nos situamos entre uno y otro como objetos que somos de sus caprichos. Creemos saber cuando estamos ante ellos y son ellos quienes nos provocan dejar de saber.
 
 
Hay una actitud poética posible que podría salvarnos de su turbia melancolía o su dura realidad: dejarnos engañar conscientemente y tomar al uno por el otro, aun no sabiendo cual sea cual.
 
 
Quizá su existencia, su complementariedad y enfrentamiento, no sea ninguna otra cosa que la sonrisa de lo real frente a nuestro pretendido conocimiento y nuestra falta de percepción de aquello que siente y piensa a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos.
 
 
Su huella es la del deseo como sueño y la del sueño como anhelo indeseado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Y MEDIO...

    Comenzaré sin más preámbulos diciendo que he vuelto a ver 8½ (Otto e mezzo), dirigida por Federico Fellini en 1963, y que puedo afirmar sin rubor que se ha quedado vieja.   Si el amable lector desea continuar leyendo descubrirá lo que contiene una afirmación como esa en estos tiempos y lugares que nos recorren sin horizonte, en una planicie confusa llena de montículos virtuales que no resultan atractivos para ser escalados.   La gran película de Fellini se ha quedado vieja como lo está, por poner un ejemplo señero, la obra de Caravaggio, con una presencia tan fulgurante y potente que el tiempo y el cambio transcurridos desde su creación, la de Caravaggio y la de Fellini, no permiten digerir como obras que afirman y transgreden sus propios momentos y convocan un clasicismo que no buscaron.   Hay obras, como las que estoy, precisamente, convocando aquí, que nos permiten afirmar que el progreso es solo una entelequia interesada, una falacia que pretende enfren...

CAMINO DEL FIN DEL MUNDO

Camino del desierto marroquí, desde Marrakech, uno espera encontrar cómo el paisaje se va volviendo más seco, más inhabitable, menos verde, más duro. Pero viajar consiste en asumir sorpresas constantes y, una vez más, ese camino no es lo que uno espera aunque sí algo que quizá hubiera deseado. La tremenda presencia de los cercanos montes del Atlas alimentan caudalosos ríos que dan vida a múltiples valles y poblaciones llenos de bullicio y actividad humana que, desde hace milenios, han convertido aquella región en un lugar que transforma la dureza en vida. El camino hacia lo que uno pensaba que sería la nada es un todo atractivo, único, pleno e inolvidable.

MELANCOLÍA

Uno ha disfrutado y estudiado en imágenes las obras de la Antigua Grecia antes de verlas en directo, y esa es una experiencia que le reserva algunas sorpresas, entre ellas aparece la representación de sensaciones que no esperaba, unas más comprensibles que otras, y una de las más comprensibles e inesperadas es la representación de la melancolía en una faceta serena que sorprende y atrae mucho al contemplador que intenta vivir aquellas obras como si fueran algo suyo. Clasicismo, democracia, filosofía, convivencia, origen, ciencia, historia… son algunas de las palabras que con toda naturalidad se aparecen en la mente de quien recrea la Grecia Antigua, pero melancolía… No, no es lo que uno espera aplicar a aquella cultura desaparecida aunque muy viva hoy en los entresijos de los orígenes de nuestro estar en el mundo. Pero, claro, cuando se califica una civilización desaparecida se olvida fácilmente que, en ella, como en todas las civilizaciones y culturas, como en cualquier tiempo ...