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EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (66)

    SEXAGÉSIMO QUINTA EMOCIÓN Nuestras compañías actuales no borran ni anulan el yo, ese auténtico y disfrazado personaje que va con cada uno de nosotros, y que es alguien que puede llegar a ser molesto a pesar del amor que sentimos por él. Ese ser que es uno mismo sin llegar a serlo es como una novia o un novio a quien amamos más de lo que nunca podríamos haber imaginado, pero que exige estar siempre con nosotros, de día, de noche, cuando nos lavamos, cuando nos sentamos, cuando trabajamos, cuando estamos distraídos, cuando hacemos todas y cada una de las acciones de nuestra vida; y vamos a suponer que nuestro amor no disminuyera con esa presencia constante, pero seguro que terminaríamos hartos de la otra persona e incluso hartos de nuestro mismo amor si no perdiéramos de vista en ningún momento al ser amado. De similar manera, el yo, nuestro amor insoslayable, es algo o alguien que a veces cuesta llevar con uno aunque es posible que no queramos perderlo nunca como compañero....

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (65)

      SEXAGÉSIMO CUARTA EMOCIÓN Aparece en la sombra un brillo que tiene algo de inabarcable Y permanece mientras camino a través del bosque benéfico     La contradicción de la luz en la sombra tiñe mi espera de perplejidad Aunque debiera, no freno mis pasos, ni cortos ni largos Actúo, camino, como si nada sucediera, como si fuera hacia alguna parte     Los sonidos del bosque se amortiguan, parecen distinguirse cálidamente El verano desaparece en ese desquiciamiento que me inventa mientras no me detenga Y se escucha una quinta estación, la que me convoca sin darme su nombre     La boca entreabierta, los ojos en blanco, la frente calmada Los pensamientos saciados, las sensaciones frenadas, el tacto perdido Quiero cantar las palabras que podrían poner en marcha el final de todo Quiero entrar en el inicio de lo que no soy para comprender y saber Como si hubiera muerto

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (64)

     SEXAGÉSIMO TERCERA EMOCIÓN Mirar hacia arriba es una de las ofertas insoslayables de este transitar por el nuevo mundo que es el viejo de una forma diferente, aunque no conduzca a nada, aunque recuerde que la nada es el destino, aunque solo nos lleve a reconocernos tan terrestres y soñadores como éramos y como, inevitablemente, seguimos siendo. Mirar de esa forma produce una experiencia que podría llamarse trascendente y que se compensa en lo real con pasos embarrados y tropezones que nos devuelven al necesario humor con el que se podría sobrellevar la vida, esta extraña vida, su injusticia como destino, y a enfrentar ese extraordinario y ridículo anhelo permanente, como abanico cerrado de palabras, sensaciones y pensamientos, que continúa caracterizando a nuestra especie, a lo que queda de ella.     El aire transparente o espeso parece recoger con agrado nuestra mirada anhelante, el brillo de sueño que posee, el recuerdo no nacido y el atrapado por la espe...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (63)

    SEXAGÉSIMO SEGUNDA EMOCIÓN ¿Qué es hoy la muerte? Ahora precisamente que parece no tener poder. Es una existencia que se mantiene viva, paradójicamente. Viva en nuestro estar, ya que nacimos mortales y así aprendimos a vivir, imbuidos de religiones, políticas y organizaciones sociales que contaban con ella, aunque parecieran olvidarla, o incluso pretendieran negarla reconvirtiéndola en transición o en memoria.     Casi todas las leyes que intentaban regirnos y ordenarnos eran llamadas a la muerte pretendiendo evitarla, incluso en los lugares donde la pena máxima seguía existiendo solo por la ilusión de preservar la vida de los que no estaban condenados a muerte, de los salvados gracias a la condena del otro, del señalado, del antisocial, del convocante de la realidad mortal.     Hoy la condena es la no muerte, una leve condena que nos impulsa a caminar, a escuchar a nuestra compañía, a apreciar la levedad de haber sido elegidos para la salvación sin pod...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (62)

      SEXAGÉSIMO PRIMERA EMOCIÓN Hoy distingo una maraña De naturaleza y realidad     Se han abierto mis sentidos Como si pudiera incluir en ellos Todo lo estático y lo animado     Estoy mirando desde el otro lado Como si existiera Y la fruición de poder hacerlo Genera la posibilidad de negarlo     Cuándo, dónde y cómo Son regalos del azar Así la vida se funda En senderos por recorrer En ligereza rotunda, en posibilidad de no ser

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (61)

    SEXAGÉSIMA EMOCIÓN Las apariencias de tiempo y espacio parecen, como corresponde a la propia definición de apariencia, que hayan sido nuestras coordenadas. Escribo apariencias porque las últimas hipótesis de la física parecían a su vez desmentir que esas fueran nuestras coordenadas reales (y seguiremos pendientes de definir lo que pudiera ser la realidad, sobre todo tras los últimos acontecimientos). Pero la apariencia del mundo, de nuestra forma de vivir en él, de sentirlo y pensarlo, era nuestra casa y es razonablemente dudoso que podamos superar lo que quizá era una de nuestras principales limitaciones, las que daban forma a nuestra vida y nos hacían intervenir en el mundo, o lo que hoy es soportarlo.     El espacio en que vivimos nos supera si miramos hacia el cielo o soñamos con el macizo que nos sostiene. Quisiéramos aquilatarlo, quisiéramos que tuviera unas medidas asumibles por nuestras capacidades, esas que deseamos infinitas y sabemos tor...

EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (60)

    QUINCUAGÉSIMO NOVENA EMOCIÓN En aquella otra vida hoy tan lejana, aunque tan cercana en el tiempo, conocí muchos y variados lugares. Barrios, bares, monumentos, bosques, casas, montañas, museos, tiendas, puentes, rocas, jardines... Nunca llegué a saber distinguir entre todos esos tipos de lugares y los lugares en los que se ubican. ¿Me encontraba en un momento dado sobre un puente o sobre el río que lo cruza? ¿Estaba situado en otro momento en el interior de un bosque o sobre un monte cubierto por árboles? Casi seguro que no hay una respuesta clara a la pregunta sobre qué es lo que solemos denominar lugar.     Cuando uno viaja tiene la sensación de visitar lugares y lugares dentro de lugares. Un barrio de una ciudad podría ser buen ejemplo de lo que digo. Pero de los lugares que uno va conociendo en los viajes hay algunos que tienen una categoría especial, ¿o se le podrá aplicar esa categoría a todos y cada uno de ellos? Tengo la sensación de que, contemplados e...