En Butronia el mar es dulce y los
peces picantes, la fiesta es triste y los tigres narran pasiones, el trabajo se
silencia y la política estorba con grandes aplausos de la población. Sus
individuos se reúnen para aplaudir tres veces al día, tras la llamada del
florero. Los días de fiesta el florero llama seis veces y todos juntos deben
acudir una sola vez; si algún ciudadano se confunde es condenado a la pena
capital: tirar de la manta. Un tigre vigila la pena mientras narra y Aurora
duerme ojo avizor. Solo Aurora tiene nombre, el resto de sus habitantes son
llamados por el apellido, que está formado por una letra b mayúscula seguida de
un número de orden que nunca se repite desde que se fundó el país. El último
butronio que acaba de nacer es el B375648012, es decir, desde que se fundó el
país hay más de trescientos setenta y cinco millones de butronios, entre vivos
y muertos. La población se mide de esa forma, siempre se incluye a los muertos
en ella quienes, en consecuencia, mantienen sus derechos sucesorios aunque no
puedan reclamarlos. Esta es la causa principal de la riqueza económica del
país. El patrimonio no reclamado es automáticamente usufructuado por el estado
butronio con derecho a invertirlo como mejor quiera mientras no se demuestre
que existe un butronio vivo a quien pertenezca. Los juzgados solo se ocupan de
las reclamaciones sucesorias, no hay ningún otro delito catalogado en su código
penal. No hay asesinatos porque todos temen el sueño ojo avizor de Aurora. El
robo es innecesario porque la envidia reina por doquier de una forma tan aguda
que se ha convertido en la principal virtud de los butronios. La envidia
reconcome de tal forma sus muslos que andan de una forma peculiar que se
reconoce en todo el mundo; es una forma que se podría comparar con los andares
de una letra s que se hubiera quedado coja.
Todas las casas butronias son rojas
y con tejados planos, no son terrazas sino tejados de teja plana que impiden el
asomarse. Lo peor visto en la sociedad butronia es que alguien tenga vistas
desde su casa. Esta costumbre supone que todas las casas tengan la misma altura
en las ciudades y pueblos, además de que quien se construye una casa aislada la
rodee de un muro de la misma altura para evitar las vistas y no ser criticado y
aireada su mala conducta en la sección “con vistas” de los periódicos. Solo una
vez alguien rompió esa regla. Fue el mítico B101274, un hombre barbilampiño (en
ello denotaba su falta de tacto), quien se empeñó en construir una réplica de
una torre que había visto en Constantinopla, sin muro, y desde lo alto de la cual
se podía observar buena parte del Valle del Azar. Aquel escándalo, que condujo
a que B101274 fuera obligado a no acudir a la llamada del florero del Día de la
Intendencia y, de esa forma, poder condenarlo a que tirara de la manta el resto
de su vida, además de rellenar la torre por dentro de tal forma que nunca más
se ha podido subir a lo alto para tener vistas. El crimen referido ocurrió hace
tantos años que no hay fecha para referirse a él y se ha convertido en la
primera lección que los niños aprenden el primer día de escuela en la clase de
“Cómo ser tajante”. A todos los niños les hace mucha gracia, señal de que
comienzan su buena educación futura, y al que no se la hace se le destina a
trabajos de mantenimiento del colegio en las horas de recreación e incultura,
lo que ha hecho que el sistema escolar de Butronia sea famoso en el mundo por
su efectividad y alcance de nobjetivos.
El nobjetivo es el gran concepto
propio de Butronia y que le da cuerpo. Gracias al nobjetivo, B1 creó el país y
lo llenó de contenido. Nadie en el país sabe si fue hombre o mujer pero ha
quedado la tradición de sus palabras llena de coherencia azul. B1 fue quien
consiguió que Aurora quedara durmiendo ojo avizor para siempre y que los
butronios crean en ella desde entonces distrayendo sus deseos,
reconvirtiéndolos en nobjetivos que los llenan de infelicidad creativa.
En Butronia todo es lo que parece,
nada fluye y sus fronteras sirven para que la porosidad sea lanzada al exterior
con un primor que parece privado de nobjetivo y que sirve de venganza por la
suerte de quien mira al país desde fuera.
No continúo hablando de Butronia porque da pereza.
Hasta en Butrinia existe la envidia... Comienzo a creer que no hay lugar alejado de ella...
ResponderEliminarParece tan utópico que el mayor delito sea construir algo que atrae... Es una falta de " licencia" pero sin especulación, cohecho, malversación etc...
Me ha gustado! Gracias!
Un abrazo de luz
Así es, Athenea, hasta a los lugares más insospechados llega la envidia y, con ella, nos acercamos a perder la licencia incluso de vivir.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado.
Gracias y saludos.
El ser y la nada: la negación consistente en la aceptación de la pusilanimidad es un arma de destrucción colectiva.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos
Un cuento que podría ser realidad....
ResponderEliminarSaludos
Así es, Inma, parece que las armas de destrucción colectiva están activas y funcionando a pleno rendimiento.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Sí, Mark, los cuentos fantásticos están, a veces, más cerca de la realidad que el mero realismo.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Alfonso: no me gusta ese país..ni sus gentes...pero si me ha gustado como lo has narrado y expresado. La envidia reina hasta en ese país gris...un beso
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Agueda, no es un país apetecible, y ojalá que podamos evitar parecernos a sus gentes.
ResponderEliminarGracias y saludos.
¿Te has pensado, quizás, que has inventado "Butronia"?. Pues, no, no y no. Butronia existe, y muy cerca de todos.
ResponderEliminarYo acabo de ver un butronio.
Abrazos, butronios.
No, no, Blas, no lo pienso. Está demasiado cerca, como bien dices, para pensar que es inventada.
ResponderEliminarCuidado con el butronio, sus andares son corrosivos.
Gracias y saludos.
Como los butrionanos estamos todos muy controlados y no somos mas que meros números, también la envidia está muy extendida y nos toca a menudo tirar de la manta. Hace tiempo ya que no tenemos vistas.
ResponderEliminarBuen relato y ejemplo de a lo que hemos llegado.
Un saludo Alfonso.
Sí, Aurora, es una enorme desgracia que nos parezcamos a los butronios. Ojalá que aprendamos a cambiar y nos alejemos de su ejemplo.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Lo mas terrible, el APLAUSO de los butronianos... Ahi se refleja el exito del sistema.
ResponderEliminarPero siempre quedaran algunos que palmeen al ritmo de peteneras. No?
Esa es la esperanza.
Saludos desbutroneados.
Sí, Igoa, estoy contigo, lo peor es el APLAUSO. Ojalá salgamos por peteneras, aunque sea.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Butronia puede ser cualquier rincón habitado del mundo, desde una pequeña aldea pobre a una mega-ciudad rica. No hay ninguna diferencia entre ricos o pobres en cuanto a la actitud de desconfianza, desinterés, insensibilidad y envidia -como bien señalas- frente a los de su misma clase social y más aún, frente a los que están por debajo o por encima de la clase a que pertenecen (esto de la clase social es al margen de teorías o reflexiones eruditas, simplemente: ricos y pobres, poderosos y débiles).
ResponderEliminarEntonces, lo elemental ¿por qué tu bien elaborada historia es un espejo? Dónde y por qué se gesta la similitud ¿No será por la gran desigualdad social entre hombres y mujeres? Los machos se imponen por la fuerza física dentro del hogar y, fuera de él la ley es tibia con los derechos de la mujer, además, la mierda de religiones con que los humanos tratan de conjurar sus desgracias personales coincidentemente siempre han estado jerárquicamente en manos de hombres que veladamente las consideran inferiores. En este punto me detengo y pienso: ¿Por qué no somos solidarios con el prójimo y pensamos en él como un hermano que nos devolverá el favor? ¿Es qué acaso no usamos plenamente el cerebro porque algo ha bloqueado nuestro razonamiento confiado, fluido y sin angustias desde nuestra más tierna infancia? En el seno familiar con mayor o menor intensidad, con violencia física o verbal se respira la superioridad impuesta por el macho, incoherencia que nos confunde, hablan de amar y respetar a la madre, pero, ¿a cuál, a la nuestra o a todas? porque no siento que mi padre respete a la madre que vive en mi casa de la misma manera que ella lo respeta a él ¿amar? bueno, sería lo ideal, pero con que la respete de igual a igual me conformo.
Para millones de niños en formación, esta situación familiar distorsionada -diferente a los edulcorados patrones de respeto y convivencia con el prójimo que nos enseñan en el colegio- debe ser un ejemplo frustrante y pernicioso, un caldo de cultivo para que también ellos se impongan por la fuerza sobre los más débiles de su entorno: Todo es cuestión de gritar o golpear a los que puedes hacerlo cuidando de que no haya mucho escándalo.
Quizás no sea tan simple la cosa, de repente tenemos que esperar la aparición de nuevos grandes filósofos o nuevos genios de la ciencia y tecnología para desentrañar por qué no podemos portamos razonablemente con justicia a nivel mundial, por qué somos tan abusivos cuando sabemos que el otro no podrá hacernos tragar los dientes. Le buscamos cinco patas al gato cuando nos preguntamos por qué nos parecemos tanto a los habitantes de tu utópica (ya quisiéramos) Butronia y no nos escandaliza cuando la pornografía captura a nuestras hijas pero sin embargo los padres de la patria les dan licencia de funcionamiento, o cuando los curas se niegan a que una mujer sea Papisa como si no reflexionaran que esa negación es una afrenta a sus propias madres. En fin, no me aburre hablar, pero tomando en cuenta que las mujeres son el 60 % de la población mundial y que el mundo sigue pisoteando los derechos de esta mayoría que es la fuente inagotable de amor, abnegación y sacrificio hasta las arrugas y las canas en beneficio de la equilibrada formación de nuestros hijos -El futuro promisor, decente, honesto, justo y solidario que será la salvación- considero que debo retirarme porque no hay peor sordo qué el que no quiere escuchar, y sólo debo esperar el tan anunciado Juicio Final de Dios, disposición unilateral que para más joder me hace suponer que ni Él nos encuentra solución y entonces, como decía mi abuelita: Muerto el perro, muerta la rabia.
Saludos Tras.
Me he divertido por lo original, pero pronto he pensado en hacer un butrón y salirme de ese sitio. Menos mal que te ha dado pereza, porque si sigues me salgo hasta de este. Feliz finde
ResponderEliminarUf, Pensador, es exhaustivo tu repaso por tantos y tantos males del mundo, del mundo que nosotros hacemos. Tienes razón en todo lo que comentas, pero creo que te olvidas que el cóctel en el que andamos metidos está lleno de ingredientes amargos y destructivos, pero a ellos los acompañan otros que son dulces, estimulantes y nutritivos. No nos queda otra alternativa que bebernos ese cóctel que dejan preparado los que nos precedieron e intentar que el que preparemos nosotros tenga menos cantidad de los primeros ingredientes y más de los segundos.
ResponderEliminarNos han precedido la suficiente cantidad de sabios capaces de abrirnos los ojos respecto a diferentes facetas como para necesitar más, aunque siempre estimula que existan contemporáneos críticos con la realidad evidente que suele ser poco real.
Seguiremos caminando e intentando que lo mejor llegue a la mayor parte de los humanos, aunque haya que luchar para ello con la tendencia a convertirnos a todos en butronios o seres incluso peores.
Gracias y saludos.
Carlos, yo te ayudo a hacer ese butrón y lo aprovechanos para escaparnos los dos y todo el que quiera.
ResponderEliminarGracias y saludos.