La fantasía, el
compromiso con la creación y la inevitabilidad de la misma en quienes se
entregan a ella, pueden unir lo aparentemente desunido, lo que parece dirigirse
a regiones de la sensibilidad muy diferentes entre sí, aunque unidas por ese
profundizar y trascender las sensaciones que es lo que da cuerpo a la propia
sensibilidad, lo que la hace crecer sin fin e intensificarse para gozo y
destino de quienes la promueven y desean transitar a lo largo de sus vidas.
De esa manera, se unen
en mi mente dos películas recientes con sus técnicas, facetas, apuestas y fines
aparentemente muy alejados entre sí: Birdman y Boyhood.
Los curiosos títulos
tienen en común apelar a referencias de los posibles espectadores a aventuras ya
contadas y personajes conocidos: un héroe de cómic del presente/futuro y un aventurero
medieval ladrón y justiciero.
El brillante ejercicio
narrativo de una, Birdman, parece contraponerse a la sencillez del transcurrir
del tiempo en la otra, Boyhood. Pero… (y en este caso los peros en ambas propuestas
son chispas de creatividad y originalidad muy expresivas), la primera no basa
su espectacularidad en un complejo montaje sino en un unirse las escenas y los
tiempos gracias a un único y mágico plano con una sola cámara; y en la segunda
su sencillez es solo aparente: ha sido rodada a lo largo de once años con el
fin de poder reflejar lo que el tiempo es y puede ser en la vida de unos
personajes tan corrientes como interesantes.
Y la peculiaridad e
interés creativo de ambas propuestas no queda solo en el planteamiento estético
y narrativo de las mismas, sino en que, por caminos diferentes, ofrecen casi la
mejor forma posible en cada caso de contar, y reflexionar sobre, una parte de
la condición humana situada en un contexto muy concreto, diferente en cada una
de ellas, lo que supone tanto como afirmar que condición humana sin contexto no
es nada, que somos individuos nacidos en un entorno concreto, y que tanto la
individualidad como el lugar y la sociedad en la que nacemos se alimentan
mutuamente hasta conformar eso que aparentemente somos cada uno de nosotros.
Pero hay más, como
ocurre en toda buena narración en imágenes o en palabras. La Tejas de Boyhood y
la Nueva York de Birdman son el decorado y el sustento de las vidas de sus
protagonistas y de quienes les rodean. Están ahí, como una música de fondo cuyo
sonido fuera inolvidable y definitivo para conformar los hechos, actitudes,
cambios y repeticiones de vidas tan diferentes como la de un niño hasta que
llega a la juventud y comienza dubitativamente a elegir lo que le definirá, y
la de un hombre que se enfrenta en su madurez a cerrar el ciclo de lo que quiso
ser y a lo que no pudo aferrarse en su juventud.
Y además hay en ambas obras
referencias veladas o directas a las películas que las preceden, a esa historia
anterior a ellas de la que no pueden ni quieren alejarse, como ocurre con la
vida de cualquier humano, vida que arrastra, con conocimiento o sin él de los
hechos acaecidos, lo que la precedió.
Creo que los grandes
creadores siempre tienen algo en común, y es intentar ofrecer lo mejor de su
imaginación a través de la obra que realizan, por muy complicado que sea
llevarlo a cabo y poniendo por delante de lo que van a comunicar lo que los
espectadores, lectores u oyentes, que son sus naturales destinatarios, pueden absorber,
e incluso completar, respecto de sus propuestas, tan abiertas como es la
composición del público que va a recibirlas.
Ese es el caso de los directores Richard Linklater y Alejandro
González Iñárritu, que han sido capaces de levantar imperfectos monumentos al
humano contemporáneo con las complicadas técnicas del cine pero, sobre todo,
con la compleja potencia de la creatividad y una intensa capacidad de
comunicación.
Termino celebrando la coincidencia y disparidad
de dos propuestas cinematográficas que continúan animando la vida del
espectador sin tratarlo como un discapacitado, respetando y fomentando su
capacidad de entretenimiento y reflexión y promoviendo la posibilidad de que la
vida, en su compleja sencillez, pudiera tener un sentido y pudiera estar llena
de momentos y encuentros disfrutables, por muy contradictorios y paradójicos
que, inevitablemente, puedan ser.
Tras: Me supongo que cualquier creador lo que intenta es dar lo mejor de sí en sus creaciones, sean del tipo que sean.
ResponderEliminarComo curiosidad, por ejemplo, en la película Birdman, hubo tomas en que los actores tuvieron que grabar has quince páginas de diálogos sin interrupción en escenas largar para dar la impresión de una sola toma.
Respecto a la peli Boyhood, creo que lo más destacado es su producción y rodaje. No hay duda de que es muy original y creativo mantener durante 12 años a todos los actores. Un saludo
Bueno, Agueda, algunos que pasan por creadores no sé si intentan dar lo mejor de sí mismos o simplemente hacer un producto que se venda, sea bueno o malo.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que tanto Boyhood como Birdman son, independientemente de su compleja producción, grandes creaciones.
Gracias y saludos.
Excelente crítica, Trans, mejor que la de Boyero (que el tipo está chocheando, ya).
ResponderEliminarLa única pega que le pondría a Birdman es el final, según se dice es un guiño del director a Hollywood, para que le dejasen rodar el resto de película, pero eso no se sabrá nunca, aunque podría ser que, como con Apocalipsy Now, con los años, hubiese una nueva versión "Birdman, el montaje del director".
Saludos
Pd.: Te recomiendo El gran hotel Budapest, si no la has visto.
Perdon, que he escrito mal el titulo de la peli de Coppola, es: Apocalypse Now Redux
ResponderEliminarsaludos, de nuevo
Inma, me alegra mucho que te haya gustado.
ResponderEliminarHe leído lo que comentas sobre el final de Birdman y me ha parecido que no cambiaría mucho el sentido total de la película.
También he visto El gran hotel Budapest y me pareció estupenda, pero me resultó un poco vacía, me pareció que se quedó un poco solo en la propuesta estética.
Gracias y saludos.
Tras:
ResponderEliminar*La inesperada virtud de la creatividad*... palpita inevitable en tu sensibilidad y trasciende la fantasía de quienes transitamos gozosos en el sin fin de tus sensaciones.
De esta manera -dos películas que no he tenido el placer de ver-, gracias a tus percepciones tan solícitamente descritas, logro -o creo- entrever que ambas producciones son dos propuestas capaces de despertar -a la par que un elogio a su originalidad- un motivo de reflexión a propósito de la crisis de valores que al margen de las costumbres propias de cada región han causado el desgaste de la humanidad y la injusta desigualdad económica que asolan indistintamente a los pueblos del mundo.
Celebro que nos entregues tú también un motivo de reflexión: *Siempre hay que ver más allá de lo evidente*. Es decir, demostrar que por lo menos nuestro cerebro, si no nuestra vida -como siempre nos lo recuerdas y yo con afecto discrepo-, tiene sentido de ser... y estar.
Un abrazo, Tras.
Pensador, aprecio mucho tu discrepancia llena de sentido y reflexión, como aprecio que acompañes mis sensaciones y reflexiones sobre esas grandes obras cinematográficas que cuestionan precisamente lo que recuerdas: ¿tendrá todo algún sentido?
ResponderEliminarGracias y saludos.
Alfonso. valoro mucho tu capacidad para valorar lo que es buen cine. He disfrutado mucho con la lectura de estas dos fascinantes películas, cuando pueda iré a verlas.
ResponderEliminarUn saludo.
Aurora, me alegra mucho tu valoración. No te las pierdas, son apuestas de creatividad que abren la mente y el corazón.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Sin duda la creatividad forma parte de nuestra condición humana. Unos, la utilizan en reflexionar y hacer reflexionar -como ambos creadores, y muchos más- y, otros, como el 'memo' de Talavera de la Reina, en auto-idiotizarse.
ResponderEliminarOtra vez que me he salido del tiesto, pero....
Un abrazo,
Bueno, bueno, Blas, algunos intentan ser creativos con unos resultados menos conseguidos que otros. El problema está en que los jaleen demasiado.
ResponderEliminarGracias y saludos.
No he visto las peliculas ni se quien es el "'memo" del amigo Blas...
ResponderEliminarInaurritu me gusta casi siempre, tengo que decir.
La creatividad permite al hombre entrar en contacto con las Fuerzas Universales y plasmar lo que es capaz de absorver, canalizar e interpretar de estas energias.
No puedo decir si es perspicaz, acertada o inteligente tu critica, pero la declaro altamente estructurada.
Saludos
Igoa, espero que mi propuesta te acerque a esas dos magníficas obras que continúan la apuesta de los creadores por la profundización en tantas facetas humanas que siempre están por descubrir.
ResponderEliminarGracias y saludos.