El sinsentido da por
supuesto que existe un sentido. A primera vista todo lo que niega existe porque
hay un concepto previo que afirma. Esto sería tanto como afirmar, a su vez, que
la muerte solo existe porque hay vida ¿pero no sería posible pensar que existe
la vida porque es la negación de la muerte? ¿Fue gracias a esa negación que un
día los materiales primigenios se unieron de forma misteriosa para dar a luz la
vida en esa sopa biológica que contenía en potencia todos los seres que hoy
estamos vivos y, aún más, la inextricable relación que nos une y nos hace
interdependientes frente a la muerte futura gracias a toda la vida y la muerte
que nos precedió?
Hoy se producen actos
que aparentan ser un sinsentido, como si los que los cometen partieran de algo
que diera un sentido a sus acciones. El último delirio de quienes cometen esos
actos ha sido la destrucción de Nimrud en Iraq, un lugar arqueológico, saqueado
con aparente respeto desde hace décadas por propios y extraños, que pertenece a
una cultura del pasado, la asiria, cuya mortalidad es palpable. Una cultura que
no tiene herederos directos: ni su religión, ni su sociedad ni sus
planteamientos políticos y estéticos están vivos de ninguna forma salvo en el
recuerdo que alimentan sus esculturas y relieves colosales en museos del mundo
entero o en la herencia que ellos transmitieron de sus antepasados
mesopotámicos, las primeras civilizaciones organizadas que existieron en el
mundo.
Y entonces, los que
destruyen esos restos del pasado ¿por qué se sienten heridos por ellos o qué
pretenden con un atentado que solo parece acabar con un recuerdo casi reservado
a eruditos?
Por desgracia, ellos en
su aparente ignorancia están generando un no tan nuevo signo de los tiempos.
Hay un plan, oculto porque ni ellos mismos lo conocen en su banalidad creyente,
que consiste en convertir a cualquier humano vivo en nadie.
Y ese “Nadie” no es
aquel nombre que la inteligencia de Odiseo convirtió en su pasaporte de
salvación frente al obtuso Polifemo, el del único ojo, sino un ser nadie
gracias a arrebatar un ojo a todos los humanos para convertirlos en nuevos
polifemos. Un ser nadie que consiste en no tener pasado, en no sentirse
heredero, por vía de ignorancia, de todos los humanos conocidos y desconocidos,
injustos y honrados, creativos y adocenados, que condujeron a la vida, nuestra
vida, a lo que hoy es, nos guste o no, deseemos cambiarla o no, queramos
mejorarla o no.
Se nos ofrece prescindir
del pasado, se nos ofrece ser unos nadies creyentes, llenos de fe, pero quienes
lo ofrecen desconocen que la fe no es nada para nadie sin un pasado que
alimente el pensar y el sentir, al igual que nadie puede nacer sin unos padres
que lo engendren.
Odiseo nos propuso ser un
inteligente nadie para sobrevivir a la barbarie. La barbarie propone que seamos
nadie para poderse imponer con su único ojo privado de la visión de las cosas
en relieve. Un signo de los tiempos que es deseado por la barbarie, pero
también por los que utilizan la civilización para imponer una falta de relieve
que anule la variedad y posibilidad de la condición humana.
Toda una reflexión....
ResponderEliminarEl sinsentido existe porque existe el sentido, a simple vista lo que se niega existe porque sino no tendría sentido el negar su existencia o veracidad.
ResponderEliminarEsto es tanto como afirmar que la muerte no es posible si no existe nada que morir, lo cual es veraz porque hasta para resucitar que sabemos que existe se necesita haber estado antes muerto y esto no es posible si antes no hemos estado vivos.
En este punto, el sinsentido de destruir restos arquelógicos así como culturas en vigencia tienen un ingrato sentido de odio y/o codicia. En el primer caso el odio es el ancestral sentido y, en el segundo caso la codicia es el también ancestral sentido de este siempre aparente sinsentido.
Lo que no tiene sentido es que el mundo que se horroriza por este sentido de destrucción o de codicia según el caso, no se horrorice con sentido porque las naciones del mundo sigan en un aparente sinsentido de armarse hasta los dientes, lo que hace sospechar con sentido qué, sí tiene sentido el aparente sinsentido y este es el de reeditar una y otra vez más el consabido: *El que puede, puede* sea por odio y/o codicia.
Que bueno sería que fueran "Nadie" los nuevos destructores sinsentido, pero no, todos estos "Nadie" son algo en este mundo plagado de don nadies sin pasado que respetar, sin suelo que amar, sin identidad, sin cariño por sus raíces, como si la madre patria fuera la causante de los desaguisados de sus hijos. Hoy pretenden ser ciudadanos del mundo como reproche a su suerte, como si para probar suerte en otras tierras tuvieran que renegar primero del suelo en que nacieron.
La barbarie acecha al sinsentido de no creer que nuestro suelo y nuestras vidas tienen un sentido común de reivindicación histórica.
Saludos, Tras.
Mark, se hace necesario ser reflexivos frente a casos de barbarie absoluta, como lo que está ocurriendo en Oriente Medio o en la actual economía globalizada.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Pensador, hace un rato contesté a tu comentario, pero se ha perdido lo que escribí. No sé cómo.
ResponderEliminarTe decía que tu espléndida pieza de reflexión toca muchos ámbitos del sinsentido y los sinsentidos que parecen guiar nuestros pasos colectivos. como tú apuntas.
Y que espero que sepamos encontrar el sentido común de nuestro suelo y nuestras vidas al que tantas barbaries acechan.
Gracias y saludos.
Un sinsentido, sin duda. Y sobre todo están convirtiendo en ‘nadie’ a esos niños que ‘amaestran’ (habría que buscar otra palabra) sin piedad [Información insistente de ayer, creo].
ResponderEliminarNiños que matan; a quienes enseñan a matar; mujeres que convierten en esclavas; muertes de ‘sus nadies’ para exhibición en las redes sociales y en las televisiones del mundo entero. Los más ‘nadies’ son ellos. ‘Nadies’ son, si, pero con una capacidad de acojonar que acojona.
Efectivamente, Blas, das en el clavo diciendo que ellos son "nadies". Es muy posible que por eso deseen convertir a los demás en "nadies", empezando por los niños. Terrible.
ResponderEliminarGracias y saludos.
La vida tiene el sentido que cada uno quiera darle a nivel personal.
ResponderEliminarLos gobiernos nos empujan al sin sentido, de modo que somos hijos de nadie, esto es debido a su egoísmo, egocentrismo.
Si el hombre es un ser superior debido a su capacidad de pensamiento y de construir y por desgracia destruir también que es lo que se viene haciendo, yo me uno a los grandes filósofos de ayer y de hoy que tanta luz nos aportan y os invito a todos a leerlos y a escucharos solo a vosotros mismos para dejar de ser nadie y un sin sentido y mantenernos lejos, aunque siempre atentos, de la barbarie de los que nos gobiernan peligrosamente.
Buen trabajo.
ResponderEliminarUn saludo Alfonso.
Aurora, me alegra que te haya parecido un buen trabajo.
ResponderEliminarY parece que a veces se olviden nuestras capacidades de pensamiento y de construir. Espero que podamos volver a conseguir que pesen más que la barbarie.
Gracias y saludos.
Alfonso: te felicito por el excelente trabajo que has realizado y nos regalas….No puedo entender la barbarie en ningún estado…¿cómo se puede destruir la cultura? Pienso que no hay justificación ni política ni religiosa para destruir el patrimonio cultural de ningún país. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Agueda, por tu felicitación. Es muy difícil de entender la barbarie pero es bueno que sepamos que convivimos con ella para estar atentos a ponerle freno.
ResponderEliminarGracias de nuevo y saludos.