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DESCUBRIMIENTO

  El caminar es una actividad apasionantemente tranquila que posee rutinas, en el mejor sentido posible, y proporciona sorpresas.   Caminar es una de mis actividades favoritas, caminar con rumbo o sin él. En repetición de pasos conocidos o en inicio de pasos nuevos.   A veces el caminar, con algo de sentido de la orientación y una práctica que empezó en la infancia, cuando caminaba con mi padre por la ciudad, ofrece descubrimientos que nutren las posibilidades de la vida y dan sentido al caminar presente, al caminar que quizá llegará e incluso al caminar que ya tuvo lugar.   El último ofrecimiento del caminar ha sido la visión otoñal de esa playa en la costa mediterránea bañada en una luz para la que las palabras parecen estar aún por nacer.

TÉRMINO

    En una vida como la mía, como tantas otras, intensa y plena, siempre quedan acciones, actitudes y relaciones pendientes, unas posibles y otras imposibles, sin poder calificarlas de antemano. Es un regalo que nos ofrece a todos y cada uno de nosotros la posibilidad de morir, siempre presente y cada día más cercana.     El sucederse de los acontecimientos y las sensaciones va transcurriendo y, con ello, el hecho de que queda mucho por hacer y decir, por comunicar a otro y por saber de otro.     El guiño de la muerte es un aviso de que nunca sabremos cuánto nos queda por realizar, y en ofrecernos la seguridad de que todo quedará realizado el día en que su presencia nos dote de una historia que se cierra sobre sí misma y que deja paso a otras historias humanas siempre abiertas, siempre por realizar, ante la bendita paradoja de la mortalidad.

AMÉRICAS

    Uno de los lujos que me ha reservado la vida es conocer algunos restos in situ (y otros lejos de sus lugares de origen) de las culturas americanas que permanecieron aisladas del resto del mundo y, a veces, solo a veces, relacionadas entre sí, durante unos diez mil años.   Es pasmoso tanto reconocer en ellas cuestiones comunes con las del resto de continentes como desarrollos propios que solo se encuentran en aquellos climas y orografías tan diversos como los existentes en el continente ignorado en buena parte del resto del mundo, precisamente durante los diez mil años de su desarrollo, justo hasta que las invasiones europeas terminaran con sus posibilidades.   De ellas aprendí, aunque era una intuición que me habitaba, que cada cultura alcanza alguna de las posibles perfecciones a que se ve abocado el desarrollo humano, y ello sin que la violencia que forma parte, aunque me gustaría que así no fuera, de ese desarrollo no dejara de operar en lo posible humano alcanzado por ellas.  

MISTERIO

    Hace cien años que se estrenó una película única, Nosferatu, dirigida por F. W. Murnau. Todavía recuerdo la primera vez que la vi, el disfrute estremecido que me produjo. Las sensaciones de entonces continúan vivas y forman parte de mí, como ocurre siempre que poesía y creatividad se unen en ese misterio que constituye el arte.   Misterio, esa es la clave de una película como de la que hoy celebro su existencia. Es una película que trata de un misterio, o del misterio, o de los misterios. Pero su grandeza, su permanencia en la memoria y en la piel interna y externa consiste en que ese tema forma parte o constituye también su forma, su manera de ser narrados los hechos o no hechos que muestra, su íntima existencia.   Hay pocas películas que unan misterio como temática o corazón de su narrar con una forma narrativa que se puede calificar de misteriosa. Por solo citar algunas películas del período mudo añadiré a la propia Nosferatu, Peter Pan (1924) y La pasión de Juana de Arco (1928)

PRESENTE INEXACTO (dos versiones)

    ***   He visto mi cadáver He imaginado la no vida Lo incompleto se hizo completo La tristeza fue celebración Será   Un momento de plenitud Una falta que aleja La posibilidad de lo que no termina   Bendición del límite Atracción de lo abismal Suavidad de lo realizado Tiranía transitoria Fin que inicia Recuerdo con futuro Comienzo de la vida   ***   ¡Cadáver! ¿Qué haces ahí? ¿Quién llora? Los conozco a todos   En el arrastrarse Hacia la fosa cenicienta Hay consuelo desesperanzado   La nada todo lo espera Quien tiembla tiene futuro ¿Y tú, temblaste?   En la sensación termina la pregunta Cadáver, eres yo   ***  

LA MIRADA DEL ADOLESCENTE (y Fellini resucitado)

  La mirada curiosa, la mirada perpleja, la mirada del amor, la mirada anhelante, la mirada melancólica, la mirada inocente... El adolescente ve y mira la vida que le rodea, su vida, y vive plenamente sin saber hacia dónde se dirige. Sin paliativos, Paolo Sorrentino nos hace participar con Fue la mano de Dios en lo que fue su vida en los años ochenta, en lo que fue y es Nápoles, en lo que fue y es el cine.   En la primera parte de la película no esconde su deuda con el cine de Fellini, lo homenajea con una gracia y una sensibilidad que el espectador no puede dejar de agradecer. Hay momentos e imágenes únicos que se recordarán para siempre.   Más adelante en la fluida narración la película se desliza desde el humor a la tristeza con la misma naturalidad y exacerbación con que se suceden los sentimientos de un adolescente.   Asistimos asombrados, gozosos y tristes al crecimiento necesario de aquellos años del chico que, como la película muestra y demuestra, serán capitales en su vida fu