CON QUINCE AÑOS
Era la primera vez que iba a asistir a clase fuera del colegio, de mi colegio. Era la primera vez que cogía el autobús para llegar hasta el lugar en el que asistiría a clase. Era la primera vez que entraba en unas clases que no estaban en un enorme edificio cerca de mi casa con un patio inmenso y aislado del resto del mundo. Era la primera vez que subía a un piso a recibir clase. Era la primera vez que iba a compartir mis estudios con chicas. Era la primera vez que había elegido yo el lugar y no mis padres. Era la primera vez que había elegido yo lo que estudiar y no un sistema externo. Era la primera vez en que, creyendo ser alguien, estaba obligado a serlo. Era la primera vez que todos los compañeros, y ellas por descontado, eran nuevos, aunque no llegaran a serlo por la inmediatez que supone la juventud. Era la primera vez que conocí que existía una primera vez.
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