Por muy hermoso que pueda ser un atardecer en Praga, en el Río de la Plata o en el Sahara, el amanecer nos espera como una puerta abierta a cualquier posibilidad que podamos inventar, sirviéndole de alternativa. Su belleza se encuentra en su potencialidad luminosa y en el ofrecimiento que nos hace de seguir caminando, incluso aunque solo sea en círculo. Y nuestro deseo de luz no se produce para que quede iluminado algo que pertenece al pasado, como en la imagen hoy irrepetible, que ha sido aniquilado cumpliendo el afán destructivo que caracteriza hoy las sociedades humanas y que pretende sustituir el afán de renovación que caracteriza nuestros mejores momentos. ¿Cómo diferenciar la aurora del ocaso? Solo podemos hacerlo gracias a nuestra disposición a vivir o a descansar, a olvidar, a recordar y a renovar la vida en su constante cambio y en su permanencia inestable, la que proporciona esos momentos de felicidad que dan sentido al recorrido circular
Muy bueno tu 'foto-blog'.
ResponderEliminarMuchas gracias, Blas. Un pequeño resumen de mi viaje más reciente.
ResponderEliminarQue maravilla, Trans!!!!!!!!!Ese juego de luces y sombras, esas piedras "vivas".
ResponderEliminarSaludos
Sí, Igoa, allí estaban, vivas, entre Salamanca y Tras Os Montes.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Portugal ha sido mi lugar de vacaciones preferido durante años. Lo adoro. Sencillamente porque es como estar en casa y tenemos mucho que aprender de los vecinos. Y solo por curiosidad, de momento "Kizomba". Mira si quieres videos de como se baila en Youtube y disfruta, mientras yo disfruto con esas fotos estupendas de la frontera que no existe. Obrigado
ResponderEliminarCoincidimos, amigo Carlos, en que en Portugal siempre se está como en casa y con algunas mejoras respecto a nuestra parte de la península.
ResponderEliminarGracias y saludos.