Camino del desierto marroquí, desde Marrakech, uno espera encontrar cómo el paisaje se va volviendo más seco, más inhabitable, menos verde, más duro. Pero viajar consiste en asumir sorpresas constantes y, una vez más, ese camino no es lo que uno espera aunque sí algo que quizá hubiera deseado. La tremenda presencia de los cercanos montes del Atlas alimentan caudalosos ríos que dan vida a múltiples valles y poblaciones llenos de bullicio y actividad humana que, desde hace milenios, han convertido aquella región en un lugar que transforma la dureza en vida. El camino hacia lo que uno pensaba que sería la nada es un todo atractivo, único, pleno e inolvidable.
Muy bueno tu 'foto-blog'.
ResponderEliminarMuchas gracias, Blas. Un pequeño resumen de mi viaje más reciente.
ResponderEliminarQue maravilla, Trans!!!!!!!!!Ese juego de luces y sombras, esas piedras "vivas".
ResponderEliminarSaludos
Sí, Igoa, allí estaban, vivas, entre Salamanca y Tras Os Montes.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Portugal ha sido mi lugar de vacaciones preferido durante años. Lo adoro. Sencillamente porque es como estar en casa y tenemos mucho que aprender de los vecinos. Y solo por curiosidad, de momento "Kizomba". Mira si quieres videos de como se baila en Youtube y disfruta, mientras yo disfruto con esas fotos estupendas de la frontera que no existe. Obrigado
ResponderEliminarCoincidimos, amigo Carlos, en que en Portugal siempre se está como en casa y con algunas mejoras respecto a nuestra parte de la península.
ResponderEliminarGracias y saludos.