El número nos define. Hace
tiempo se puso fecha, la del número correspondiente a este año, para reducir la
pobreza y sus avatares en el mundo. Pero los números, tan falsamente exactos,
no cuadran con los objetivos propuestos. Y aún con ese descuadre se habla de
avances. Según los dictados de los números los grandes países de Asia han
conseguido, con su crecimiento económico selectivo, que los números globales
parezcan más amables, menos pobres. ¿Podemos creer que no continúa existiendo
un inmenso número de pobres entre sus propios habitantes? Los números son
capaces de dar a conocer que hay demasiados pobres en Africa, pero pretenden
decir que no hay demasiados en América. Y en el mundo desarrollado hay un
número indeterminado de ellos, pero los números no son capaces de incluirlos.
Quien haya tenido la
oportunidad de recorrer un poco el mundo con los ojos mínimamente abiertos ha
podido constatar que la pobreza es la auténtica reina de nuestro pequeño
universo, que la globalización de la escasez acecha detrás de los números que
definen la economía globalizada, que hay demasiados ojos anhelantes de personas
que están perfectamente codificadas en estadísticas, pero mal situadas en sus
expectativas personales, que hay muchos números y pocas realidades que nos
permitan mirar directamente esos ojos, sin la vergüenza que produce la tiranía
global de los números.
De esa forma los números
parecen alejados de la vida, de la auténtica, de ese fluir cotidiano que se
produce entre nacimiento y muerte y que por mucho que queramos medir en años no
aquilatamos con el número. Cualquiera que haya vivido unos años sabe que no
tienen medida los momentos que ha vivido como felices o los que ha sentido como
de sufrimiento. Son momentos que solo tienen profundidad, no duración.
Y aún con todo lo que
expongo con palabras el número puede abrir interesantes puertas de conocimiento
y constatación de la real realidad. Dejo aquí algunos ejemplos:
La masa humana era hace
cien años cuatro veces menor en número de lo que es hoy.
Hoy más de la mitad de
la población mundial vive en ciudades.
En la actualidad más del
noventa por ciento de los agricultores del mundo no utilizan maquinaria para su
trabajo, tan solo actividad animal y humana.
Aproximadamente la mitad
de la población mundial vive en solo seis países de los alrededor de doscientos
en que está dividido políticamente el mundo.
Un séptimo de la población
mundial vive en países oficialmente desarrollados o ricos aunque,
evidentemente, no toda su población lo es. De hecho, y por citar solo dos
casos, el 23 por ciento de la población infantil en Rumanía vive por debajo del
umbral de la pobreza y el 25 por ciento de los niños en Estados Unidos vive de
esa forma indignante.
***
A los humanos nos
sobran sueños y, claro, los sueños existen para sobrar porque no caben en las
medidas del mundo. Todo está medido en la sociedad compleja en la que vivimos.
Se quiere convertir todo en número, incluso se quiere medir la felicidad. Pero
nuestros sueños desbordantes no se dejan medir porque están hechos de tierra,
cielo y agua, esas realidades gracias a las que vivimos y que son
inconmensurables cuando estamos en contacto auténtico con ellas, sin
intermediarios, como sucede en las pequeñas vidas inmedibles de cada uno de los
humanos vivos.
Cifras impresionantes, Transhumante. Un saludo cordial.
ResponderEliminarAsí es, Pablo, las cifras suelen ser un arma de propaganda que se puede contrarrestar completando las auténticas cifras que se nos ofrecen.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Así es, los números nos definen y tambien nos deberían de hacer abrir los ojos, salir del letargo y pasar de soñar nuevos datos a intentar lograrlos. Salu2
ResponderEliminarSí, Athenea, ojalá supiéramos ponernos en el camino que acerca la realidad al sueño.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Saber interpretar esos números es la gran clave...¿masónica?
ResponderEliminarSaludos
Ahí está la clave, Mark, en interpretar esos números a favor de la mayoría.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Tras: muy interesante el articulo que nos traes...Todo el tiempo usamos los números, ya sea para contar años, horas, minutos, en una receta de cocina...en el recuento de personas en paro.....
ResponderEliminarAgueda, me alegra que te haya resultado interesante.
ResponderEliminarHay que seguir utilizando los números e intentar que ellos no nos utilicen (o quienes los quieren utilizar en nuestro desfavor).
Gracias y saludos.
El número de mis desvelos, de mi fluir cotidiano, el verídico, es el que yo controlo y manejo minuciosamente.
ResponderEliminarLos números que definen la tranquilidad de los ciudadanos comunes (masas) son los que adornan los billetes que mensualmente ahorramos o estiramos para mantener en equilibrio nuestras precarias economías, torturas mensuales, en que generalmente contribuimos, amortizamos, pagamos, saldamos, todas las obligaciones en que nos hemos metido, cometido o nos han convencido tener. Al año, llegan los números que nos hacen aterrizar a los que nos preocupamos de no permanecer siempre en las nubes, unas sencillas cuentas entre con cuánto comenzamos el año y con cuánto llegamos a su final harán el marco de las celebraciones de fin de año. Los que tuvieron saldo en contra al empezar el año pueden hacer la misma operación con sus deudas, es igual de emocionante.
Esto es aplicable inclusive en épocas de inflación, algunas galopantes, como en Perú hemos sufrido allá por los finales de los ochenta por obra y gracia de nuestros corruptos mandamases.
También funciona cuando uno es trabajador independiente, sin sueldo fijo, a como caiga, inclusive cuando sólo son recursos varios, es decir, mil oficios, todos ellos respetables. Total, sólo puedes desinteresarte de estos números básicos si eres millonario, o tienes un honorable puesto en el gobierno que te permita robar, o eres un ladrón de alto vuelo de cuello y corbata.
De los otros números, sobre pobreza, educación, salud y otros afines, dizque estadísticos, no me fío. No tiene lógica que se preocupen en difundir que todo va viento en popa si esto es real ¿acaso nos quieren comunicar que estamos comiendo bien? Lo que pasa es, que como los que mueren lentamente en la miseria en el mundo, no entienden de estadísticas, ni de economía, ni tienen estudios, ni el ánimo, ni los medios para enterarse y si así fuera, para protestar, las estadísticas sobre el particular nos dan gato por liebre ¿por qué? Porque así sigue pasando el tiempo, meciéndonos suavemente, mientras para el poderoso *Time is money*.
Sí Tras, estoy de acuerdo contigo: los números sabia y honestamente tratados pueden -y lo hacen- abrir importantes puertas de conocimiento y constatación de la verdadera verdad.
Dicúlpame eso sí, que sea escéptico en cuanto a la utilidad de los números en favor de los que sufren miseria, es más, es tanta mi desesperanza por su suerte, que me inclino a pensar como el gran escritor colombiano Gabriel García Márquez:
*El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo*
Un abrazo, Tras.
Pensador, por supuesto que los números no favorecen a los más pobres, y eso es porque los números están en manos de los ricos, quienes necesitan, no lo olvidemos, que existan pobres para su supervivencia y el crecimiento de su riqueza. Así sucede en Perú, en España y en todo el mundo, ese es el auténtico sistema en que vivimos, un sistema decorado con estadísticas y adornado con falsos objetivos de igualdad y libertad, un sistema de injusticia lleno de palabras justas y falsas. Un sistema que hay que ocuparse constantemente de desvelar sus fundamentos.
ResponderEliminarGracias y saludos.
El hombre quiere medirlo todo en su conveniencia.
ResponderEliminarNo me gustan los números,
estoy reñida y desconfío de ellos,
se manipula mucho a través de ellos.
El día que se pueda contabilizar
la calidad humana
y esta sea tan grande
como la pobreza en el mundo
de tal modo que se pueda hacer algo
para cambiar el mundo,
ese día, haré las paces con los números.
Un saludo Alfonso
Aurora, me gusta cómo lo dices, me gusta que estés reñida con los números de esa forma. Quizá una próxima revolución consista en dejar de utilizar números para hablar de personas.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Ya lo han dicho antes. Deberíamos olvidarnos de la economía y de contabilizarlo todo, y dar mas importancia a las letras, al pensamiento y los sentimientos.
ResponderEliminarQue hoy parece que estudiar letras es una aberración.
Carlos, hoy parece que ser un humano interesado en algo que no sea el dinero es una aberración.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Los numeros de las estadisticas, como bien dices, estan al servicio de los poderosos, para reforzar sus calculos asesinos o para difundirlos y confundir y enganar a las almas bienpensantes.
ResponderEliminarLos otro numeros, como apunta "el pensador" son altamente necesarios para controlar nuestras propias vidas y no dejarnos arrastrar por el canto de las sirenas.
Si los pobres del mundo supieran contar no harian mas reverencias a sus amos. No crees?
NUMERO, te bendigo!
Saludos
Sí, Igoa, así son las cosas, tal y como las comentas e incluso aún más complicadas que los propios números.
ResponderEliminarGracias y saludos.