¿ARTE?
INVENCIÓN
El inventor no sabía
cómo llamar a su criatura. Tendría vida. Sabría quién era. Sofocaría las
murmuraciones. Engendraría perversiones. Saltaría sobre las olas. Ofrecería
alegría. Trasmutaría pensamientos. Haría florecer sentimientos. Construiría
para destruir. Destruiría para reír. Jugaría y jugaría hasta morir.
La llamó con un nombre
indecible.
ACIDEZ
DE ACTUALIDAD
Los escritores
que aún quedan han leído la Biblia y alguna otra cosilla. Los políticos en el
siglo XX todavía leían e, incluso, escribían (véase el caso de A. Hitler). En
el XXI solo saben leer hojas de cálculo informatizadas y se van quedando
ciegos.
MITO
Y MITOS
La existencia del
alma gemela es un mito que, como todos, se hace realidad en quien quiere que
así ocurra. Los antiguos mitos ya no tienen buena fama pero siguen proporcionándonos
la ocasión de ser felices o de dar nombre a lo que no podemos digerir.
CREATIVIDAD
CONTEMPORÁNEA
El arquitecto F.
L. Wright, junto con Picasso, es el paradigma de la creatividad en el siglo XX.
La creatividad que parecía ser la puesta en práctica de la libertad absoluta.
Hoy tenemos mucho absolutismo y poca creatividad. Las puertas que los grandes
creadores abrieron han quedado entornadas y atascadas, pero a nosotros nos
queda la posibilidad de hacer agujeros en los muros absolutistas de la globalización.
EL
MAESTRO
El viejo Fausto
había llegado a la edad en que se puede mirar atrás, como si el tiempo fuera
espacio, y reconocer, en el horizonte del pasado, que había vivido. Su vida era
una fina línea de luz que perdía su intensidad hacia el cielo de lo que puede
ser recordado, la que él podía ver en el horizonte a espaldas suyas. Esa luz le
proporcionaba una serenidad acuñada en pliegues vitales que le hacía no temer a
la muerte aunque no la deseara. Y esa misma luz transportaba, como motas de
polvo suspendidas en el haz que atraviesa las rendijas de una ventana en un
atardecer de verano, la constatación de que había vivido y no había realizado
su vida, era una vida sin hechos, estaba llena de actitudes, decisiones, dudas,
pensamientos, pero hechos… Casi no podía recordar ninguno iniciado por él, solo
los sobrevenidos por la vida de los otros, por la vida de su familia, de su
ciudad, de su casa, de sus libros.
El anciano
maestro clamó al cielo en silencio y fue contestado por el infierno. Las líneas
que escribía con su pulcra letra dejaron de tener fin, comenzaron a no saber
llegar al punto. Había pedido desde la inquietud no conocer la inquietud; la
respuesta a su demanda fue la reaparición de su olvidada juventud en forma de
serpiente. El escurridizo animal se enroscó en su sabiduría y le hizo conocer
el amor hasta convertir en imposible una vida sin deseo, sin curiosidad y sin
acción. La muerte arrepentida fue la respuesta a su llanto.
Simplemente genial...
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, Mark. me alegra que lo valores de esa forma.
ResponderEliminarY saludos.
Podría escribir y escribir fruto de mi divagar ... Pero por reseñar algo, quizás sólo fruto de la casualidad...
ResponderEliminarMuy acertada la definición de alma gemela, verdad a "medias" esas que ocurren si las pequeñas motas de polvo y sentimientos que sostienen nuestros sueños conspiran por hacernos ver, sentor, predecir que es y está.
El alma es algo que me atrapa y la palabra gemela... Lo complica, enreda y algunos dicen que ensalza... Aun más.
Quizás, a veces ... Se enrosque en la sabiduria e intuición y al igual que -ya pasó- la mordedura de la serpiente nos haga caer en burda redención.
Abrir los ojos, despertar y pronunciar nombres indecibles, abrir los ojos, mirar atrás.
Un abraz✴
Athenea, has hecho un comentario-poema que te agradezco infinito: serpiente, redención, medias verdades, predicción...
ResponderEliminarHay muchas realidades que continúan por definir aunque oficialmente estén ya definidas.
Gracias y saludos.
Lo que escribes bajo el título "El maestro" sobrecoge. Dices que había vivido pero era una vida sin hechos y estaba llena de pensamientos, dudas, actitudes y decisiones. Me pregunto si también indecisiones que le llevaron a estar ajeno más que a intervenir. También podría haber una vida con muchos hechos y pocas dudas, pocos pensamientos. Una vida en la que se hacen muchas cosas como si esas cosas fueran objetos de consumo: hacer y hacer y hacer sin pensar, sin dudar.
ResponderEliminarSigo en el horno madrileño, qué calor. Te deseo feliz verano.
Abrazos.
Celeste, me encanta lo que comentas. Ambos extremos nos llevan a una vida incompleta que no dan ganas de vivirla.
ResponderEliminarGracias y saludos.