El mundo de lo cómico,
de lo divertido, de lo burlesco, de la chanza, la bulla y la fiesta nos
acompaña desde ese momento indefinible en que empezamos a ser humanos. Ha
tenido y tiene muchas formas, ha sido y es perseguido como cualquier
manifestación liberadora del desorden humano frente al orden social del tipo
que sea. Hoy el carnaval es un resto de lo que fue una alternativa a la vida
ordenada y trascendente de las sociedades religiosas de Occidente. Y me gusta añadir para lo que quiero contar aquí que, en
la vida cotidiana, fuera de momentos del año reservados para el desenfreno,
apareció en el siglo XIX una forma de espectáculo cercana al teatro que se
adaptaba bien a los inicios de las sociedades laicas que comenzaron a desarrollarse
en Europa, una forma que se denominó cabaret, o sea, taberna en su original
francés.
Aunque herederas del
carnaval y del cabaret, las drag queens actuales me parecen a mí una pobre
expresión contemporánea de la ambigüedad tradicional del uno y del otro, una
ambigüedad que en un momento dado sirvió de vehículo de expresión para
alternativas vitales y artísticas a las que la sociedad oficial, signifique eso
lo que signifique, no quería dar cabida. Eso no es óbice para reconocer que las
drag queens, se valoren como se valoren, pertenecen a ese mundo de la chanza
que nos hace más humanos, y utilizan en sus parafernalias representativas
cualquier cosa que pueda ser espectacular, cómica y frívola, como es natural en
su actuar compulsivo y desenfadado.
Y va la Iglesia
Católica y se queja de que han utilizado su fabulosa parafernalia
estético-sagrada como motivo de sus espectáculos en el carnaval. Las cuestiones
éstas de las quejas y el respeto que preconiza la Iglesia Católica, o una parte
de ella, parecen formar parte en sí mismas de un número de cabaret jocoso y
ambiguo. Las iglesias y museos están llenas de imágenes cuya estética nunca ha
sido rechazada por la Iglesia, y cuyo reflejo en la mirada de quien las
contempla o adora es, cuanto menos, alternativo respecto a una sociedad que se
pretenda ordenada y con presunción de racionalidad. Atléticos cristos
sangrientos. Magdalenas seductoras y penitentes. Vírgenes cuya belleza se
encuentra sepultada por kilos de adornos imposibles o incluso está apuñalada.
Santos y santas de una ambigüedad pre-reivindicativa de los derechos de gays y
lesbianas… En fin, que la riqueza estética y conceptual de las imágenes
sagradas en cuanto a las desviaciones humanas es tal que la Iglesia Católica no
puede pretender que no se utilicen como motivo de recreación de cualquier
espectáculo que pueda querer provocar o gozar de un brillo de lo torcido que
durante siglos se ha ofrecido con toda naturalidad en espacios considerados
sagrados.
Parece que ni ellos mismos,
los portavoces de la sacra oficialidad que se pretende religiosa, hayan
entendido sus propias palabras: mundo, demonio y carne.
La iglesia catolica es un gran circo, no hay que ver mas que sus procesiones, cristos, virgenes, santos y santas llevadas a hombros sobre laureles, hombres encapuchados. Mujeres descalzas, muñecos gordos y bajitos, gigantes...
ResponderEliminarY los angeles sin sexo, bisexuales.
Toda una feria, una chachara.
Tus imagenes lo ilustran muy bien, bajo tu escrito tan bien hilvanado.
Un saludo Alfonso
Muchas gracias, amiga Aurora. Parece mentira que ellos no se den cuenta de su propia propuesta circense.
ResponderEliminarGracias de nuevo y saludos.
Hay un dicho en el mundo del baile: "lo que pasa en la pista se queda en la pista".
ResponderEliminarQuiero decir que el carnaval se invento para eso y es su esencia. Y todos los años pasa lo mismo aunque sin redes.
Y mañana a misa y de procesión otra vez. Y la Iglesia pasa, por mucho que siempre encuentren un clerigo haciendo aspavientos.
Lo triste es que se oculta otra denuncia grave como es la que habla de la mafia cardenalicia empeñada en esconder sus crimenes, incluso contradiciendo al papa y la iglesia de base.Las fotos excelentes como siempre. En este caso "hechos unos cristos" jajajaja
Todo lo que dices, amigo Carlos, es muy interesante. Seguimos, o siguen, dando vueltas a cosas que no las tienen y siguen escondiendo cosas que sí las tienen.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Mira, amigo Trans, aqui cuando ven esos cristos ensangrentados y esas virgenes medio desnudas y enjoyadas no entienden por que critican los sacrificios cruentos de otras religiones o, se chancean del dios cabeza de elefante...
ResponderEliminarEl poder, amigo, todo lo trastoca, lo amana y encima, enviados poe el dios verdadero...
Asco!
Qué bien cuentas, amiga Igoa, cómo se ve desde allí, y cómo es en realidad.
EliminarGracias y saludos.