La rebeldía es mi
signo. Ella me ha elegido desde que era un niño, lo supe sin saberlo cuando en
un libro del colegio no comprendía que se ensalzara la patria y la bandera en
relación con aquello tan terrible que yo imaginaba era la guerra.
Es una rebeldía
tranquila y pacífica que no desea la ceguera ante el cambio que padece el
conservadurismo ni la ceguera acerca de saber quiénes somos y fuimos que
ostenta el progresismo.
Desde ella, desde mi
rebeldía, reencontrarme con la obra rebelde de un artista rebelde es un
auténtico gozo intelectual, sensorial e incluso erótico.
En 1927 Joan Miró
afirmó que quería asesinar el arte. Su obra posterior a dicha afirmación
confirmó y desarrolló que aquellas palabras no eran un desliz provocativo de un
joven en los inicios de su explosión creativa, sino todo un programa a
desarrollar en su pintura y en los objetos que él incorporó a ella y refundó
como esculturas.
En la exposición del
antiguo asesino del arte que actualmente se exhibe en Caixaforum de Madrid, el
visitante puede casi palpar, rodeado literalmente por los objetos cultivados
artística y anárquicamente por Miró, que alguien que desapareció hace más de
treinta años continúa poseyendo la vitalidad de la rebeldía en su obra, esa
obra tan frecuentemente despreciada con adjetivos fáciles como casual o
infantil, como irrefrenablemente poética y cautivadoramente escatológica
resulta en su colorido y falta de él, en su referencia literal a las cosas que
forman el mundo y a su aspiración hacia las estrellas, en su discontinuidad
continuista, en su llamada al signo, en su generosa revolución constante.
Y Miró, su obra, no se
merece una exposición razonada de argumentos por mi parte, sino unas apasionadas
hortalizas cubiertas de extrema gracia e iluminadas por la tenue luz estrellada
que convierte lo que uno aprecia en galletas de mimbre, en colorida evocación
de la crítica, en amasado de la tierra por quien la ama con cierta lujuria y
espasmo cerúleo.
Una abeja asoma entre
los signos haciéndose con los colores básicos que el maestro de la tierra y el
cielo palpable nos ofrece a diario mientras quema su obra sin brasas de pasado.
Sexo alegre y fileteado. Aperos que escarnecen las gubias. Gimoteo del pájaro
que asoma en la luna. Miró, obra, luz, juguete, espejo y fragancia. Tiempo
consútil. Risa.
Gran rebeldía...
ResponderEliminarUn buen asesino rebelde fue Miro. Deberiamos aprender de el a traves de su obra.si todos fueramos asesinos rebeldes en otro mundo viviriamos
ResponderEliminarContinua siendo rebelde
Un saludo Alfonso
Desde mi rebeldía y -un añadido- mi insatisfacción, saludo al Miró que nos presentas. Pero, cuidadín, con unir tu rebeldía a la aparente rebeldía de otros. La rebeldía es solitaria.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo 'tras...'.
Sí, Mark, una rebeldía que sigue inspirando caminos de creatividad.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Aurora, la obra de Miró sigue inspirándonos a toidos.
ResponderEliminarContinuaremos con la rebeldía, no hay otra forma de onstruir un camino mejor.
Gracias y saludos.
Gracias, Blas, por compartir la rebeldía y a Miró. Y gracias por el recordatorio; la rebledía es solitaria aunque pueden encontrarse diversas rebeldías y hacer que todo tenga la posibilidad de cambiar.
ResponderEliminarGracias de nuevo y saludos.
Mientras se controle ó se sublime la rebeldía es positiva, pero cuando te machaca y no te deja expresarte con mesura hasta que controlas la calma, te destroza.
ResponderEliminarA lo mejor es porque estoy viendo un telediario y no le puedo dar salida a lo que veo y oigo.
Estoy contigo, a mi manera. Gracias. Un saludo cordial.
ResponderEliminarLa obras de Miró llegan al corazón de quien sabe mirar con sencillez toda la grandeza y la picaresca de sus maravillosas esculturas. Un saludo
ResponderEliminarCarlos, hay que dar salida a la rebeldía porque la realidad se empeña en ser conservadora sin razón o, en muchos casos, solo con razones económicas.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Por supuesto, Pablo, a tu manera. Y añadir que hay mejores maneras y peores. Evidentemente la tuya es de las primeras.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Agueda, es muy acertado y hermoso lo que comentas sobre la obra de Miró.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Rebelion, si, contra algo que conocemos bien y denostamos.Rebelion, con aspiraciones, con planes de futuro.
ResponderEliminarMiro se hizo libre con otros rebeldes.
Saludos y gracias por esta Expo.
Sí, Igoa, rebelión siempre porque el camino que queda por delante siempre es igual de largo para la libertad.
ResponderEliminarGracias y saludos.