Levanté una esquina de la parda alfombra del deseo y encontré bajo ella el color, era como un polvillo exquisito que quise tocar. De inmediato, la alfombra me envolvió y comenzó el sueño. *** La tiránica alegría del poder modela miseria. Es la falacia de la no intervención. *** Cuando se reflexiona, el músculo se carga de vida y la vista percibe nuevos e inútiles colores. *** Sin habla no habría nadie, sin sueño todos serían muertos. *** Si el mundo fuera una cesta la compañía de los otros serían los agujeros que dejan entre sí el entretejerse de las fibras que la componen. *** De rodillas pensaba que el mundo era una fiesta. *** Visto lo evidente mejor apagar la luz.






Color hay, pero con sabor a muerto. Un abrazo, 'tras...'.
ResponderEliminarLa muerte parece estar en lo pasado pero nos espera en el futuro, amigo Blas.
ResponderEliminarGracias y saludos.
mMe quedo con la sonrisa de ese apostol primero: la ESPERANZA!
ResponderEliminarSaludos
Sí, Igoa, esa sonrisa casi eterna parece decirnos que la vida sigue.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Lo asociamos a muertos por nuestro sentir ante la muerte y la imagen de sepultura, sin embargo estas figuras respiran vida. Con libros, instrumentos de músico, cenas...no falta mas que lo otro y puede que entre animales y hojarascas se esconda alguno. Hasta un ventanuco hay para que respire la pared.
ResponderEliminarSí, amigo Carlos, la vida respira por los entresijos de tanta piedra que parece vencer al tiempo mientras lo soporta.
ResponderEliminarGracias y saludos.