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EL LIBRO DE LAS EMOCIONES (47)


 

 

CUADRAGÉSIMO SEXTA EMOCIÓN


Uno a veces cree descubrir un alma, o un espíritu, en o tras un cuerpo que le gusta, que lo atrae, en una mirada que parece tener que decir o absorber todo un mundo en común con uno mismo, en una sonrisa que pareciera expresar mucho más que deseo o complicidad.
 
 
Pero casi nunca es así, casi siempre es un engaño de la naturaleza humana que quizá solo sea la expresión de la necesaria renuncia a la soledad de quien es genéticamente social.
 
 
¿Eres tú, Raúl, la encarnación de uno de esos deseos equivocados que pretende vengar o poner de manifiesto la banalidad disfrazada de hondura de quien se deja llevar por ellos, de mí mismo?

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