El
orden es uno de los azarosos estados del caos.
Los defensores
de Loquehay pretenden plantear una disyuntiva para la que no existe elección:
nosotros o el caos. Según ellos el caos es inelegible, nadie podría desearlo, y
tienen razón puesto que el caos de Loquehay es imposible que nadie pueda
desearlo o defenderlo salvo quienes sacan un partido económico directo o
indirecto de sus prácticas.
El caos que los
defensores de Loquehay plantean como no alternativa a sus prácticas, que ellos
afirman gratuitamente estar apartadas del caos, es lo único que quienes no
sacamos un partido económico directo o indirecto de Loquehay (al menos las tres
cuartas partes de la población) podemos elegir. Y esto es así porque, en primer
lugar, nosotros planteamos que entre nuestros objetivos vitales individuales y
colectivos no se encuentra en primera posición la mayor ganancia económica
posible a cualquier precio (nunca mejor dicha esta referencia al precio) y, en
segundo lugar que pasa a ser el primero debido a lo expuesto, aspiramos a una
organización política y económica que no solo favorezca a la mayor parte de la
población sino que además sea capaz de incluir en sus propuestas a minorías de
todo tipo y condición.
El caos al que
nos han abocado los defensores de Loquehay tiene de bueno que no es alternativa
al caos de lo que puede suceder si rechazamos entre todos Loquehay. El posible
caos futuro podría ser el padre y la madre de una nueva organización social más
favorecedora de la vida de todos, mejor estructurada y con tendencia a la
inclusión en lugar de a la excluyente exclusión que el caos de Loquehay plantea
como presente y futuro de todo aquel que no haya sido agraciado con la gracia
de elegir Loquehay simplemente por el hecho de que pretenda mejorar la vida de
la mayoría, no vivir plegado a lo que las corporaciones de Loquehay sostienen
que hay que hacer para que todo siga igual, caóticamente estable para unos
pocos y terriblemente inestable para la mayoría.
La apuesta que
hago aquí por el caos de lo nuevo es la única alternativa posible al caos de
quienes conforman Loquehay. Espero y deseo que muchos otros ciudadanos apuesten
por un caos creativo que sea capaz de ordenar el caos actual de la tiranía
disfrazada de libertad y sostenida por la inocencia de algunos ciudadanos
utilizados por el caótico compromiso con Loquehay.
Ese caos creativo como bien dices puede ser capaz, pero nunca sin voluntad. Y hay deasiadas voluntades comprometidas... Por desgracia. Poco a poco... Quizá. Un saludo de luz. Gracias
ResponderEliminarLo que hace falta es que haya una política que no sólo vele por los intereses propios...No me gusta para nada el caos. Un besito
ResponderEliminarNi caos nuevo, pero tampoco el caos de Loquehay. Yo acabaría con el caos de Loquehay aplicando la más estricta legalidad, si al caos se le puede aplicar algún tipo de ley positiva, porque tal vez si se le puede aplicar alguna ley física. El nuevo caos soy reacia dado que estamos viendo cómo muchos de los nuevos caóticos pregonan muchos postulados que ni ellos mismos se creen, ni si saben si podrán llevar a la práctica.
ResponderEliminarResumiendo, como dice Águeda, no me gusta el caos.
Un cordial saludo y alegra leerte.
Sí, Athenes, quizá... Aunar voluntades y estar abierto al cambio puede conseguir que sigamos adelante. Veremos.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Claro, Agueda, el caos no es deseable, por eso hay que rechazar el caos en el que vivimos y que nos venden como un orden inevitable.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Inma, parece que, como en el juego de la oca, solo podemos ir de caos a caos. Pero me parece que el caos de Loquehay, conocido y fracasado, es peor que el posible caos de lo nuevo, al menos eso abre puertas al necesario cambio para poder seguir adelante.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Tu entrada la había leido ayer, pero no pude (desde el móvil) ponerte un comentario. Tengo que perfeccionar mis conocimientos.
ResponderEliminarTe decía que, "en mi línea, no me apuntaré ni al Loquehay ni al Caos". Estoy más cercano a los 'yayoflautas', o eso creo o, quizás -SEGURO-, a mi "Libertalia".
Un abrazo.
Vamos, Blas, apúntate al caos futuro desde esas sufridas tierras camboyanas, seguro que extraordinarias, y que dejarán huella en ti.
ResponderEliminarGracias y saludos.
El problema es que el caos de Loquehay está acompañado de una tragedia humanitaria, solo necesitamos un gobierno que atienda esta tragedia y sea amigo y receptivo del empoderamiento y la disidencia de la ciudadanía…
ResponderEliminarSaludos.
Eurotopia ¿dónde estará ese gobierno necesario al que te refieres? Quizá esté más cerca de lo que creemos gracias al poder que, entre todos, podríamos ejercer.
ResponderEliminarGracias y saludos.
No se si he comprendido bien tu propuesta, pero intentaré contestarte:
ResponderEliminarSi existe un nuevo gobierno que nos aleje de este caos y su orden engañoso, a mi no me asusta un nuevo caos, pero un nuevo caos que se deje ver, para poder luchar todos contra él y así lograr un orden real y tan necesario para todos.
Necesitamos de una política transparente y no tan sucia y mezquina como la que estamos viviendo hoy.
Creo en el futuro, cada vez hay más partidos políticos que se ven obligados a dialogar. Pienso que terminaremos con las políticas autoritarias y creo en un futuro mejor.
Un saludo tras
Aurora, me encanta leerte porque veo en ti a alguien que está dispuesta a construir ese futuro mejor. Es lo que nos hace falta. El caos en el que estamos es terrible, sobre todo porque está disfrazado de orden. El futuro puede ser caótico pero, al menos, algunos plantean una alternativa a este supuesto orden nefasto en que vivimos.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Aqui Shiva es el dios destructor...El mundo nuevo emerge del CAOS.
ResponderEliminarSaludos
Igoa, dejo aquí una ofrenda a Shiva, un dios sabio sin duda puesto que emerge del caos.
ResponderEliminarGracias y saludos.
A veces creo que no los aguanto ni un segundo más. Y cuando escuché esa frase del caos es que me dio un puñetero asco. Es que todo lo que dicen me repugna.
ResponderEliminarTambién apuesto por la creatividad, la imaginación que nos hace falta mucho de esto para no ver a esa gente envalentonarse más.
Gracias por compartir estas magníficas reflexiones.
Saludos
Sí Celeste, no hay quien lo aguante. Lo mejor que podemos hacer es seguir apostando por el cambio y la renovación.
ResponderEliminarGracias y saludos.