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PAPELES PÓSTUMOS DE "ROJO" (LXIX)


 

 

No he podido, o sabido, encontrar otra forma de hacer pública mi penúltima novela que publicarla por entregas aquí.

Eso voy a hacer en los próximos días, un fragmento por día, en paralelo a mi página de Facebook:

https://www.facebook.com/independiente.trashumante

Su título es:

PAPELES PÓSTUMOS DE “ROJO” (copyright Alfonso Blanco Martín)

 

 (Quien desee tenerla y leerla completa, no tiene más que escribirme a trasindependiente@gmail.com, o por “messenger” en Facebook, y por 10 euros (gastos de envío incluidos) se la imprimiré y se la enviaré dedicada por correo)



***

 

Bien recuerdo que tú no te acercaste y que en tu no acercamiento prendió mi interés por tu persona, por lo gris que parecías ofrecer, por el hueco que recordabas con tu no presencia que yo debía llenar, el hueco de la madurez, el hueco de acercarme a la muerte inexorablemente, eso de lo que yo presumía no temer. ¿Tenías un plan ya premeditado? Es muy posible, o quizá sea la única posibilidad posible de esa nuestra amistad que yo no deseé, pero que busqué sin posibilidad de elección.
 
 
Este es un no lugar casi sin preposiciones, con pocos pronombres demostrativos y muchas otras carencias de lenguaje que “hablan” de que su dimensión no es la vuestra, la mía de antes, aunque yo sea capaz de hablar desde “aquí” gracias a que el recuerdo permanece. De hecho, creo que no soy ninguna otra cosa que recuerdo, al menos esto que es capaz de decir estas palabras no es otra cosa que recuerdo porque ya no soy un quien, ya soy un algo quizá fragmentado, como una nube que solo es un conjunto de gotas que podrían ser cristales si la temperatura así lo decreta. Echo de menos la temperatura, aunque en esta dimensión (por hablar en palabras comprensibles) echar de menos es una forma de traducir la inacción como forma de vida, o de muerte… Para los que vivís soy un muerto, para mí, que por fin he alcanzado el estatuto de no ser nadie, ni soy ni dejo de ser, existo en la irrealidad de una realidad que, ahora que comprendo la realidad que abandoné o me hizo abandonar Luis, es inabarcable por pequeña, por atemporal.
 
 
(Continuará)

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