No he podido, o sabido, encontrar otra forma de hacer pública mi penúltima novela que publicarla por entregas aquí.
Eso voy a hacer en los próximos días, un fragmento por día, en paralelo a mi página de Facebook:
https://www.facebook.com/independiente.trashumante
Su título es:
PAPELES PÓSTUMOS DE “ROJO” (copyright Alfonso Blanco Martín)
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¿Qué ocurrió con Daniel?
¿Quién fue y quién es Lucía?
¿Hay algún porqué en Luis?
¿Quién o qué es Alfonso?
¿Cómo piensa y siente Mariana?
Quizá haya un resquicio entre la vida y la muerte que se aparece a veces y es capaz de revelar facetas de auténtica vida.
(Quien desee tenerla y leerla completa, no tiene más que escribirme a trasindependiente@gmail.com, o por “messenger” en Facebook, y por 10 euros (gastos de envío incluidos) se la imprimiré y se la enviaré dedicada por correo)
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Hace treinta días exactos que recibí por correo dos grandes sobres iguales, sin remitente. Uno de ellos, plano y flexible, con toda seguridad contenía papeles; el otro, abultado y duro, podría contener casi cualquier cosa. Efectivamente, al abrir el primero comprobé que contenía unas hojas de papel mecanografiadas. El contenido del segundo eran unos cartones doblados que protegían una pequeña grabadora de “cassettes” con una cinta en su interior. Ninguno de ellos contenía una aclaración por escrito de lo que ofrecían. Tras ojear los papeles y comenzar a escuchar la voz grabada en el aparato empecé a descubrir que contenían historias complementarias, no lo que casi esperaba y que hubiera consistido en que lo grabado fuera la reproducción de lo que los papeles ofrecían por escrito. Eran historias diferentes que podían ser la misma, historias cuyo protagonista directo o indirecto era mi querido amigo Daniel.
Cuando puse el aparato grabador en marcha reconocí la voz inconfundible, gutural y que acentuaba especialmente las vocales, de Mariana (quien oficialmente es la suegra de Daniel, aunque ese apelativo no le correspondiera ni por carácter, ni por actitud), una voz que solo he escuchado una vez, en aquella comida de Navidad tan inolvidable, e inconfundible, a la que acudí con Daniel y Lucía debido a la peculiar invitación de la benéficamente particular Mariana. Tan peculiar como era ella misma, una mujer actual que superaba los sesenta años entonces y que parecía ser una mujer más joven a ratos o una mujer tradicional en ocasiones. Inclasificable y atractiva, llena de humor y seriedad, aguda en su decir y directa en su mirar.
En el otro sobre comencé a leer las que sin duda son las memorias de mi amigo, unas memorias fragmentarias que yo denomino así, aunque él en ningún momento les dé ese nombre, puesto que no tienen título. Unos papeles llenos de sinceridad y perplejidad que me emocionan y parecen hablarme de una forma tan directa como elaborada. Daniel, siempre tan reflexivo, incluso desbordado por su propia reflexión, está ahí, en esos papeles. Daniel, tan creativo y tan poco dado a escribir superficialmente, está en esas letras. El amigo que no se identificaba con su nombre y que para mí, en cambio, es Daniel, el único Daniel posible, aunque haya conocido a otros humanos con ese nombre; ninguno como él por el cariño que le tengo, claro, pero por muchos otros matices que unidos en el amigo solo él contenía.
Yo solo he transcrito con la mayor exactitud (la puntuación es mía, claro) el contenido de la cinta, y he hecho lo mismo con las letras de mi amigo, respetando al máximo lo que él escribió, aunque haya hecho alguna pequeña corrección puramente sintáctica para su mejor comprensión y la haya dividido en capítulos, sin mucho énfasis, según me parecía que los fragmentos tenían continuidad o discontinuidad entre sí. Solo he intentado proporcionar algo de continuidad narrativa a sus fragmentarios escritos y completar algún párrafo suelto que parecía tener cabida entre ellos con el fin de proporcionar aún más sentido a lo que Daniel escribía, quizá con el afán de darle una forma más definitiva algún día, una forma más cerrada que lo que yo puedo ofrecer aquí y que pretende respetar y ser fiel a lo que él escribió. Tanto como que he añadido al final de su relato fragmentos que habían quedado sueltos entre lo escrito por él, pero que me han parecido que completan o complementan lo que él narra.
(Continuará)
Me parece muy bien!!!! Veré si puedo tus entradas
ResponderEliminarMuchísimas gracias, aunque siento que aparezcas como "Anónimo".
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