Ir al contenido principal

PAPELES PÓSTUMOS DE ROJO (X)

 


 

No he podido, o sabido, encontrar otra forma de hacer pública mi penúltima novela que publicarla por entregas aquí.

Eso voy a hacer en los próximos días, un fragmento por día, en paralelo a mi página de Facebook:

https://www.facebook.com/independiente.trashumante

Su título es:

PAPELES PÓSTUMOS DE “ROJO” (copyright Alfonso Blanco Martín)

 

 (Quien desee tenerla y leerla completa, no tiene más que escribirme a trasindependiente@gmail.com, o por “messenger” en Facebook, y por 10 euros (gastos de envío incluidos) se la imprimiré y se la enviaré dedicada por correo)

 

***

 

Mi propio estar como Daniel no es mío, no lo siento como mío y no sé explicarlo, solo sé que no me identifico con el nombre que me nombra. En cambio, Rojo me llama y lo siento mío, no es un color, es mi intimidad, como el interior brillante y oscuro de una concha marina que permite que la viscosidad de su inquilino se mantenga atrapada en lo que él no sabe que es su ser. Es lo que deseo mostrar y esconder, es algo así como si pudiera tener un yo (imposible realidad que se me impone sin creer en ella) que me perteneciera solo a mí, no ese yo de mi nombre que es el yo de cualquiera, el yo de alguien que vive y va muriendo, como todos.

Cuánta felicidad sencilla y cómoda me ha proporcionado mi apellido, es algo que celebro cada día, que me une a la etapa en que superé por olvido las pequeñas lacras del colegio, que entonces no me parecían lacras sino piedras del camino de la vida, y que se me hacían tan grandes que a veces pensaba o sentía que no podría con ellas, en una soledad inventada por mí que incluía el desconocimiento de compartir la pesada sonoridad de aquella escuela con muchos otros compañeros, quizá con sus soledades.

Rojo me aleja, curiosamente, de las estadísticas en las que participa Daniel, como cualquier otro humano, esas de las que no se puede huir aunque su fundamento sean unos números que nada expresan y todo lo tiranizan, la estadística de los niños o los jóvenes cuando lo era, la de los trabajadores por cuenta ajena ahora, la de los hombres sanos mientras dure, la de los mayores de cuarenta enamorados, como ahora soy, la de quienes piensan y sueñan en la muerte como final y principio sin tener fe (¿habrá una estadística para eso?), la de los hombres sin hijos (hasta ahora), la de los europeos que se creen cosmopolitas (en sus sueños, los míos), la de los urbanitas con vocación de paseantes (sin rumbo y con rumbo), la de los solitarios simpáticos (o eso creo), la de los escribientes (con vocación de serlo siempre).

  

(Continuará)

 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL OCASO, LA AURORA

  Por muy hermoso que pueda ser un atardecer en Praga, en el Río de la Plata o en el Sahara, el amanecer nos espera como una puerta abierta a cualquier posibilidad que podamos inventar, sirviéndole de alternativa. Su belleza se encuentra en su potencialidad luminosa y en el ofrecimiento que nos hace de seguir caminando, incluso aunque solo sea en círculo. Y nuestro deseo de luz no se produce para que quede iluminado algo que pertenece al pasado, como en la imagen hoy irrepetible, que ha sido aniquilado cumpliendo el afán destructivo que caracteriza hoy las sociedades humanas y que pretende sustituir el afán de renovación que caracteriza nuestros mejores momentos.  ¿Cómo diferenciar la aurora del ocaso? Solo podemos hacerlo gracias a nuestra disposición a vivir o a descansar, a olvidar, a recordar y a renovar la vida en su constante cambio y en su permanencia inestable, la que proporciona esos momentos de felicidad que dan sentido al recorrido circular

COMUNICARSE

Desde que comenzó el año he dedicado parte de mi tiempo a compartir con quien le interese una de mis pasiones, la fotografía, gracias a la existencia de comunidades en la red que permiten hacerlo con personas de cualquier parte del mundo. Está siendo una gran experiencia por lo que supone contemplar lo que produce esa misma pasión en otras personas y lo que sugiere en ellas el producto de la mía. Resultado de esa agradable experiencia es que uno, sin pretenderlo, llega a conocer lo que más gusta a otros de lo que produce. Una curiosa experiencia esta de la comunicación que pone en valor unas fotografías sobre otras y enseña lo que uno es capaz de comunicar aunque no lo pretenda. Dejo aquí algunas de las fotografías que más han gustado y que han hecho que yo aprenda y sepa algo más de lo que somos, queremos, apreciamos y disfrutamos quienes nos decidimos a comunicarnos, en este caso a través de la imagen: Cómo me alegró que esta fotografía, tomada a más de 4300 metros de

ACTUALIDAD CIUDADANA

El otro día me encontré llorando ante las noticias que llegaban desde París, ante la barbarie indiscriminada y ante las reacciones de fuerza y miedo de los ciudadanos por excelencia que son los habitantes de la extraordinaria capital de Francia. La tristeza es una reacción normal ante la violencia ejercida contra mis vecinos, en sus lugares de encuentro y en unas calles a las que amo tanto por vivencias personales como por ser calles emblemáticas de la convivencia ciudadana. Pero lo más normal puede que no sea lo más deseable. No me he encontrado llorando ante los continuos atentados con un volumen de muertos ya incontable en países como Irak, Siria o Líbano, países que parecen ajenos a nosotros pero de cuya historia también somos herederos, aunque lo olvidemos más fácilmente que la herencia de la ciudadanía creada y recreada en Francia y puesta en práctica durante siglos en las hoy azotadas calles de París. ¿Seguiré (seguiremos) sin tener la auténtica e íntima conciencia