Ir al contenido principal

PAPELES PÓSTUMOS DE "ROJO" (XL)


 

 

No he podido, o sabido, encontrar otra forma de hacer pública mi penúltima novela que publicarla por entregas aquí.

Eso voy a hacer en los próximos días, un fragmento por día, en paralelo a mi página de Facebook:

https://www.facebook.com/independiente.trashumante

Su título es:

PAPELES PÓSTUMOS DE “ROJO” (copyright Alfonso Blanco Martín)

 

 (Quien desee tenerla y leerla completa, no tiene más que escribirme a trasindependiente@gmail.com, o por “messenger” en Facebook, y por 10 euros (gastos de envío incluidos) se la imprimiré y se la enviaré dedicada por correo)




***

 

XIII

 

La primera vez que me habló de Ella fue en nuestro segundo encuentro. Él siempre la nombraba como Ella, cuando yo le pregunté su nombre él sólo dijo: Ella es Ella.

 

Para él, Ella era la mujer, no existía otra. Nunca supe si antes de Ella había habido otras, aunque estaba seguro que no le había sucedido ninguna después. O, al menos, que si había estado cerca de otra mujer y ella de él había supuesto una intensificación del vacío que Ella parecía haberle dejado.

 

- Ella hubiera pensado que nuestra amistad tiene algo de extraño y atractivo, aunque nunca hubiera empleado esas palabras. Ella hubiera dicho algo así como "raro y estrambótico". Era demasiado inquieta y segura como para utilizar palabras perfectamente comprensibles, aunque en sus labios todo sonaba tan natural y tan nuevo como si revelara a un alumno aventajado parte del conocimiento acumulado, no basado en pesadas experiencias sino en pura observación y generosidad. Cuando Ella hablaba todos los presentes, empezando por mí, callaban como si lo que Ella dijera fuera más interesante y acertado que cualquier afirmación o negación que se hubiera expresado hasta ese momento, y lo decía con una dulzura firme que resultaba irresistible. Su voz era densa y aguda, como recubierta por una pelusa espesa que le proporcionaba un timbre que la hacía reconocible en cualquier lugar, aunque estuviera oculta a los ojos, que acariciaba el oído y despejaba cualquier duda que se hubiera planteado en la conversación. Pero no era impositiva, acariciaba con su voz la mente como si la recorriera suavemente por dentro y conseguía que tus ideas, las de quien la escuchaba siempre hechizado, se suavizaran imperceptiblemente.

 

Yo estaba atónito, era la primera vez que lo oía hablar tan seguido, que veía en sus ojos una luz que parecía provenir de un interior cerrado y brillante que se acababa de permitir abrir como si yo tuviera una conciencia espejo de la suya, tan discreta y férrea como aparentaba ser la suya. No sé por qué me hizo recordar a Lucía. Desde luego Lucía no tiene ese poder que él describía, pero su voz de terciopelo un poco ajado era capaz de imponerse sobre la opinión de todos en cualquier reunión, y sabe muy bien cómo derivar las conversaciones hacia otro lado cuando a ella le interesa, no por ningún afán manipulador sino por un deseo de cambio permanente y de alternativa vital que parece ser una de sus más queridas inclinaciones.

 

(Continuará)

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL OCASO, LA AURORA

  Por muy hermoso que pueda ser un atardecer en Praga, en el Río de la Plata o en el Sahara, el amanecer nos espera como una puerta abierta a cualquier posibilidad que podamos inventar, sirviéndole de alternativa. Su belleza se encuentra en su potencialidad luminosa y en el ofrecimiento que nos hace de seguir caminando, incluso aunque solo sea en círculo. Y nuestro deseo de luz no se produce para que quede iluminado algo que pertenece al pasado, como en la imagen hoy irrepetible, que ha sido aniquilado cumpliendo el afán destructivo que caracteriza hoy las sociedades humanas y que pretende sustituir el afán de renovación que caracteriza nuestros mejores momentos.  ¿Cómo diferenciar la aurora del ocaso? Solo podemos hacerlo gracias a nuestra disposición a vivir o a descansar, a olvidar, a recordar y a renovar la vida en su constante cambio y en su permanencia inestable, la que proporciona esos momentos de felicidad que dan sentido al recorrido circular

COMUNICARSE

Desde que comenzó el año he dedicado parte de mi tiempo a compartir con quien le interese una de mis pasiones, la fotografía, gracias a la existencia de comunidades en la red que permiten hacerlo con personas de cualquier parte del mundo. Está siendo una gran experiencia por lo que supone contemplar lo que produce esa misma pasión en otras personas y lo que sugiere en ellas el producto de la mía. Resultado de esa agradable experiencia es que uno, sin pretenderlo, llega a conocer lo que más gusta a otros de lo que produce. Una curiosa experiencia esta de la comunicación que pone en valor unas fotografías sobre otras y enseña lo que uno es capaz de comunicar aunque no lo pretenda. Dejo aquí algunas de las fotografías que más han gustado y que han hecho que yo aprenda y sepa algo más de lo que somos, queremos, apreciamos y disfrutamos quienes nos decidimos a comunicarnos, en este caso a través de la imagen: Cómo me alegró que esta fotografía, tomada a más de 4300 metros de

ACTUALIDAD CIUDADANA

El otro día me encontré llorando ante las noticias que llegaban desde París, ante la barbarie indiscriminada y ante las reacciones de fuerza y miedo de los ciudadanos por excelencia que son los habitantes de la extraordinaria capital de Francia. La tristeza es una reacción normal ante la violencia ejercida contra mis vecinos, en sus lugares de encuentro y en unas calles a las que amo tanto por vivencias personales como por ser calles emblemáticas de la convivencia ciudadana. Pero lo más normal puede que no sea lo más deseable. No me he encontrado llorando ante los continuos atentados con un volumen de muertos ya incontable en países como Irak, Siria o Líbano, países que parecen ajenos a nosotros pero de cuya historia también somos herederos, aunque lo olvidemos más fácilmente que la herencia de la ciudadanía creada y recreada en Francia y puesta en práctica durante siglos en las hoy azotadas calles de París. ¿Seguiré (seguiremos) sin tener la auténtica e íntima conciencia